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Entrevista:

Sánchez Paraíso, prueba viviente del subdesarrollo del deporte español

José Luis Sánchez Paraíso es el hombre más rápido de España y la prueba viviente del subdesarrollo de nuestro atletismo. A sus 37 años de edad ha conseguido otra vez esta temporada el título de campeón de España de los 100 metros lisos, título que consiguiera por primera vez en 1962. Desde entonces se ha mantenido en el primer plano, pese a que la velocidad es una de las especialidades atléticas en lasque menos perdonan los años. «Es posible que tenga una naturaleza privilegiada, pero lo cierto es que en tantos años ya debería haber bastante gente que me desbancase», ha corrientado a Alfredo Relaño en la siguiente entrevista.

En los recientes campeonatos de España la flauta no sonó por casualidad; si los ganó Sánchez Paraíso fue porque se encuentra más en forma que cualquier otro velocista español. La prueba está en que el pasado fin de semana, en un encuentro internacional disputado en Suecia, también fue el más rápido del equipo español: «Sí, estoy en forma. Yo creo que en mi mantenimiento en el primer plano hay que hablar de dos factores. Por una parte están mis propias; condiciones, mi propia naturaleza; debo de tener algo de privilegiado. Mi entrenador me lo ha comentado muchas veces. Lesiones que en otros no se curan en dos o tres semanas a mí me duran pocos días. Y pasan los años y me mantengo en el mismo nivel. Mi mejor marca, que fueron los 10-3 manuales, la conseguí en el 68. Ahora he ganado el campeonato de España con 10-60 eléctrico, que equivale a poco más que el 10-3 manual. Y creo que valgo ahora más que esos 10-60. Aquel día no estuve como puedo.»

Nunca más de los treinta

Realmente es insólito que un velocista mantenga su marca a los 37 años. Sánchez Paraíso es en esto una verdadera excepción en la historia del atletismo mundial: «Se considera que a los ventiséis años el velocista comienza a pasar del punto óptimo; los hay que aguantan hasta los veintiocho, incluso alguno ha conseguido pasar de los treinta. Pero a mi edad soy sin duda el único que ha habido en el mundo capaz de mantener su marca.»El se mantiene, y eso es algo excepcional, pero tampoco es normal que diecisiete años más tarde de ganar por primera vez el campeonato de España se haya vuelto a proclamar campeón. No es lógico que en diecisiete años no hayan surgido nuevos velocistas capaces de hacer olvidar las mejores marcas de Sánchez Paraíso, de arrinconarle pese a su longevidad: «Sí, ese es el otro factor. A lo largo de estos años ha habido varios hombres que pensé que podrían relegarme, pero se retiraron prematuramente. Está, por ejemplo, el caso de Jones, negro, primo de aquel jugador del Atlético. Tiene siete años menos que yo y era rapidísimo, pero se retiró demasiado pronto. También Carbonell, y otros. Pero, en cualquier caso, no cabe duda de que no ha salido tanta gente como hubiera sido de desear en estos diecisiete años. Sí, quizá en eso yo sea síntoma de atraso del atletismo español, pero no conviene exagerar la nota. La velocidad está peor que otras modalidades del atletismo, y yo creo que es porque al velocista español le falta competitividad. Cada cual anda en su residencia, cuidando de hacer la mínima para mantener su beca, y no quiere correr con los demás por miedo a perder, a quedar mal. Aquí somos cinco o seis velocistas con buena marca, y es rarísimo que nos encontremos todos juntos en la línea de salida, y así ha sido desde siempre. Además, también solemos tener menos oportunidades que otros de correr en el extranjero, en competiciones internacionales. Y si no se compite ni en casa ni fuera no se puede progresar. El atleta tiene que hacerse en los entrenamientos, pero la compeución le da el estímulo, la fe.»

Sánchez Paraíso nació el 21 de julio de 1942 en el pueblo salmantino de Lagunilla. De niño fue a vivir a Salamanca. «En el colegio jugaba al fútbol, de extremo, porque corría mucho. Un día hubo un cross en el que competían varios colegios y a mí me obligaron en el mío a participar. Lo gané y me proclamé campeón provincial escolar. Entonces conocí a Carlos Gil, que es el hombre a quien le debo todo como atleta, el padre del atletismo salmantino. El era y es un loco del atletismo y se dedicó a entrenarme, y sigue siendo hoy mi entrenador. Me aconsejó que me dedicase a la velocidad y así empezó todo.» Hasta hace nueve años no ha habido pista de atletismo en Salamanca: «Me entrenaba donde podía: en el campo de fútbol, en un parque, donde fuera.» Se salvó de la retirada prematura que ha frenado a tantos otros atletas porque pudo compaginar el atletismo y el trabajo: «Por supuesto que no he vivido del atletismo. He cobrado beca, pero las becas son unas cantidades poco más que simbólicas. Y yo siempre he tenido beca baja, además. Me hice. profesor de educación fisica y me titulé en francés en la escuela de idiomas. Y dando clases de educación física y de francés he salido adelante y he podido seguir entrenándome.»

Dos millones contra 130

Hoy es un deportista popular y querido en Salamanca, está casado, tiene tres hijos y dirige el Centro de Iniciación Técnica Deportiva de Salamanca: «Es una idea de Castejón, fenomenal desde mi punto de vista. Allí tenemos cuarenta niños a los que en unas pruebas previas se les ven condiciones, y trabajamos con ellos para darles una preparación planificada que les permita llegar lejos. «Dos millones anuales es el presupuesto de este centro. El lo considera suficiente, pero la cantidad contrasta con los 130 millones que tiene como presupuesto el equipo de fútbol de la ciudad: «Sí, aquí seguimos gastando mucho más dinero en el deporte-espectáculo que en la promoción deportiva. De todas formas el Salamanca también hace promo- íón del deporte y hay chicos que juegan al fútbol en el club. Pero no cabe duda de que el fútbol es el deporte privilegiado en España. A mí a veces me preguntan si eso de que no salga gente que me arrincone no se debe a mala gestión de los que han llevado la federación, y yo creo que con el dinero con que han contado poco podían hacer.»Se siente bien y confla en acudir a los JJOO de Moscú. Sólo después de éstos pensará en la retirada: «La mínima es 10-46 y no creo que sea problema para mí. Si me mantengo en forma hasta poco antes de los juegos podré ir.» De ser así podría cumplir los 38 años sobre la pista olímpica. Sería un digno final para un velocista de longevidad extraordinaria, para un atleta que ha prolongado su buen estado de forma diez años más allá de lo que la lógica impone.

Sin progreso en el atletismo español

Las condiciones particulares de José Luis Sánchez Paraíso han quedado expuestas con nitidez. Si el mantenimiento de su forma física y la consecución de un nuevo título nacional resulta ejemplarizante para el atleta, lo indiscutible es que su caso representa bien a las claras el mínimo progreso del atletismo español, estancado y sin aportar soluciones para salir de su pasividad.

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