Negociaciones multilaterales en Cataluña, Andalucía y País Vasco
Al margen de la alianza que PSOE y PCE ya han comenzado a forjar para el conjunto de los ayuntamientos del país, la situación específica del País Vasco, Cataluña y Andalucía, donde entran en juego los partidos nacionalistas y el PSA, obligará en estas zonas a negociaciones multilaterales, cuyo desenlace parece ahora mismo difícil de prever.El caso más destacado es, probablemente, el de Andalucía, donde el PSA tiene la posibilidad de decidir las alcaldías de seis capitales de provincia (Sevilla, Granada, Huelva, Cádiz, Jaén y Almería), además de otras grandes ciudades, como Jerez.
El próximo sábado se reunirá la ejecutiva del PSA para decidir acerca de los posibles pactos, al margen de que en el transcurso de la presente semana inicie ya contactos exploratorios con las fuerzas políticas implicadas en el proceso.
Fuentes próximas al Partido Socialista Andaluz han manifestado que podrían estar dispuestos a pactar conjuntamente con la izquierda, aunque el precio probable serían las alcaldías de Sevilla y Granada, además de la de Jerez, donde el PSA es el primer partido minoritario. La mayor dificultad para este posible pacto radica en las malas relaciones existentes entre las bases del Partido Socialista Andaluz y las del PSOE.
También en Cataluña la situación aparece complicada por la presencia de tres fuerzas políticas que necesitan pactar si quieren cerrar el paso a UCD. La mayor dificultad de este pacto tripartito, propiciado fundamentalmente por el PSUC, estriba en las dificultades que puede tener Convergencia i Unió para llegar a una alianza con los comunistas, a lo que se oponen fervorosamente Trías Fargas y numerosos sectores del partido.
Por otra parte, los socialistas necesitan el apoyo de CiU para implantar una mayoría de oposición en tres de las cuatro diputaciones catalanas y cerrar así el paso a los proyectos que tiene Tarradellas de apoyarse en unas diputaciones derechistas. En cualquier caso, si. Convergencia se negase en redondo a un pacto con los comunistas plantearía un grave problema al PSC-PSOE, ya que este partido difícilmente podría arrinconar a los comunistas en Cataluña cuando negocia con ellos en Madrid una alianza global. Por último, medios políticos catalanes consideran también como muy improbable un posible pacto entre el partido de Pujol y UCD, planteamiento éste apoyado con particular insistencia por Tarradellas y el propio partido centrista.
En el País Vasco la situación parece en principio más sencilla, ya que el espectacular ascenso de las opciones nacionalistas hace que en gran parte de los ayuntamientos constituyan mayoría, sin que se vean forzados a pactar con partidos españolista. No es éste el caso de Vitoria y Pamplona, donde tendrán que contar con el apoyo de los socialistas. En la capital alavesa no es previsible que se presenten excesivas dificultades, pero otra cosa ocurre en Pamplona, donde se van a encontrar con la disyuntiva de dar su voto a Herri Batasuna o abstenerse y entregar, con ello, la alcaldía a UCD.
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