Pajarón será cesado como director técnico al término de los Juegos del Mediterráneo

Rafael Pajarón será cesado en su cargo de director técnico de la Federación Española de Atletismo al término de los Juegos del Mediterráneo. Incluso su cesé podría verse adelantado al día 8 de septiembre, cuando se reúna la junta directiva de la Federación, si los atletas se plantean seriamente el no asistir a dicha competición mientras Pajarón siga como seleccionador. Por otra parte, los atletas intemacionales han decidido constituirse en asociación independiente de la Federación para mejor defensa de sus intereses.

La solidaridad de los atletas en su movimiento en contra de Pajarán ha dado tal fuerza a la protesta que el Consejo Superior de Deportes mostró su preocupación por el tema. La solución que se ha dado está próxima. Si no hay dimisión voluntaria, será cesado al regreso de los Juegos del Mediterráneo. En juego estaba ni más ni menos que el futuro del atletismo español.El ambiente que se respira por los centros de entrenamiento de los atletas denota una gravedad extrema. No se concibe que, por ejemplo, un campeón europeo junior como Cerrada dijera ayer mismo que cansado de esta situación sólo se dedicaría al cross y a ir de bolos -carreras donde se puede ganar dinero-, o que un finalista europeo como Alonso comentara su posible retirada del atletismo al expulsarle de la residencia Blume y marginarle en un colegio mayor. El descontento es general y quién más y quién menos tiene sus motivos, como también María José Martínez, que a pesar de estar a ocho centésimas de la mínima olímpica no ha te nido la oportunidad de que la llevaran a un meeting iniernacional, en pos de asegurar su asistencia a los Juegos.

Los atletas se han levantado porque ya no aguantaban que a la más mínima queja la respuesta federativa fuera que siempre estaban protestando. «Claro que protestamos», dicen ellos, «como que somos nosotros los que dedicamos más de mil horas anuales para practicar atletismo, los que nos quedamos sin vacaciones para alcanzar una marca, los que padecemos caprichos federativos, los que tenemos que pedir permiso en el trabajo para las competiciones, los que nos entrenamos llueva o haga calor, mientras que en la Federación permanecen sentaditos, se apuntan a todos los viajes, hinchan el pecho cuando logramos una victoria a nos echan la culpa si fracasamos.»

La situación amenazaba un golpe mortal para el atletismo. Ya no, porque el cese de Pajarónes cuestión de días y si no se produce de inmediato es por el simple deseo de la Federación de intentar salvar el tipo, pero esta demora puede acarrear un desastre en los Juegos del Mediterráneo, pues en lugar de conceder ya tranquilidad a los atletas para entrenarse se les piensa dejar de lado de momento y mantenerles la incógnita de si Pajarón seguirá o no, por lo que ninguno preparará con fe dichos Juegos. De momento han conseguido que Páez y Cerrada renunciaran a ellos. Cada día que pase, la lista se irá engrosando.

Se crea la Asociación Española de Atletas Internacionales

La Asociación Española de Atletas Internacionales dio ayer sus primeros pasos en busca de su legalización, que llegará para el mes de octubre. Pretenderá mantener la unión de los atletas y detender sus intereses.La idea de esta asociación viene ya de lejos. Un centenar de atletas apoyaron el proyecto, que se ha visto cristalizado ahora y que tiene como cabezas visibles a Iritia, Morillas, Alonso, Isabel Mozún, Abadía, Tejada, Alvarez y Solanas. En la asociación tendrán cabida todos los atletas que hayan sido al menos una vez internacionales absolutos.

Nuevo récord de pértiga

Roger Oriol batió el martes el récord de España de pértiga, con un salto de 5,35. Esta es la cuarta vez que lo bate en lo que va de año -5,23, 5,26, 5,33 y 5,35-, las tres últimas en el estadio Serrahiina. El año pasado ya se convirtió en recordrnan nacional cuando, también en Barcelona, saltó 5,22.Roger Oriol, pese a sus cinco mejoras en el récord de España, aun sigue lejos de las doce que realizó Ignacio Sola -lo llevó de 4,25 a 5,20 metros en la década de los sesenta-, y de las otras tantas que hizo José Culi en la década de los veinte -lo elevó de 3,39 a 3,74 metros.