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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Hablemos claro sobre Picasso

Este español considerado universalmente como uno de los hombres más importantes de este siglo es atacado con deleite por retóricas mediocridades. ¿Por qué siendo español se ataca en su país a un valor universalmente reconocido? Veamos el motivo que gira siempre sobre lo mismo. Desde luego no es por su obra, pues, como todo el mundo sabe, la época azul, rosa, clásica y ciertos dibujos y grabados son apreciados por todos los gustos. No, el motivo no es éste, el motivo es que el personaje Picasso irrita. ¿Por qué? Muy sencillo: Picasso encarna intelectualmente el símbolo revolucionario en contra del triunfo de la burguesía decimonónica, arremete contra todas las instituciones utópicas, pues su obra y su vida son un revulsivo constante con las normas preestablecidas.Cuando pinta el Guernica no describe la lucha entre fascistas y comunistas, no. El Guernica es el símbolo contra la violencia del poder, la violencia del poder en la Humanidad. Desde los tiempos remotos, pasando por los egipcios hasta los campos de Dachau y las purgas estalinistas, etcétera, millones de etcéteras, ríos amazónicos llenos de sangre por las injusticias y abusos del poder en todos los signos y religiones. Picasso crea una obra para el tiempo, no la descripción anecdótica de la lucha de dos bandos. Es una denuncia contra la brutalidad humana, un deseo de combatir la mentira, «la gran mentira» que tiene al hombre encadenado en la violencia. Abre las puertas a la verdad, a la palome, a la cabra, a los niños, a las plantas que le rodean en su estudio de Mougins, donde trabaja en solitario silencio, angustioso silencio del que grita una verdad. Esta verdad es la que le lleva al reconocimiento universal. De nadie se ha escrito tanto en ninguna época; todos los grandes cerebros de este siglo se unen a su mensaje.

Es muy triste pensar que cuando para el centenario de su nacimiento se prepara en Nueva York vaciar el museo de Arte Moderno para mostrar los Picasso de Rusia, Francia y colecciones americanas, aquí, en su patria (pues nunca quiso hacerse francés), se publican mezquindades, actitudes antípicassistas que corresponden a una sociedad deformada hipócritamente. La indiferencia de su patria acentúa la fenecida cultura creacional de este país.

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