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El campo, incalculable despensa energética

«Si España explotara el petróleo verde de que potencialmente dispone, podría ahorrar en pocos años el 10% de la energía total que consume», según manifestó ayer en una rueda de prensa el presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias, Antonio Herrero Alcón, con motivo de la presentación del Programa Nacional de Investigación sobre Agroenergética.Este Programa, según el señor Herrero, se hace necesario ante el reciente y considerable aumento del petróleo y sus derivados y en el afán de conseguir una menor dependencia del exterior; su desarrollo es un tema al que actualmente prestan una gran atención todos los organismos internacionales.

El INIA ha situado este Programa a la cabeza de su política investigadora para 1980; este año se han invertido en él diez millones de pesetas, pero se pretende que para el año que viene cuente con una partida especial en el presupuesto de 76 millones. En su conjunto, el Programa contiene 33 proyectos de investigación (dieciocho, encaminados al ahorro de energía, y los otros 15, a producción energética). Consta de cuatro subprogramas dedicados a utilización directa de la energía solar; ahorro de energía en fertilización a través de la fijación simbiótica del nitrógeno; ahorro de energía en plaguicidas, mediante la lucha integrada contra plagas, y utilización de la biomasa como fuente sustitutiva de energía. El primero de ellos, tal vez el de mayor importancia, incluye proyectos sobre posibles usos agrarios de la energía solar para calefacción directa en invernaderos, acondicionamiento térmico en cultivos protegidos para obtención de productos hortícolas extratempranos y aplicación de materiales plásticos en cultivos hortícolas bajo protección. Como responsable directo de este Programa ha sido designado Luis Mellado.

Según el señor Mellado (que también asistió al acto), el Programa se pondrá en práctica en aquellas zonas desérticas, abandonadas o de poco rendimiento para cultivos destinados al consumo humano. Los trabajos que, hasta el momento, desarrolla el INIA en este sentido consisten en estudiar las especies vegetales autóctonas que se adaptan a cada zona, por sus bajos costos de producción o bien por una climatología favorable.

«Una hectárea de chumberas, con 10.000 kilos recolectados», dijo el señor Mellado, «permite obtener una energía equivalente a 5.000 litros de gasolina.» En una hipótesis utópica, España podría producir toda la energía que consume si dedicara quince millones de hectáreas al laboreo de biomasas (productos cultivados para su transformación en energía); «naturalmente», dijo el señor Mellado, «esto no puede hacerlo un país deficitario en productos agrícolas para consumo humano».

El cultivo de biomasas, para que sea rentable, ha de hacerse en zonas de poca productividad agraria y, naturalmente, que tengan mucho sol, para mejor aprovechamiento de la energía solar. Por ello, las zonas más adecuadas serán las tórridas (Andalucía, Levante, Extremadura, Canarias, etcétera). Son cultivos poco empleadores de mano de obra, pero su incidencia sería notable, al tratarse de zonas empobrecidas, y por su incidencia en el resto de los sectores.

El INIA dirige también sus investigaciones hacia el potencial energético de los residuos agrícolas, forestales y urbanos. Si se transformara solamente el 50% de los actuales, se podría ahorrar ya actualmente el 10% del consumo energético, según resultados de un informe realizado hace meses por la Comisaría para la Energía y la empresa de investigaciones mineras ADARO.

«Antes de diez años», aseguraron los responsables del INIA, «España podrá contar con una energía procedente de la tierra de tangible importancia.»

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