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Gadafi quiere exportar la "tercera vía" política y social a través de su "Libro verde"

El profesor español Pedro Martínez Montávez, especialista en arabismo, rector de la Universidad Autónoma de Madrid ha asistido a este seminario internacional sobre el Libro verde y sintetiza sus impresiones de esta manera: «El seminario me sirvió, sobre todo, para reflexionar sobre la personalidad de Gadafi. Independientemente de la validez y alcance de su doctrina política y social, hay que afirmar que se trata de una persona absolutamente singular. Lo peor que se puede hacer con Gadafi es desdeñarlo, marginarlo, no tenerlo en cuenta o considerarlo como algo insignificante. Con su personalidad creó que se está conformando un fenómeno que puede llegar a tener un gran alcance.»«En su comportamiento es un hombre de una extremada sencillez», añade el profesor Montávez, «lo que no es de extrañar en un árabe y sobre todo en un musulmán. No se manifiesta en tonos violentos ni agresivos, habla en un lenguaje coloquial, con un tono de voz sereno y poco variable, Se parece, más que a un líder político, a una especie de patriarca que habla en tonos bíblicos, no se inmuta ni tiene desbordamientos emocionales, o, al menos, si los tiene, los controla.»

El 1 de septiembre de 1969 el coronel Gadafi liquidó la monarquía libia tras un golpe de Estado y proclamó la República Arabe de Libia, nombre que más tarde sería cambiado por el de Jamahiriya Arabe Libia Popular Socialista. Desde entonces, Libia, con un terreno equivalente al de la República Federal de Alemania, Francia, Holanda y países escandinavos juntos, lo que le hace ser el cuarto país africano en extensión, y con apenas dos millones y medio de habitantes, se ha convertido en el tercer país productor de petróleo (después de Arabia Saudí y Kuwait). Según los planes nacionales previstos para 1980, ya se habrá erradicado el analfabetismo de este país.

Precisamente para que todos puedan leer su doctrina, Gadafi se ha apresurado a terminar su Libro verde, que es como la expresión de sus reflexiones teóricas. En las tres partes del libro (El poder del pueblo, El socialismo y La base social) el líder libio ha pretendido construir un cuerpo doctrinal denominado Tercera teoría universal, que propone una conformación de la sociedad que no es ni la marxista ni la capitalista.

«En algunas líneas centrales de su pensamiento», señala el profésor Martínez Montávez, «se vincula aún a la parcela del socialismo árabe de Naser, aunque tiene marcadas diferencias. Respecto a otras facciones socialistas árabes, las diferencias son mucho mayores. Gadafi ve como total el fracaso de los sistemas parlamentarios y por eso busca la representación popular directa. Lo que no queda claro es si existe otro sistema mejor en la práctica que el parlamentario, aunque éste no sea perfecto. Y dado que la formulación de las tesis gadafíes es muy reciente -sólo cuenta con cuatro años de existencia-, su aplicación o repercusiones en la práctica son muy limitadas.»

Apoyo popular

El objetivo del Libro verde es dotar al pueblo de unos principios teóricos que le permitan conformarse como comunidad nacional de una manera concreta y con un sentido pragmático. Para ello cuenta con el apoyo de una amplia base de ciudadanos. Apoyo popular que lo ha conseguido, según algunos, porque ha construido una conciencia nacional en el pueblo libio, porque ha creado bienes de consumo (casas, televisión en color, videotapes, lujosos automóviles) sobre la base de los petrodólares y porque ha mantenido un Estado policial rígido (su sistema de represión no sería la cárcel, sino otras medidas más drásticas).«En la parte tercera del libro, referida al ámbito moral y social, los problemas», dice el profesor Mártínez Montávez, «no están resueltos. Las tesis sociales de Gadafi son, en la medida en que están vinculadas a la doctrina islámica, más puristas y tradicionalistas que profundamente renovadoras. Por ejemplo, en lo que se refiere a la mujer, aunque Gadafi concede un mayor protagonismo a la mujer que el que se le da en la sociedad islámica, no alcanza las exigencias que plantean las mujeres islámicas de hoy.»

Gadafi mantiene que las mujeres son demasiado frágiles para competir con el hombre y que deben dedicarse a cuidar la casa y los niños. Gadafi ha negado que el Libro verde invoque la discriminación de los sexos. Él mantiene que la mujer no se debe casar contra su voluntad, y que debe tener el mismo derecho al divorcio que el hombre. «La mujer es la dueña de la casa», mantiene el líder libio, «porque es una de las condiciones inherentes a un ser que tiene menstruaciones, que concibe, da a luz y cuida de los niños. La mujer juega el papel de la belleza y la sensibilidad y el hombre el de la fuerza y la inteligencia. Y esto es así porque en parte es natural y porque es la regla básica de la libertad.»

Semejanzas con Jomeini

«El movimiento de Gadafi», añade el rector de la Universidad Autónoma de Madrid, «se parece, en algunos de estos aspectos sociales, al de Jomeini, pero se diferencia, entre otras cosas, porque el movimiento iraní no acaba de ser popular. A Gadafi le preocupan mucho las contaminaciones materialistas de la existencia y, de alguna manera, quiere seguir manteniendo unos valores espirituales que no sé hasta qué punto son vigentes.»El Libro verde puede llegar a ser un fenómeno militar porque Gadafi, ese joven militar que no bebe alcohol (sólo leche de cabra), que afablemente se mezcla con los estudiantes en las aulas universitarias (según él, por acercamiento al pueblo; que duerme en un cuartel y no en un palacio, aunque está más seguro entre sus soldados, después de varios atentados fallidos contra su persona), que provoca escenas de histeria y desvanecimientos en sus discursos (instala un sistema de megafonía con un fondo permanente de aplausos y gritos), cree que es exportable, que se puede aplicar a otras sociedades, y por eso, en parte, ha convocado ese seminario internacional para estudiarlo, un seminario en el que, «curiosamente», como ha señalado el profesor Martínez Montávez, «ha sido escasa la participación efectiva de los propios árabes, mientras era mayoritaria la de los occidentales».

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