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XXVIII Congreso del PSOE

La ejecutiva del PSOE tratará de amortiguar la polémica ideológica

A las diez de esta mañana se inaugura en Madrid el XXVIII Congreso del Partido Socialista Obrero Español, con la elección de la mesa que presidirá el congreso y el informe de gestión de la ejecutiva, a cargo de Felipe González. Las sesiones se desarrollarán hasta el domingo, en que se producirá la sesión de clausura, tras la elección de la nueva dirección, así como un mitin en el que tomarán parte el secretario general y los líderes de Juventudes Socialistas y de la Unión General de Trabajadores. En esta página y las tres siguientes presentamos un conjunto de informaciones, entrevistas y artículos.El XXVIII Congreso del PSOE inaugura hoy sus sesiones en medio de una cierta sensación de inseguridad respecto a sus resultados, y tras la fuerte polémica ideológica desatada a favor y en contra de la reafirmación marxista del partido. Una negociación en el seno de la Ejecutiva ha permitido encontrar la fórmula que dejaría en tablas la partida ideológica, si bien son bastantes las delegaciones que vienen con mandatos imperativos de defender la expresa reafirmación marxista. Mientras tanto, se aguarda con expectación el debate y votación de la gestión de la comisión ejecutiva.

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El riesgo de no reelección de Felipe González prácticamente no existe, según opinión unánime de todas y cada una de las fuentes consultadas por EL PAÍS. Sin embargo, ha existido la posibilidad de que el actual secretario general optara por no presentarse a la reelección, en el caso de que su insistencia en quitar el término marxista de la definición del partido -que por otra parte tiene desconcertadas incluso a muchas de las personas que forman su «entorno» político- se hubiera visto contestada por un fuerte debate y una votación mayoritariamente contraria a su postura.Los miembros de la ejecutiva barajan -según su respectivo grado de optimismo o pesimismo- entre un 15% y un 40% de votos contrarios o de abstenciones, lo cual es interpretado por algunos como un «voto de castigo» a la personalización del poder y por otros como la evidente señal de que «hay que marcharse y a ver quién se hace cargo de esto».

En parte por esta circunstancia y sobre todo por evitar una grave colisión interna, los principales miembros de la Ejecutiva han negociado una fórmula de compromiso. Esta última consiste en reafirmar los principios aprobados por los anteriores congreso -incluido el de 1976-, con lo cual se intenta pasar por el tema como si estuviera tan claro que no es preciso revisarlo, pero al mismo tiempo tampoco se incluya un nuevo texto en el que otra vez se haga hincapié en el marxismo.

Falta por ver si esta fórmula prosperará o si la insistencia de quienes intentan la aprobación de una nueva ponencia inequívocamente marxista pesará más que la citada fórmula. Incluso no cabe descartar a priori, la posibilidad de que algún sector procure la de aparición completa de la definición marxista.

El difícil tema para quienes buscan el compromiso está en conseguir una fórmula que pueda combinar elementos aparentemente tan dispares corno una uran mayoría de ponencias políticas marxistas y el deseo de que este asunto no produzca un desgarramiento en el partido. «Sería muy conveniente para todos que no llegara a plantearse la cuestión del marxismo», afirma Javier Solana, miembro de la ejecutiva.

Hay que tener en cuenta que la peculiar estructura del congreso socialista -más de un millar de delegados, elegidos directamente por cerca de setecientas agrupaciones locales- aumenta los riesgos para la dirección; pero, al mismo tiempo, es también la garantía de que esta última no perderá el control de la situación, porque es complicado organizar una oposición lo suficientemente coherente como para derribar las posiciones de la dirección. Esta estructura, que garantiza la efectiva representación de las bases del partido dificulta, al mismo tiempo, la homogeneidad de las delegaciones por regiones y hasta por provincias.

No obstante, la posibilidad de una «alianza» entre Luis Gómez Llorente, Francisco Bustelo y Pablo Castellano -entre otros- no ha llegado a confirmarse, dado que el primero insiste en la necesidad de mantener unido al socialismo español, sin graves enfrentamientos que pudieran conducir a una escisión. Las últimas declaraciones de Felipe González provocaron una oleada de rumores, al ser interpretadas como un anuncio de que se venía encima un posible Bad Godesberg, pero la evolución posterior de los acontecimientos ha hecho que se llegue al congreso con la idea -no compartida por los sectores más radicales- de que es conveniente enfundar las espadas, aunque sin pasar por ciertas cuestiones de estrategia y organización interna.

Debate sobre la gestión

El primer gran tema del congreso será la presentación del informe de gestión de la ejecutiva, a cargo de Felipe González, que se producirá esta misma mañana, y la posterior discusión de la gestión a puerta cerrada. Tras la discusión se realizará la votación, probablemente esta noche o de madrugada.

Lo que suceda será un «termómetro» de la situación del congreso; si la gestión fuera aprobada por una mayoría escasa -su rechazo es casi impensable y supondría un verdadero cataclismo-, es muy probable un cambio importante en la dirección del partido. La aprobación de la gestión por un 80% de los delegados sería considerada por la ejecutiva como un buen resultado.

Posteriormente, se entrará en la discusión de ponencias, tarea que está previsto le prolongue durante el viernes y el sábado, con un especial interés para la ponencia política y la de estatutos, así como la sindical y la económica. Paralelamente, se establecerán las últimas negociaciones para la candidatura o candidaturas a la dirección, que depende mucho de la acogida que haya tenido la gestión de la ejecutiva y las modificaciones estatutarias que se aprueben. Los sectores contrarios a la actual ejecutiva centran sus principales preocupaciones en conseguir una «democratización de la estructura interna del partido» y continuar celebrando los congresos cada dos años -la propuesta oficiosa pide que sea cada tres años-, y todo ello pasa, fundamentalmente, por una discusión estatutaria. No se conceden muchas posibilidades a la petición de que se aprueben las tendencias en el seno del PSOE.

Posibles candidaturas

En cuanto a los rumores existentes sobre candidaturas a la dirección, todo apunta hacia una posible negociación para lograr un consenso básico en la elección de la ejecutiva. Los militantes del antiguo PSP parece que han pedido varios puestos, pero, según fuentes consultadas por EL PAÍS, es improbable que logren más de dos (Enrique Tierno y algún otro, como Donato Fuejo, Pedro Bofill, Fernando Morán o José Bono). La continuidad de Alfonso Guerra no está en duda, aunque un sector considerable de los delegados tienen intención de evitar un reforzamiento de sus poderes, mientras otros postulan su ascenso a viceprimer secretario, según unos a base de que organización pase a persona distinta, y según otros, con dicha secretaría incluida.

Carmen García, Javier Solana, Luis Gómez Llorente, Luis Fajardo, son nombres de la actual ejecutiva con muchas probabilidades de continuidad; también es probable la continuidad de Enrique Múgica, aunque seguramente en un puesto menos importante del que teóricamente tenía asignado -relaciones políticas-, y son más dudosos los casos de Guillermo Galeote, Luis Yáñez y Txiki Benegas. Nombres posibles para la nueva ejecutiva -si no se produce un vuelco- son los de Gregorio Peces-Barba, Joan Pastor, Joan Reventós, Ciriaco de Vicente, María Izquierdo, Francisco Ramos, Celso Montero, José Rodríguez de la Borbolla, Enrique Barón y otros. Algunos sectores pelearán también por Francisco Bustelo, al que otras fuentes conceden pocas posibilidades.

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