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Yamani anuncia una gran crisis energética para los años ochenta

Los actuales problemas energéticos pueden resultar «puramente anecdóticos comparados con los que se vendrán encima en la década de los ochenta», si el mundo occidental no adopta inmediatamente una serie de medidas encamina das a conseguir una reducción drástica en el consumo de petróleo. Este es el consejo dado ayer en Londres por una de las máximas autoridades mundiales petroleras, el jeque Yamani, ministro de Energía de la Arabia Saudita. « Mis afirmaciones no constituyen una advertencia», dijo Yamani. «Son simplemente el consejo de un amigo. »

En una conferencia pronuncia da ayer tarde ante la Asociación de Navieros Británicos, Yamani manifestó que si la demanda mundial de petróleo crece a un ritmo moderado del 2,5 % hasta 1990, y sólo en un 2 % entre 1990 y el año 2000, aun asumiendo que la explotación de nuevas reservas permita obtener una producción de 19.000 millones de barriles diarios, « hay que prever una escasez irreversible en los su ministros a partir de 1988».

«Si llegamos a esa situación», añadió, «tendremos que hacer frente a una crisis petrolera mundial de tal magnitud que los problemas actuales nos parecerán una simple anécdota. »

Para Yamini, si la demanda de petróleo sobrepasa la producción, la escasez resultante de esa situación hará que los precios del petróleo se multipliquen por tres o por cuatro. El precio actual del petróleo está establecido en 14,55 dólares barril, aunque muchos países lo venden cuatro o cinco dólares por encima de ese precio. Se espera que el nuevo precio, que será fijado por los países de la OPEP en su reunión de Ginebra del próximo día 26, se fije entre diecisiete y dieciocho dólares. Yamani se mostró partidario de llegar a un equilibrio entre las distintas fuerzas de energía, ya que mientras que las reservas mundiales de petróleo y gas tienen una duración estimada de 38 años, las de carbón tienen todavía una vida de 238. Si se quieren evitar situaciones extremas; el mundo occidental no tiene más que una receta: reducir el consumo.

El ministro saudita manifestó por último, que su país está dispuesto a incrementar su producción petrolera en un millón de barriles diarios, «siempre que comprobemos que se produce una disminución en el consumo». Si esto no ocurre, Arabia Saudita volverá a reducir su producción a su actual nivel de 8.500.000 barriles diarios.

Por lo que respecta a Gran Bretaña, el Gobierno británico no contempla por el momento el racionamiento de la gasolina y otros derivados del petróleo. Según una reciente declaración gubernamental en los Comunes la puesta en vigor de un sistema de racionamiento le costaría al Tesoro la nada despreciable cifra de mil millones de libras (unos 140.000 millones de pesetas), para pagar la burocracia adicional necesaria. El gobierno de Londres espera, sin embargo, conseguir una reducción del cinco por ciento en el consumo de este ano por medio de una campaña que realizará con los suministradores y con el público.

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