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La inhibición de la antigua corporación de Móstoles, origen de numerosos conflictos

Los nuevos concejales de Móstoles tendrán que afrontar, inmediatamente después de su toma de posesión, una abrumadora cantidad de conflictos pequeños, por el número de personas a las que afectan, pero a veces mucho más difíciles de solucionar que los grandes problemas, que permiten una mayor capacidad de convocatoria y respuesta de la opinión pública en general. Tal acumulación de miniconflictos se ha visto favorecida por la postura de extremada inhibición seguida en los últimos meses por la anterior Corporación.En concreto, los dos nuevos temas que han surgido en Móstoles están protagonizados por los vecinos y sus respectivas sociedades constructoras e inmobiliarias, Parque Fátima y Parque Estoril.

En el primer caso, el alcalde, Edistio González, se ha negado sistemáticamente a paralizár las obras de varios bloques que, según ínformes emitidos por un arquitecto del Colegio, que los vecinos tuvieron que contratar y pagar de su bolsillo, y por los mismos técnicos municipales, han sobrepasado en mucho el volumen de construcción permitido. Abrumado por la cantidad de informes coincidentes en la irregularidad de Is obras, ordenó la paralización, pero sin preocuparse en absoluto de que la orden fuera cumplida, y las obras continúan su ritmo normal. Se da el caso de que uno de los bloques, el número 10, aún no está terminado y, sín embargo, ya cuenta con la cédula de habitabilídad y el justificante oficial de terminación de obras.

En el segundo caso, los compradores de pisos del Parque Estoril -su publicidad cita «la mejor propaganda son nuestros vecinos»- llevan cuatro años esperando que se normalice el suministro de agua, el de energía eléctrica, y pidiendo la paralización de obras y venta de parcelas en la segunda fase. En esta y según, informes de Coplaco, todo lo construido podría ser Ilegal, puesto que no existe proyecto de urbanización, desde el momento en que el mismo Coplaco lo denegó por no cumplir los requisitos mínimos.

En el caso del Parque Estoril, la actitud de los vecinos, cansados de la inutilidad de sus gestiones de buena voluntad, llegó a la decisión de aparcar por turnos los coches de varios de ellos frente a las instalaciones del club social y de la oficina de ventas. Los coches portaban carteles con inscripciones del tipo de «Promocisa no hace lo que promete» y similares. Curiosamente no ha sido la empresa la que ha reaccionado directamente frente al ataque de los vecinos, sino los propios vendedores, que cobran la mayoría de su salario por comisión de pisos vendidos, y a los que la publicidad negativa de los vecinos afectaba en su ritmo de ventas.

El pasado domingo, cuatro vendedores agredieron físicamente a dos vecinos, a base de empujones y agarrones. Ambos agredidos han presentado la correspondiente denuncia ante la comisaría de Móstoles.

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