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"Nuestra asistencia no se puede interpretar como una identificación ideológica"

El ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, afirma en unas declaraciones sobre la asistencia de España, como país invitado, a la conferencia de países no alineados, que «es absurdo y carece completamente de sentido interpretar esta asistencia como una identificación ideológica», dada la enorme diversidad de regímenes políticos que integran el movimiento de los no alineados. En las mismas declaraciones, concedidas a Europa Press en San Sebastián, el señor Oreja resalta la vocación occidental de España.El señor Oreja comienza explicando como el movimiento de los no alineados fue creado en 1955 como respuesta a la bipolarización de las relaciones internacionales al constituirse la Alianza Atlántica y el Pacto de Varsovia, aunque hoy «estos países constituyen, sin perjuicio de sus múltiples diferencias y sus afinidades con Occidente y con las democracias populares, una fuerza activa en las relaciones internacionales, apoyando los movimientos de liberación de Africa austral, protegiendo un nuevo orden económico internacional, formulando diversas propuestas en torno al Oriente Próximo y también respecto al Sahara», afirma el señor Oreja.

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Insistiendo en el carácter heterogéneo del grupo, recuerda el ministro que entre los no alineados figuran democracias de corte occidental como Colombia, Venezuela y Ecuador; democracias populares, como Cuba, y también sistemas autoritarios, como Argentina.

Preguntado hasta qué punto ha cambiado la estructura de las relaciones internacionales desde la primera conferencia de los no alineados, hace veinticinco años, el señor Oreja afirma: «Cuando el movimiento de no alineados surge, el mundo internacional llega a un mundo fundamentalmente bipolar y en plena guerra fría. Hoy vivimo5 en un mundo político diferente, en el que la distensión es un hecho y en el que la bipolaridad estricta, que aún subsiste respecto a algunos problemas, ya no es estrictamente una realidad dominante a escala global. »

Para el encargado español de Asuntos Exteriores. es innegable que la distensión es un hecho.

Añade el ministro que el objetivo de la distensión es la identificación de intereses comunes, y en este contexto rechaza las críticas de quienes acusan a su Gobierno de no tener una política exterior coherente, «únicamente porque no hacemos su política exterior, ya que nosotros hacemos la política exterior pensando en que es la que conviene a España, la que defiende mejor l6s intereses nacionales, y no la que conviene a un bloque o a unos intereses particulares».

«Nosotros nos situamos en una ideología que es la de los países occidentales, competimos con ellos en un sistema de valores, queremos integrarnos con ellos en las reuniones económicas, comerciales y culturales. No descartamos, ni muchísimo menos, el compartir con ellos unos intereses defensivos, ya que participamos en el sistema defensivo occidental, a través de¡ tratado con el miembro principal de la Alianza Atlántica, que es Estados Unidos. » «Eso no es obstáculo para que ahora, por primera vez en 150 años, España esté en condiciones de hacer una política exterior propia, independiente, buscando esa identificación de intereses comunes con otros Estados, a través del desarrollo del comercio y la cooperación entre pueblos de diferentes sistemas que coexisten pacíficamente, y a través también de objetivos comunes, como es la contención del nivel del armamento, en la preservación de la paz. »

Más adelante. declara el señor Oreja que en un contexto internacional tan diferente como el existente cuando surgieron los no alineados no hay la menor contradicción en que asista a la cumbre de La Habana «un país inserto en el sistema defensivo occidental, candidato a la adhesión a las Comunidades Europeas, y cuyo Gobierno no ha ocultado nunca su propósito de adhesión a la NATO ».

Agrega el ministro que Occidente es un mundo de libertades en todos los campos. «Por eso España puede y debe estar presente en el foro de los no alineados, que por la heterogeneidad de sus integrantes y por las hondas discrepancias que les dividen profundamente corre hoy el riesgo de dejar de ser neutral y de alinearse con un bloque, con lo que dejaría de ser una fuerza positiva en la vida internacional.

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