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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

"La Clave": vampirismo y Drácula

Debate en diferido, moderado por José Luis Balbín, sobre vampirismo. Intervienen: Radu Florescu, autor del libro En busca de Drácula; Joan Prat, antropólogo; Bernhard J. Hurwood, escritor; Román Gubern, autor del libro Antología del cine de terror, y Christian Popisteanu, historiador rumano. Se emite previamente el largometraje Drácula, de Terence Fisher (1958), interpretado por Peter Cushing y Christopher Lee.El escritor irlandés Bran Stoker (1847-1912), a partir de la novela Carmille, de Sheridan le Fanu, y del personaje histórico Drákula, un brujo que tenía tratos con el demonio y sembró el terror en Valaquia a mediados del siglo XV, según atestiguan los cronistas turcos, escribe su famosa obra Drácula, cuya primera edición aparece en Nueva York en 1897. La novela no tarda en alcanzar un enorme éxito, como prueba la adaptación teatral que se estrena el 18 de mayo de 1897 en el Royal Liceum Theatre, de Londres. En cine también se suceden las adaptaciones desde que en 1922 el genial F. W. Murnau hace la primera, con el título Nosferatu, para no pagar derechos, hasta la del año pasado de Werner Herzog.

La más famosa de las adaptaciones cinematográficas es la que en 1931 hace el gran director norteamericano Tod Browning, uno de los grandes especialistas del cine fantástico, con Bela Lugosi como Drácula. Esta película inicia la larga e interesante serie que durante los años treinta produce Universal. En ella hay algunas obras maestras, pero el tono romántico de los originales literarios ha desaparecido y la anécdota tiene un molesto tono moralizante.

A mediados de los años cincuenta, la productora inglesa Hammer Film, especializada en relatos fantásticos, compra a Universal los derechos de sus viejas películas y empieza a hacer nuevas versiones. Encarga la dirección de las primeras a Terence Fisher, un hábil artesano que ha dirigido veinticinco películas en diez años de profesión y que desde 1952 trabaja para la productora. Tras el éxito de La maldición de Frankenstein (1957), que inaugura la nueva serie inglesa, adaptación de otro clásico de la literatura fantástica escrito por Mary Shelley, Fisher hace Drácula (1958), que seguramente es la mejor versión cinematográfica de la novela de Stoker.

«Por aquella época», dice Fisher, «a menudo trabajaba para Hammer Films sobre guiones en los que no creía. Un día me ofrecieron un excelente guión de Jimmy Sangster sobre Frankenstein. Conseguí hacerlo como quería y con Peter Cushing como protagonista, Fue un triunfo. He visto las versiones de Universal y honestamente creo que mi Drácula es superior al de Browning, aunque no sé si he conseguido algún Frankenstein superior a los de James Whale.»

«Después me propuse hacer Drácula», continúa Fisher. «Es una de mis mejores películas. El guión de Jimmy Sangster es fantástico, tanto en su construcción como en sus invenciones. La interpretación, especialmente Peter Cushing y Christopher Lee, es excelente. Algunas escenas son bastante poéticas, bastante bonitas. He intentado hacer admisible lo fantástico, incluirlo en un contexto que lo haga verosímil. Así, contrariamente a las películas de Whale y Browning, el castillo donde habita Drácula o Frankenstein no es un castillo fantástico, una morada misteriosa, sino un palacio en ruinas. También me interesan mucho las ideas, el contenido. No he descuidado el lado freudiano, ni el aspecto sexual. En Drácula era preciso mostrar la pasión y la repulsión que las víctimas sentían por su verdugo. Creo que esta dualidad se siente en la escena en que Lucy espera a Drácula.»

Terence Fisher hace una adaptación fiel al original literario y recrea su tono romántico. Su Frankenstein no es un loco que hace unos experimentos que van contra la naturaleza, como ocurre en la versión norteamericana, sino un investigador que debe luchar contra el puritanismo que le rodea para realizar sus experimentos. Su Drácula está totalmente humanizado con referencia a la versión de Hollywood. Con ambas películas Terence Fisher logra crear un nuevo estilo, el «materialismo fantástico».

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