Margaret Thatcher corteja a los sindicatos británicos
Contrariamente a lo esperado, no habrá cambio de estrategia conservadora durante los últimos dos días de la campaña electoral británica. Nuevos sondeos de opinión han convencido a la líder tory de que su partido mantiene la delantera y de que un cambio de orientación a última hora sería contraproducente.
En su lugar, Margaret Thatcher, su segundo, William Whitelaw, y su portavoz de empleo, James Prior, llevan dos días cortejando a los sindicatos. Ayer, en sendas conferencias de prensa, y el domingo, en un acto de masas celebrado en Londres, el estado mayor conservador insistió en que el futuro Gobierno tory y las Trade Unions tienen abierto un largo camino de cooperación.
En Wembley, al norte de la capital británica, Margaret Thatcher resaltó que no hay ninguna contradicción entre pertenecer a la clase obrera y preferir la política del Partido Conservador. Dos mil trabajadores entusiastas partidarios de la jefe tory cantaron una versión de Hello, Doly, en la que este nombre ha sido sustituido por el de Maggie (apelativo cariñoso de Margaret), y que marcaba el deslizamiento de la campaña conservadora hacia los moldes electorales norteamericanos.
Circunscripciones decisivas
La batalla electoral británica va a ser decidida pasado mañana en alrededor de cien circunscripciones, de las 635 en que está dividido el país. En estos distritos decisivos de Inglaterra y Gales la mayoría del diputado actual es suficientemente pequeña como para que un mínimo deslizamiento de los votos otorgue el triunfo a su más directo rival. Pues bien, un sondeo para la televisión realizado en estas demarcaciones (de las cuales casi dos tercios están en manos de los laboristas) muestra una ventaja conservadora del 13 %.Los datos contradictorios de las encuestas han venido produciéndose desde que se inició la campaña, pero las tres últimas coinciden en señalar que se sostiene el liderazgo de Margaret Thatcher, en porcentajes que oscilan entre el 8 % y el 11 %. En Escocia se vaticina que el laborismo arrasará a los conservadores y en buena parte al Partido Nacionalista (SNP), resentido por el fracaso de su campaña autonomista. Si alguno de los dos grandes partidos consigue una ventaja de sesenta escaños se habrá garantizado probablemente cinco años en el poder. El laborismo consiguió, en octubre de 1974, 42 escaños más que los tories, pero su mayoría parlamentaria con respecto al conjunto de todos los demás partidos (nacionalistas escoceses y galeses, liberales y representantes del Ulster) era sólo de tres escaños. De ahí su precaria supervivencia y derrota final.
La campana acaba como empezó, centrada en los impuestos y el mantenimiento o reducción drástica del gasto público, según sean unos u otros los vencedores. El radical corte en las facturas del Estado que anticipan los conservadores y su repercusión en el elevado desempleo, que ya soporta Gran Bretaña, serán la principal munición con que el primer ministro va a combatir las 48 horas previas a la apertura de las urnas.
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