Irazusta se lamentó de esta guisa
tras la consecución del primer gol madridista. Irazusta, al final del encuentro, pudo haber adoptado idéntica postura desoladora al comprobar que todos sus esfuerzos resultaron vanos. El portero del Zaragoza realizó paradas meritorias durante todo el encuentro. Especialmente en las salidas anduvo presto y ello impidió remates de gol cantado. Irazusta fue un auténtico valladar para la delantera madridista, que si al fin pudo batirle tres veces fue porque dispuso de un gran número de oportunidades. Irazusta solamente se encandiló un poco en el tercer gol que recibió. Pero en aquellos momentos ya tenía una auténtica paliza encima de tanto detener vicegoles
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