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Reportaje:Baloncesto

El Madrid, rejuvenecido y con más centímetros

El Real Madrid, seis veces campeón de Europa de baloncesto, eterno jugador de la Liga -tan sólo en tres ocasiones no alcanzó el título- y en general monopolizador de cuantos torneos disputó, se ve obligado, sin dejar de estar entre los grandes, a renovar el equipo. Paso a paso, con alguna prisa y sin ninguna pausa, con cierta valentía y sin ningún aso mo de conservadurismo, Lolo Sainz, responsable técnico, está llevando a cabo la labor. Una labor nada fácil, por cuanto se le siguen exigiendo títulos, y en la que, como es lógico, unas veces acierta y otras, menos.Nadie ignoraba cuando Pedro Ferrándiz abandonó la nave blanca que la hora del relevo o, mejor, de la renovación, estaba muy cerca. Había sobre todo cierto temor sobre lo que sería del Madrid sin Clifford Luyk, después de que en los últimos años el equipo blanco no acertaba en la adquisición de un jugador americano resolutivo. Este tema suscitó en muchas ocasiones bastantes polémicas, en especial cuando las normas sobre extranjeros de la Federación Española diferían de las de la Federación Internacional (FIBA). Esta permitía dos, y aquélla, sólo uno. Había que elegir a un extranjero para la Liga y otro para la Copa de Europa. Hubo, y de hecho aún las hay, opiniones para todos los gustos. Walter jugaba la Liga y Couhgran -por citar los últimos ejemplos- la Copa de Europa, y el Madrid se alzó con el título continental. Se les cambió y voló el triunfo europeo. Se prescindió de Couhgran, y con Meister y Walter el Madrid ganó la Liga a trancas y barrancas y no pudo con los italianos en su propio campo.

Carmelo Cabrera, uno de los jugadores más espectaculares y populares del Madrid, ha sido baja esta temporada, quizá contra casi todo pronóstico. No se puede tachar aquí de conservadurismo a Lolo Sainz, como tampoco se puede hacer al prescindir de Cristóbal. El Madrid, acostumbrado a tener tres bases, que se repartían los minutos de juego, entrega ahora toda la responsabilidad a Juan Antonio Corbalán. Pero aquí Sainz buscó bien el equilibrio, porque adquirió un jugador temperamental, Llorente, y se queda con la baza del alero-base López Iturriaga, frío y calculador y que posee una clase indiscutible.

Sólo dos aleros natos -al margen de Walter, que actuará sólo en Copa de Europa- tiene el Madrid este año: Brabender y Beirán. Parecen muy pocos y tan sólo el seguir en su línea de arriesgar explicaría esta decisión de Lolo Sairiz. Luis María Prada y José Ajitonio Querejeta deben ir pensando en esta posición en la cancha. Ahora son dos aleros-pivots, pero ambos rinden de momento más como pivots que como aleros y esto puede resultar peligroso, ya que Meister, Rullán y Romay no deben -ni pueden- salir de debajo del aro.

Es fácil adivinar que eso es una clara consecuencia de una obsesión que desde siempre, pero sobre todo hace un par de años, tiene el técnico blanco: los rebotes. Quizá porque la falta de ellos le haya hecho sufrir mucho y perder más de un título. De ahí que ahora el Madrid cuente con cinco hombres por encima de los dos metros: Prada y Querejeta -que los tienenjustos, más o menos- y Rullán (2,07), Meister (2,05) y Romay (2,11). Sainz va a jugar esta temporada de forma clara la baza de los rebotes. Evidentemente hay una perogullada en baloncesto que hace de este arma algo imprescindible, que es el de poseer el balón, sin el cual no se puedejugar, y para eso hace falta que un gigante lo atrape cuando cae desde los 3,05 metros a que está situado el aro. Mucha fe debe tener también Sainz en el resto para estar convencido de que lo sabrán jugar una vez que se lo entreguen.

Una cosa parece evidente, y es que el Madrid, al menos en la Liga, parece dispuesto a cambiar sus sistemas de juego. Hasta ahora apoyaba su poder ofensivo en la facilidad encestadorá de sus aleros y esto no parece tan fácil que lo pueda hacer con esta plantilla. Quizá -sólo se puede apuntar como posibilidad debido al baloncesto que se juega actualmente- Sainz consiga enseñar a sus hombres de fuera a jugar seria, eficaz y asiduamente con sus pivots y casi con toda seguridad aumentaría el poder ofensivo de los blancos, pero esto, hay que insistir, es muy infrecuente en el juego actual en el que los pivots deben conformarse con lo que les llegue en forma de globo o con los balones que ellos mismos recuperen.

Se puede arriesgar la opinión que de lo que rindan Prada y Querejeta va a depender mucho el juego del Madrid 79-80. Llorente es un buen segundo base. De Beirán hay que decir que no deja de ser todavía incógnita a nivel de actuar en un equipo campeón. Romay de momento sólo tiene un verbo que conjugar: trabajar y después pedir minutos -lo que pueda- de juego. Lo normal es que al menos el primer cinco inicial del Madrid sea éste: Corbalán, Brabender, Iturriaga, Meister y Rullán. Tres «bajitos» en un equipo que quiere ser alto.

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