España se incorpora a la CEPAL
La incorporación de España, como miembro de pleno derecho, a la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), acordada el jueves en La Paz (Bolivia), representa la respuesta latinoamericana a la nueva política española en este continente, según la mayoría de los observadores. Esta nueva orientación, auspiciada por el rey Juan Carlos, ha traído realismo a las relaciones entre España y los pueblos latinoamericanos y ha eliminado los lirismos históricos y el complejo de superioridad que durante tantos años utilizara nuestro país como bandera en América Latina. La aceptación por la CEPAL de la petición española supone, en este sentido, un reconocimiento pleno a la nueva situación.
No faltan suspicacias, sin embargo, ante esta incorporación española a la Comisión Económica para América Latina. La reciente integración de representantes españoles en la Comisión Trilateral, por ejemplo, ha provocado reacciones desfavorables. Personalidades ligadas a organismos de integración latinoamericanos opinan que esta circunstancia hará, a la larga, más difícil que España participe eficazmente en las decisiones sobre el desarrollo regional. «La Comisión Trilateral significa, justamente, la quintaesencia de aquello contra lo que luchamos en América Latina. Tener un miembro de la Trilateral en nuestras organizaciones de integración es como traer al enemigo de casa», comentó un funcionario del SELA (Sistema Económico Latinoamericano), que pidió no ser identificado.A pesar de estas reticencias, la presencia de España en la CEPAL puede resultar singularmente provechosa para ambas partes. La experiencia española en el campo del desarrollo económico es fácilmente asimilable en muchas naciones del continente americano, que atraviesan circunstancias similares a las vividas por nosotros hace algunos lustros. Nuestro país puede aportar conocimientos tecnológicos de tipo medio a esta región, que son precisamente los que se necesitan en este momento del desarrollo latinoamericano. España puede, igualmente, convertirse, a medio plazo, en el mejor interlocutor de América Latina en la Comunidad Económica Europea, que, por otra parte, ha reforzado su presencia en esta parte del mundo. A todas estas circunstancias debe añadirse la nunca bien valorada riqueza del idioma común, que hace más sencilla y eficaz la relación mutua.
La CEPAL no es un organismo ejecutivo, sino consultivo. Su labor está orientada por las decisiones que adoptan los miembros, y se centra básicamente en la investigación y el análisis de las realidades regionales para la elaboración posterior de sugerencias y orientaciones a los respectivos Gobiernos.
Para desarrollar su programa de acción, la CEPAL cuenta con tres oficinas subsidiarias: el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES), creado en 1962; el Centro Latinoamericano de Demografía (Celade), y el Centro Latinoamericano de Documentación Económica y Social (CLADES).
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) es un organismo creado en febrero de 1948 en el seno de las Naciones Unidas, con el propósito de lograr la integración económica como base para el desarrollo de las naciones latinoamericanas. La sede central del organismo está en Santiago de Chile, y mantiene delegaciones en las capitales de los 33 países miembros. (34 desde la incorporación de España).
El ministro de Asuntos Exteriores comentó ayer a Efe la satisfacción por la entrada en la CEPAL, que supone para España ser el único país miembro de la organización fuera del continente.
«Hemos doblado nuestro comercio con lberoamérica y particularmente con algunos países, como Venezuela, México y Argentina, donde el incremento de nuestra acción comercial ha sido espectacular.»
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