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Firmada en Lomé la convención que une a la CEE con el Tercer Mundo

Un acto oficial de tres horas de duración, donde se mezclaron discursos políticos y cánticos folklóricos, caracterizó la firma en Lomé, capital de Togo, de la segunda convención entre los nueve países del Mercado Común y los 58 en vías de desarrollo de África, Caribe y Pacífico. La denominada Convención de Lomé, entre los ACP y la CEE, entrará en vigor en abril de 1980, para un período de cinco años. Sus principios, basados en un caso particular de cooperación multilateral, deberán ser aplicados íntegramente por los tres futuros Estados miembros de la CEE, Grecia, España y Portugal, desde el momento de su adhesión oficial al Mercado Común.Lomé II es la continuidad de un modelo original de relaciones económicas y comerciales entre Estados europeos y gran parte de sus ex colonias. Ofrece, sin embargo, mecanismos totalmente distintos de otras convenciones, por sus concesiones unilaterales, sin obligación de reciprocidad, dadas por los países del Mercado Común al grupo de países del Africa negra, la zona del Caribe y el área del Pacífico.

Libre acceso al Mercado Común europeo para el 95% de las exportaciones de origen ACP, garantías de un precio mínimo estabilizado para la compra de gran parte de productos de base -incluidos los minerales- y unos 6.000 millones de dólares para préstamos o donaciones al desarrollo agrícola, industrial y minero, son los tres principios capitales de la Convención CEEACP.

Un ejemplo único de una cooperación multilateral dinámica

«Viva Lomé II», como figuraba escrito en la enorme pancarta colgada encima del escenario que acogía, alrededor de una gran mesa en forma de U, los 67 jefes de Estado, primeros ministros, ministros de Asuntos Exteriores o embajadores que, en nombre de sus respectivos Gobiernos, firmaron la nueva Convención. Representaban más de quinientos millones de personas repartidas, casi en partes iguales, entre el núcleo de países ricos, encarnado por el Mercado Común, y el abanico de países pobres de África, Caribe y Pacífico.

El espectro de la actual crisis económica fue, sin embargo, recordado en todos los discursos pronunciados. Una crisis que condiciona la política de ayuda al desarrollo por parte europea, «aunque el destino europeo depende de sus relaciones con el Tercer Mundo», afirmó Michael O'Kennedy, ministro irlandés de Asuntos Exteriores, hablando en nombre de la CEE.

Claude Cheysson, miembro -de la comisión europea -y uno de los artífices de la actual convención-, recordó que es la primera vez en la Historia que se establecen relaciones de cooperación económica «respetando la identidad de cada país». Saint Johri, viceprimer ministro de Barbados y presidente del grupo ACP, reconoció los aspectos políticos del acuerdo firmado, sin olvidar ciertas decepciones por la aplicación de la anterior Convención de Lomé I, en vigor desde 1975. El presidente togolés, Eyadama, pidió mayores relaciones comerciales entre los mismos países ACP.

Simone Veil, presidente del Parlamento Europeo, aludió a los principios de los derechos humanos. La presencia de nuevos representantes de los tres países que han conocido los regímenes más sanguinarios de estos últimos años en el continente africano: Uganda, Guinea Ecuatorial y Centroafrica, daban cierta credibilidad a la orientación más humanitaria que debería proteger a las poblaciones de algunos países ACP.

El folklore, perfectamente orquestado, de miles dejóvenes togoleses dio color y ritmo al acto de la firma, que empezó con dos horas de retraso por diferencias de último momento en torno a las garantías que piden los europeos para sus inversiones en los países ACP. «Cooperar, de acuerdo, pero limitando los riesgos», parecen opinar los medios financieros y económicos del bloque desarrollado. Eslóganes políticos, cánticos de alabanza a la cooperación CEE-ACP y brazos tendidos al ritmo de la música local intercalaron los discursos políticos. Unos 2.000 jóvenes, vestidos con tejidos estampados con los mapas de los países CEE y ACP, acogieron, delirantes, la llegada del general Gnassingbe Eyadama, presidente de la República togolesa y fundador del, naturalmente, partido único.

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