Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones
La Conferencia Administrativa Mundial de Radiocomunicaciones (CAMR), la más importante celebrada en la materia desde hace veinte años, durará diez semanas y tiene como fin revisar toda la reglamentación internacional aplicable a las radiocomunicaciones.Participarán en la misma más de 1.500 delegados, y expertos, procedentes de diferentes países, que deberán revisar la distribución de las 3.300 bandas de frecuencias que se reparten en tres regiones del mundo y entre los diferentes servicios de radio, televisión, comunicaciones terrestres, marítimas y aeronáuticas (incluidas las militares) y las que se hacen por satélite.
Se trata de una conferencia gubernamental, cuyas decisiones tienen fuerza de tratado y cuya legislación internacional será establecida y aprobada por los 154 países miembros de la UIT.
La magnitud de los temas discutidos se puso de relieve en la misma sesión plenaria que abrió solemnemente la conferencia, que hubo de ser suspendida ante la falta de acuerdo para la elección de presidente. El candidato que reunió la mayoría de los votos, el hindú Sri Rangan, no consiguió el apoyo de los países desarrollados y no alcanzó, por tanto, la unanimidad requerida por el reglamento de la UIT, para alcanzar la presidencia.
El convenio que define los principios básicos que rigen las comunicaciones en el planeta comprende los siguientes reglamentos: telegráfico, telefónico, radiocomunicaciones (que trata del empleo del espectro de frecuencias radioeléctricas), utilización de la órbita geostacionaria, condiciones de explotación de las estaciones radioeléctricas y el reglamento adicional que contempla las tasas de los servicios móviles aeronáutico y marítimo.
La reglamentación internacional, que será revisada durante esta conferencia, continuará probablemente en vigor hasta fines de siglo, año 2000. De ahí la importancia que tiene la CAMR de 1979 para las comunicaciones mundiales. El registro de frecuencias será uno de los problemas más complicados a resolver, pues numerosos países han venido protestando en los últimos años por las anomalías y discrepancias del actual reglamento y por las dificultades que ha suscitado su aplicación.
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