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Explosivos aprobó ayer cuentas de 1978, por las que no se repartirán dividendos

«Explosivos Río Tinto es una empresa sólida que está resistiendo bien los reveses de la recesión y aguantando el temporal en pleno crecimiento de sus actividades. Espero que ustedes me crean.» Con estas palabras cerró ayer su intervención ante la junta general de esta sociedad su consejero y director general, Juan Miró.

El año 1978 fue para ERT el peor de su historia, según reconocieron sus directivos y confirma el hecho de que la sociedad no haya podido repartir dividendo. Las ventas ascendieron a 85.200 millones, con mejora del 6,5% respecto al año anterior, y los beneficios netos se situaron en 237 millones, que pasan íntegramente a reservas, ya que no suponen más que un 1,5% sobre el capital desembolsado y no permiten abonar dividendo. Las amortizaciones aplicadas ascienden a 3.776 millones y los gastos financieros a 5.534 millones.Explosivos es hoy la primera empresa química de España con intereses diversificados en sectores como el petróleo (30% de la facturación), los abonos y química inorgánica (25 %), cobre (11%), productos químicos (11%), plásticos (7,5%), explosivos (7%), farmacia (6%), minería, servicios e inmobiliario.

El balance del presente ejercicio incorpora la novedad de estar auditado por Price Waterhousa, firma internacional de primera línea que en sucesivos ejercicios auditará los balances de las sociedades filiales y el consolidado de todo el grupo Explosivos.

En los informes del presidente de la sociedad y del director general, presentados ante la junta, se pasó revista a las distintas actividades de la empresa y a sus posibilidades de futuro. El señor Miró calificó el balance de sano, y señaló que las inversiones a realizar este año son inferiores a las amortizaciones, lo cual permite limitar el endeudamiento y consolidar el plan de expansión abordado en 1973, y que ya está realizado. El endeudamiento anual, dijo, pasará de 10.000 millones de pesetas, a menos de la mitad. Señaló en este punto que con interés del 20%, inversiones con diez años de vida y tres de construcción y montaje, necesitan un cash flow anual del 32 % del valor inicial. «No conozco», afirmó, «ningún negocio de cabecera que proporcione hoy ese beneficio.»

En el tema laboral, el señor Miró se refirió al problema del absentismo, que el año pasado se situó en Explosivos en el 10,6%, y que ha crecido en los cuatro primeros meses de 1979 hasta el 12,3%. El estatuto de los trabajadores, señaló, debe corregir esta falta de seriedad en el trabajo, más grave aún en un momento de fuerte desempleo.

En el capítulo de la crítica a la Administración, el de Explosivos destacó el problema del control de precios de productos básicos, como los abonos, y dijo que es una pena el tiempo que pierden personas inteligentes de la Administración y la empresa en la disputa de los precios. Con respecto a la ordenación del subsector del petróleo, pidió la puesta en marcha del Plan Energético y señaló la inquietud de los refinadores privados por la progresiva estatalización del sector, intensificada con la compra de la mayoría del capital de Petronor por CAMPSA. Con respecto al sector inmobiliario, el señor Miró comentó las dificultades que ha encontrado la empresa para realizar el proyecto de construcción de un edificio de 45 plantas y otro de menor altura en el centro Azca, de Madrid. Se trata de uno de los proyectos inmobiliarios unitarios de más envergadura de la capital, que en estos momentos está paralizado por la falta de la licencia de construcción.

Explosivos ha desarrollado una actividad mobiliaria de cierta envergadura en los últimos años, aunque en el ejercicio la crisis afectó con especial intensidad a ese sector. Señaló en su informe el señor Miró que el activo inmobiliario dará un gran beneficio en el futuro.

Con respecto al ejercicio actual, se informó de un aumento de las ventas hasta mayo del orden del 8%.

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