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El Atlético ganó con suerte a un Hércules disminuido

ENVIADO ESPECIAL En un partido protagonizado por los incidentes y el mal juego de ambos equipos, el Atlético de Madrid ganó ayudado por la suerte del encogimiento del rival al verse con nueve jugadores. El Hércules luchó más y quizá mereció mejor resultado, cesa que no consiguió porque las ex pulsiones hicieron mucha mella en su planteamiento, que se vio desarbolado a medida que pasaban los minutos. El conjunto alicantino jugó más de media hora con nueve hombres.

Ni táctica, ni estrategia, ni imaginación, ni siquiera buenas acciones individuales, se vieron en el Hércules-Atlético de Madrid del domingo, en el Rico Pérez. El partido fue bastante malo y hay que apuntar que los goles -salvo el valor del segundo alicantino, por lo que tuvo de rápido el contraataque- no fueron en ningún caso producto del buen juego ni llegaron nunca canalizados por una buena construcción ofensiva. El Atlético, que empezó con serios fallos de la defensa, nunca gozó de un centro del campo que impusiera su autoridad o ritmo en el terreno de juego y la delantera careció casi siempre de peligrosidad. flor su parte, el Hércules, más peleón y con más entrega, tampoco hacía gala, salvo en contadísimas ocasienes, de un juego ordenado o, al menos, con alguna disciplina que dejara,ver lo que quería, ni ofrecía asomos de que jugando así pudiera hacer goles y ganar. Ambas circunstancias las logró durante buena parte del encuentro, pero hay que insistir en que se debió más a la floja actuación del rival que a méritos propios.

El Hércules, mitad obligado por su inferioridad numérica, mitad encogido, porque pensó que dos goles iban a ser renta suficiente, se autoderrotó metiéndose en su área, con lo que «obligó» al conjunto rojiblanco a que dominara por completo, al menos territorialmente, ya que la última media hora -salvo algún contraataque- se jugara en la mitad del campo. El conjunto de Joanet era como un boxeador que se limita a encajar golpes. Aunque ésos no sean ni contundentes ni peligrosos, pero al ser muchos acaban dejándolo KO.

Pereira, al ataque, dio más eficacia a la delantera

Sólo en estas circunstancias hay que buscar la derrota del equipo alicantino o la victoria del madrileño, que se hace difícil matizar bien que resulta más justo aplicar. Los rojiblancos se permitieron el lujo de colocar en punta a Pereira -no hacía falta defender, puesto que el Hércules no atacaba- y éste dio más eficacia a las acciones- ofensivas de su equipo. En cualquier caso hay que destacar que la mediocridad del juego exhibido por ambos se debió principalmente a que, ningún equipo tuvo hombres crearon, y en ningún momento consiguieron que su equipo fuera Leal y Quique jugaron y corrieron, pero ni construyeron ni crearon y en ningún momento consiguieron que su equipo fuera el que mandase en el campo, y lo mismo pasó con los centrocampistas albiazules, Zunzunegui, Félix y Vidal, de los que tan sólo éste dejó ver buenas maneras y cierta entidad.

Si un equipo, como fue el caso del Atlético ayer, hace tres goles en diez minutos hay que pensar en que le acompañó la suerte, como así fue, pero hay que señalar que en la última media hora el Hércules, insistimos, se empeñó en refugiarse en las cuerdas y los goles, en ningún caso brillantes, vinieron casi obligados por las circunstancias. El caso es que una vez más la noticia estuvo en el escándalo, la antideportividad reinante, sobre todo en las gradas, y los continuos incidentes dentro y fuera del campo. Empezó una nueva Liga y el fútbol sigue igual.

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