Esteban Tazar,
joven peruano de diecisiete años, superviviente de un salto de 4.000 metros de altura, ha declarado que poco después del salto comprobó que su paracaídas no se abría y que éste es su último recuerdo, antes de despertar en una clínica a los cuatro días con un tobillo fracturado. Esteban Tazar subió a un avión Antonov, de fabricación soviética, con otros veintinueve compañeros, para realizar su primer salto de instrucción en paracaídas. Esteban fue el tercero en saltar y le siguieron otros dos compañeros. Los veinticinco restantes se negaron a hacerlo, debido a la impresión que les causó el accidente.
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