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Felipe González no presentará ponencia al congreso del PSOE

Ante trescientos militantes del PSOE y con asistencia de periodistas, Felipe González habló ayer en Córdoba, durante su viaje por varias provincias andaluzas. El ex-secretario general del PSOE resaltó el salto histórico del PSOE desde Suresnes, con 3.750 militantes, a la situación actual, en que hay 16.000 concejales y dos centenares de parlamentarios; rehusó el etiquetismo en un colectivo donde siempre ha habido progresistas y moderados, e insistió en el PSOE como lugar de encuentro de marxistas, cristianos y progresistas, recalcando que el marxismo, más que una ideología, es un comportamiento diario.

En el futuro socialista propuesto por Felipe González hay que compatibilizar el programa máximo con un proyecto político, social, económico y cultural que supongan un avance y un cambio hacia ese programa final. Anunció que no suscribiría con su firma ninguna ponencia para el futuro. Congreso, resaltando la valía de las ya redactadas, y aseguró que pondría todo su empeño en defender la democracia y la Constitución, porque en su concepto el socialismo es como un pájaro de libert 'ad: sólo crece con ella, mientras que en la clandestinidad se difumina.

El coloquio posterior a la conferencia adquirió el mayor nivel de tensión cuando algunos militantes, para los que él pidió respeto a los fieles que trataron de interrumpirles, le hicieron alguna crítica sobre el abandono del marxismo y los pactos de la Moncloa. Rebatió con énfasis dicha crítica, repitiendo sus ya conocidos argumentos y rectificando el concepto peyorativo sobre los pactos, que en su opinión supusieron la conquista de un nivel para los trabajadores que este año, auguró, no se alcanzaría sin pactos.

El más radical

En el calor del debate, Felipe González se proclamó radical, el más radical, por aferrado a las raíces, en contraposición a los que él señaló como personas que se andan por las ramas o las nubes. Recalcó que con su presencia en Córdoba había estado en esta ciudad el más radical del PSOE, con lo que se abría el debate que podría proseguir cualquier otro de los que se andan por las nubes.A la salida del acto concedió una breve conferencia de prensa, en la que se manifestó contrario a un Gobierno de coalición; pero, añadió, si hubiera un intento de paralización del proceso democrático o de volverlo atrás -«y en este momento, precisó, no hay ninguna base razonable para así pensarlo »- juzgaría muy escrupulosamente si le tocara decidir a él. En este sentido, agregó que aceptaría la participación del PSOE con un programa extraordinariamente preciso, cuyos parámetros «para mí muy claros», dijo, rehusó precisar. No obstante, señaló la lucha a fondo contra el paro y la creación de una vida política municipal con competencias, prestación de servicios y financiación, como puntos básicos e imprescindibles.

No pone condiciones

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Finalizada su estancia en Córdoba, marchó a Granada. El día anterior estuvo en Jaén, donde -informa nuestro corresponsal, Antonio Garrido- dijo que de ninguna manera puede aplicarse en España el modelo de la socialdemocracia alemana. En otro momento subrayó que en los momentos actuales aumenta la radicalización en las palabras, aunque los hechos son conservadores.Para el líder socialista, el actual debate del PSOE es bastante clarificador, aunque tiene dos riesgos: la existencia de militantes que sectarizan excesivamente sus posiciones y la mitificación de las personas. «No voy a poner condiciones a mi partido sobre mi vuelta a la secretaría general», agregó.

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