_
_
_
_
_

Felipe González: "La situación militar preocupante"

"Institucionalmente, los mandos de tropa tienen un comportamiento correcto"

Pregunta. Su retirada en el 28.° Congreso del PSOE, al margen de consideraciones de ética personal y política, podría juzgarse como un error. El paréntesis entre aquel congreso y el extraordinario que hoy comienza puede haber debilitado a su partido.Respuesta. Si le dijera que estaba dispuesto a hacer una revisión sobre mi no presentación como secretario general del partido en aquel discurso final del 28.° Congreso le estaría engañando. Si ocurriera otra vez lo mismo, otra vez diría lo mismo a los compañeros. No he cambiado y en estas cuestiones creo que no voy a poder cambiar nunca. Sigo creyendo que es importante mantener la coherencia con honestidad. Por otra parte, hay que hacer una distinción seria entre lo que ha sido el debate en la base de la organización y el que ha emergido en los medios de comunicación. La organización se sintió traumatizada y ha intentado enfrentarse con su propia identidad a la altura de 1979. Y mientras más se separa uno de la ciudad y más nos acercamos al obrero, al campesino, al trabajador, mientras más nos vamos separando de todo eso que a veces es la terrible vida de las ciudades, todavía más sano ha sido el comportamiento y el debate. Lo lamentable es que eso no es lo que ha emergido ante la sociedad. Lo que ha emergido ha sido el debate simbolizado en unas cuantas personas. Y ese debate empezó teniendo unas características de mayor consistencia y terminó teniendo otras excesivamente personalizadas; lo cual ha hecho pensar a algunos que la discusión en el partido era una lucha por el poder; lo que puede ser verdad respecto de algunas personas, y digo puede, pero no es en absoluto verdad respecto a las decenas de miles de militantes, que sólo están preocupados por dónde va a caminar el partido. Por otra parte, el país, abrumado por los problemas que tiene, puede haberse sorprendido porque los socialistas se enzarzaran en un debate interno, dando la imagen de despreocupación por los problemas que había fuera del partido.

Puedo decir que el partido, a nivel de sus instituciones, ha funcionado exactamente igual que antes. Ha habido una política en el Parlamento, los alcaldes han seguido dando respuesta en la medida de sus posibilidades, la comisión gestora ha dado respuesta a los problemas orgánicos y, en la medida de sus posibilidades, también ha dado respuesta a los problemas políticos. El partido ha seguido funcionando, aunque eso no es lo que más ha aparecido en los titulares de los periódicos. Y sí han aparecido las declaraciones de algunos pocos compañeros. Además, yo creo que en este país todos los partidos están soportando en su seno una crisis interna tras cuarenta años de dictadura y con un entrenamiento muy escaso de la vida partidaria, como es lógico.

P. Dentro del esquema de los socialismos europeos de colaboración o distanciamiento con los partidos comunistas se confía o se teme que el PSOE salga de este Congreso Extraordinario marcando sus distancia con mayor nitidez ante el PCE, con posibilidades de ensanchar aún más las diferencias entre UGT y CCOO y con un progresivo deterioro del pacto municipal de las izquierdas. Todo ello como parte de una estrategia para situarse en 1983 en posición de gobernar coaligadamente con UCD.

R. Parece, en efecto, que hay dos comportamientos socialistas en Europa. Uno es el de colaboración o apoyo con los comunistas y otro de distanciamiento. La colaboración socialismo-comunismo en una parte de Europa lo desmiente la realidad. Ahí está el caso francés, que es estrepitosamente claro, donde no funciona la colaboración por voluntad de los comunistas. El caso italiano no es menos clarificador, donde no ha habido cooperación socialista-comunista, sino un

pacto ofrecido por los comunistas a la democracia cristiana y que se llama compromiso histórico; en el caso portugués no tengo siquiera que entrar en él, por conocido y, sin embargo, la antítesis de ese modelo de colaboración que se presenta, simplificándolo con ánimo de confundir a los españoles, sería el modelo sueco o alemán. Los suecos han gobernado varias décadas con el :poyo parlamentario de la minoría comunista y eso ha funcionado en la socialdemocracia sueca, lo cual olvida la gente, y ese mecanismo de funcionamiento no ha existido en el sur de Europa en los últimos treinta años, de tal forma que el modelo se convierte en «contramodelo».

Por tanto, yo creo que el Partido Socialista debe y puede cumplir el compromiso municipal, por una parte. Otra cosa es si están dispuestos o no a cumplirlo los comunistas y otras fuerzas políticas implicadas en el compromiso. Yo creo, en principio, que sí. El Partido Socialista no va a ir, en mi opinión, a un compromiso de mayor alcance con el Partido Comunista, ni va a permitir, en la medida de sus fuerzas, que contra el- PCE o cualquier otra fuerza política de la izquierda se inicie un espectáculo como el que hemos visto que empieza a producirse en los últimos debates parlamentarios: la idea del Gobierno de ir frontalmente contra el PCE, tal vez porque tengan que colocar un producto en otros sectores de la vida política del país. Contra eso estaremos. De la misma forma que estaremos, como he dicho claramente en el Parlamento, contra un proceso falsamente identificador de nuestro proyecto político y el del Partido Comunista. Nosotros asumiremos la oposición mayoritaria, crítica y dura, cuando sea necesario, pero con un sentido siempre constructivo. Asumiremos ese papel que algunos no quieren entender: defender las instituciones democráticas, ser un puntal básico de una democracia sólida y ser un partido de cambio hacia la justicia y la libertad.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

P. Pero el distanciamiento UGT-CCOO es una realidad.

R. Eso hay que analizarlo con una gran objetividad. Porque no es malo que el distanciamiento se produzca si sirve para clarificar las posiciones de cada parte. Hace año y medio el PCE y CCOO acusaban a UGT de poca responsabilidad ante la grave situación política y económica del país porque criticaban el modo y parte del contenido de los acuerdos de la Moncloa. Insistía una y otra vez en que era absolutamente necesario negociar, negociar, negociar entre todos. Año y medio después, sin que haya ninguna razón que lo explique desde el punto de vista de un cambio de la situación política, económica o social, pretenden acusar a la UGT de intentar un proceso de negociación serio y responsable para superar la crisis defendiendo los intereses de los trabajadores. Yo tengo que explicar a los compañeros nuestra abstención sobre el estatuto comunista del trabajador, porque obedece a una filosofía sindical distinta y porque técnicamente es más deficiente aun que el presentado por UCD, que tampoco estamos lógicamente dispuestos a apoyar, pero si hay un material para negociar nos parece mejor como base de partida éste que el comunista.

P. ¿Usted contempla o no la posibilidad a medio o largo plazo de gobernar con UCD?

R. Para el país creo que es malo un gobierno de coalición UCD-PSOE y creo que también es malo para el PSOE. Este es el análisis que hago siempre. Siempre he dicho que si existe en el país una situación de emergencia el Partido Socialista tiene que asumir las responsabilidades que le correspondan, las que sean: que yo no sé cuáles van a ser. Pero introducir en el país la confusión de una coalición UCD-PSOE que abra el abanico de la oposición a la izquierda

de los socialistas y a la derecha de los centristas me parece grave para el proceso democrático; un error político. UCD debe seguir gober nando y hacerlo mejor de lo que lo hace, en eso no ahorraré ninguna crítica constructiva. Porque no se nota todavía que UCD gobierna. Y UCD debe intentar cubrir la le gislatura. Cada uno tiene que jugar en la democracia el papel que le corresponde. Creo que ésta no es la época de las grandes alianzas de la posguerra europea, por mucho que sean los problemas del país.

P. ¿Qué le parece la idea de la formación de un partido de corte radical que asuma la defensa del cambio de sociedad, aparentemente abandonado por EL PSOE y que sirva de pivote para ese futuro Gobierno socialista posible?

R. El acceso del PSOE al Gobierno debe hacerse con una correlación de fuerzas claramente favorable al Partido Socialista y no ya en relación a UCD, sino a una tarea de gobierno. El PSOE no puede, acceder al Gobierno más que para intentar realizar su programa. Sólo podemos estar en el Gobierno para ofrecer una alternativa política. Como es básicamente imposible que esa alternativa política, que no puede tacharse precisamente de inmoderada, sea aceptada por un partido como UCD, plantearse la coalición es negativo por muchos factores positivos que traten de apuntarse, como la tesis de que la llegada de socialistas al poder será una de las pruebas de la consolidación democrática en este país. Lo que sí debe hacer el PSOE es aglutinar a aquellos sectores de la sociedad que pudieran converger en intereses de cambio en materia económica, político-cultural, social, educación, etcétera. En ese proyecto pueden converger muchos sectores de la sociedad hasta componer una mayoría. Yo lo que trato de evitar es que el partido se sectarice, reduzca su abanico de posibilidades.

P. Bien, pero las mujeres, los marginados, los ecologistas, los que aspiran a una mejora de la calidad de su vida, a una ruptura social progresiva y no estrictamente revolucionaria, la gran parte de los intelectuales, pueden estar desencantados del trabajo que por esas causas desarrolla el PSOE y necesitar otro partido que levante la bandera de sus intereses.

R. La creación de ese nuevo partido es una cuestión que se ha debatido intensamente en el seno del PSOE. Pero lo que creo con sinceridad es que el PSOE debe cubrir las aspiraciones de esos sectores. Estoy convencido de que el PSOE puede recuperar la confianza de esos sectores profesionales o sociales y aglutinar la defensa de todo el temario del cambio de la sociedad, el cambio social y el cambio cultural. Yo, y lo digo modestamente, he tenido contactos con personalidades del mundo de la cultura que han visto que,,'el camino puede ser el camino socialista. Si el PSOE lograra ser, a la vez, una cosa que no es antitética, que es un partido de cuadros rigurosos, serios y técnicamente preparados, y ser, al tiempo, un partido perfectamente incardinado en la sociedad, daría respuesta a los problemas de los ecologistas, de los intelectuales, de las mujeres, de todos aquellos no militantes en ningún partido y que

se sienten marginados cultural, social o económicamente. Eso es lo que yo intento hacer comprender a los compañeros, que me dicen que es un proyecto interclasista o socialdemócrata. Y me canso de repetir que ese es el proyecto socialista para la sociedad de hoy. Y si lo ponemos en práctica no será necesario un partido alternativo de corte radical como el italiano.

P. Aunque no pueda usted revelar el contenido de la información que sobre las declaraciones de relevantes militares acerca de la transición política le ha hecho el presidente del Gobierno, sí sería muy útil su opinión sobre la situación actual respecto al tema del Ejército.

R. E1 funcionamiento de las instituciones armadas, aquí y en cualquier país del mundo, democrático o no, es fundamentalmente jerárquico y disciplinado. Nunca un planteamiento asambleario o democrático. Eso tiene en cada país su servidumbre y su grandeza. Así, la democracia en el Ejército se entiende como el respeto más estricto y la neutralidad de la institución militar con respecto a las instituciones políticas que funcionan en el país. Por eso, toda democracia y toda autocracia no permiten que desde la institución militar se hagan criticas del proceso político en curso. Los militares, como institución en España, tienen razones, como muchos otros ciudadanos las tenemos, para estar sufriendo o soportando una situación que es difícil de sufrir, pero hay que mantener los principios a que he aludido antes sin salirnos de ninguna manera de ellos, porque no sólo quiebran el funcionamiento de la democracia; lo que quiebran, desde el punto de vista militar, es el funcionamiento disciplinado y jerarquizado del Ejército. Y eso no sólo disuelve la democracia, sino el genuino ambiente de las Fuerzas Armadas. Por otra parte, la situación actual, sin poder dar lógicamente datos, que además no dispongo de todos, es una situación que habría que calificar de preocupante sin exagerar el calificativo. Es preocupante porque todavía no tenemos hábitos de defender la democracia con métodos democráticos, de confiar en que la democracia sea por sí misma capaz de superar ataques directos a la democracia. Por eso se incrementan las tensiones. Y creo que hay que ser firmes ante el incremento de esas tensiones. Pero estoy persuadido de que pese a la preocupación y la inquietud, que las hay, no es verdad que existan presiones en niveles medios del Ejército. Creo que institucionalmente los militares con mando en tropa tienen un comportamiento correcto, lo cual no significa que no haya dentro del la institución, como en cualquier otra, algunos que puedan crear situaciones de tensión por un comportamiento incorrecto. Y, por los datos de que dispongo, ese comportamiento incorrecto puede ahora mismo poder estar produciéndose en algunos casos.

P. Pero el núcleo de esta entrevista debería centrarse en el congreso que hoy mismo comienza en el seno de su partido, en la verdadera significación de los «terceristas», en su opinión sobre el sector crítico, en el debate sobre el marxismo, en las supuestas ejecutivas de síntesis o en sus condiciones políticas mínimas para volver a ocupar la secretaría general del PSOE.

R. Yo no puedo ni quiero poner condiciones políticas o personales a mi partido. De lo que me siento es de ser capaz. de ser coherente, para llevar adelante un proyecto político. Desde luego yo no convierto la ideología en mercadería...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_