Las empresas buscan la sofisticación de sus productos para superar la crisis
El Salón Internacional de la Imagen, el Sonido y la Electrónica (Sonimag), cuya decimoséptima edición fue clausurada el pasado domingo, día 28, fue visitado por más de 130.000 personas; curiosos, aficionados y profesionales abarrotaron durante nueve días los 27.000 metros cuadrados de stands, según las primeras estimaciones de Juan Manuel Otero, director del certamen. Un total de 374 empresas de quince países -352 están establecidas en España- expusieron las últimas novedades en los sectores de imagen, sonido, electrónica y fotografía.
La oferta de productos se distribuyó entre la electrónica profesional y de componentes electrónicos (179 empresas), la electrónica de consumo (145 empresas) y la fotografía (cincuenta empresas).La presencia de las grandes multinacionales de la electrónica en el recinto ferial contrastó con la manifestación pacífica de un centenar de trabajadores de Lavis -con ocasión de la inauguración y clausura- que portaban pancartas contra la suspensión de pagos: 960 millones en deudas, pese al acuerdo con el grupo japonés Sharp. La manifestación puso en evidencia la crisis que atraviesa el sector, aunque las firmas europeas y japonesas ven en España grandes posibilidades de expansión comercial en vídeo y alta fidelidad, contra, «la media europea, que denota cierta saturación», dijo el señor Iba, director general de Sony. Jaime Delgado, presidente de Sonimag, manifestó en el discurso de apertura: «Este es un sector con el futuro asegurado, muy especialmente a corto plazo por lo que a España se refiere, ya que habrá de responder al reto que planteará el Mundial de Fútbol de 1982.»
Vídeo y alta fidelidad, tanto para el uso doméstico como profesional, fueron las vedettes de la feria. La gama de equipos domésticos de alta fidelidad lanza compactos y cadenas entre 45 y ochenta vatios de potencia, con aparatos sumamente sofisticados que eliminan, en la mayoría de los casos, teclas y demás conmutadores mecánicos, sustituidos por mandos a distancia, sistemas fotoeléctricos, indicadores digitales de velocidad, metraje y tiempos, busca-piezas automáticos, motores controlados por cuarzo... Las tapas de los cassettes disponen de apertura y cierre hidráulico, y se presenta la cassette con cinta de metal y prestaciones superiores a las actuales.
La presintonía y sintonía de los receptores de radio abandona el viejo dial por la lectura digital, con búsqueda automática de las emisoras. Philips presenta el primer autorradio que controla la selección y seguimiento de emisoras mediante microcomputador, capaz de almacenar en su memoria hasta sesenta emisoras de FM. El microcomputador selecciona, a medida que se desplaza el automóvil, el transmisor que ofrezca mejor señal de una determinada emisora. Los automóviles pueden disponer además, al igual que los últimos modelos de televisores, de un equipo de alta fidelidad. La miniaturización electrónica ha permitido fabricar minicadenas de alta fidelidad con equipos reducidos a 26 x 10 x 18 centímetros (ancho, alto y fondo). La gama de amplificadores va desde una potencia de 2 X 20 vatios, hasta 2 x 200 vatios para los más exigentes, según las necesidades técnicas y económicas, desde 60.000 pesetas en adelante. La aplicación de microcomputadores a los electrodomésticos permite disponer, por ejemplo, de un equipo de alta fidelidad que programa, en ausencia del dueño, el encendido y apagado de las luces de casa. Se comercializarán en el futuro computadores personales, como los presentados por la ITT, amén del View Data y Teletext adoptado por la Compañía Telefónica Nacional de España, que el próximo año prestará el servicio de transmitir informaciones escritas, vía red telefónica, desde el banco de datos al televisor del abonado.
Dentro de las Jornadas Universidad-Empresa se mostró una calculadora que canta con voz metálica las operaciones y resultados que se le ordena. Un aparato que permite la comunicación verbal de personas mudas; un ajedrez que «vocea» las jugadas y la Metaphaser -máquina americana de entretenimiento que produce la ilusión óptica del intercambio de las partes del rostro entre los dos participantes- son otros de los ingenios.
Las marcas japonesas ofertan minirradios, receptores extraplanos con calculadora incorporada y el receptor de televisión más grande, un 45 pulgadas en color, de Sanyo, que no se comercializará de momento, al igual que paneles de calefacción y refrigeración por energía solar. Todas las marcas disponen de videocassettes (precio medio de 180.000 pesetas), cuyo principal inconveniente es la ausencia de normas estándar -al contrario de la cassette de sonido- y la no homologación de los ocho sistemas en el mercado. Una de las marcas se anuncia con este eslogan: «Si no le gusta la programación de televisión, cámbiela», y esta leyenda: «Con él podrá realizar el sueño de muchos españoles: quitar los anuncios de la televisión, quitar los programas que no le gustan. Ver el UHF y ver después la película que hacían en el primer canal. Ir al fútbol y ver después el otro partido que hacían en la televisión. Grabar las series completas de las películas infantiles del sábado tarde y pasarlas en el cumpleaños de los niños. Coleccionar los partidos o los goles de su equipo. Ver la televisión en una noche de insomnio.» En el anverso, Video España lanza su primer catálogo de trescientos programas en video, largometrajes que van desde la españolada El fascista, la beata y su hija desvirgada hasta Ciudadano Kane y Padre patrón, al precio de 10.000 pesetas película (el precio de una cinta videocassette virgen oscila entre 2.500 y 4.000 pesetas). Vanguard anuncia el acuerdo con la japonesa Hitachi para el lanzamiento de un nuevo videocassette. Sony comercializará pantallas de 52 y 72 pulgadas, y la firma española Tele-Jector oferta pantallas parabólicas de 52, 64 y ochenta pulgadas, que reciben y proyectan todo tipo de programas en video.
Casi todas las marcas comercializarán telecámaras para aficionados (80.000 pesetas para blanco y negro y 150.000 por término medio para las de color), equipos semiprofesionales entre medio millón (blanco y negro) y un millón de pesetas (color), y alternativas profesionales en una pulgada (el video doméstico utiliza un cuarto de pulgada, y TVE, cintas de dos pulgadas) de excelente calidad técnica, como demostró Ampex, firma que montó un estudio de televisión.
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