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El casco urbano puede ser marco para el deporte

En Europa es fácil hacer deporte. El casco urbano es perfectamente aprovechable para la práctica deportiva. No son necesarios grandes estadios ni lujosas instalaciones para que el ciudadano tenga un lugar donde cuidar su estado físico. En España falta sentido práctico y sobran prejuicios. Deporte se puede hacer, si se readaptan edificios de escasa funcionalidad, en mercados, feriales, iglesias, estaciones o hangares.

El deporte experimentó en España el pasado año un boom inesperado. Y precisamente porque el deporte para todos acaba de nacer prácticamente, las ciudades crecieron sin pensar en que un díá pudiera ser una necesidad para el hombre. Cuando se construyeron los grandes núcleos de población no se dejó una reserva de espacios libres. No hay, por tanto, un encaje lógico del ocio en los horarios diarios. El desconocimiento técnico sobre la enorme diversidad de posibilidades que permite el ocio es una realidad Y AETIDE (Asociación Española de Trabajo sobre las Instalaciones Deportivas y el Esparcimiento) ha elaborado unas soluciones para que en la ciudad pueda hacerse deporte.El casco urbano de las grandes poblaciones presenta unas ilimitadas posibilidades para adaptar edificios que permitan en ellos realizar determinadas prácticas deportivas mediante arreglos parciales o transformaciones. Pequeñas salas, incluso, pueden ser suficientes y ahí están las evoluciones del tenis al tenis de mesa, de la pelota al squash, de fútbol al fútbol sala, del golf al minigolf, etcétera, que no precisan de enormes pabellones y pueden cubrir parcialmente las necesidades de una comunidad.

Cualquier edificación urbana cuya funcionalidad sea nula puede sufrir una remodelación y seguir conservando su fachada, porque arquitectónicamente interese. Basta hacer un censo de dotaciones, estudiar su rendimiento, el área de población que pueda usarlas y las zonas a las que falten equipaciones. Esto puede completarse con la posibilidad de lograr recursos urbanos libres de uso, corno puedan ser los solares vacíos. Ejemplos concretos de esto tenernos en Londres y Copenhague. En la capital inglesa se habilitó en un pequeño solar entre bloques de viviendas un área para juegos con balón, otro para juegos de aventuras con aparatos, un jardincillo y un pequeño pabellón para días de lluvia; la funcionalidad del conjunto se completó con la instalación de un tobogán desde la terraza al suelo, para los niños. Para esto sólo se precisa de sentido práctico, como el que demostraron también los daneses para hacer en una estación de autobuses abandonada campos de baloncesto, voleibol, balonmano, de juegos infantiles y zonas de saltos y trepa para los niños, que también podrían entretenerse haciendo dibujos en las paredes lavables que se instalaron para tal fin.

Dos localidades españolas tienen también dos ejemplos concretos de readaptación del espacio para el deporte. En Hospitalet hay una muestra clara de la recuperación para el uso público que admiten los espacios interiores de una manzana; se construyó un complejo polideportivo por una entidad bancaria que realizó parte de las edificaciones y que cedió al ayuntamiento en condiciones ventajosas; el complejo tiene piscina, polideportivo, gimnasio y aparcamiento para coches. El otro ejemplo lo tenemos en Sevilla con el Club Natación. El proyecto de remodelación de sus instalaciones, enfocadas al recreo y al entrenamiento, respetó la fachada original, por resultar interesante, en el interior se ubicaron saunas, piscinas, gimnasio y sala de deportes y halterofilia.

Sacrificar prejuicios en aras de una utilidad

En las soluciones del aprovechamiento del casco urbano para el deporte no están exentas las iglesias, que marcan un hito importante en el paisaje y pueden seguir conservando su fachada como monumento, en vez de ser destruidas. Sólo hay que sacrificar todo tipo de prejuicios en favor de lograr un máximo de utilidad.El ejemplo más claro de esto lo tenemos en Inglaterra, como es el caso de la conversión de la Holy Trinity en el Harrow Club, en Notting Hill. Los interiores de la iglesia fueron un marco adecuado para la práctica de diversos juegos de equipo, y los pasillos, lugares idóneos para lanzamientos. También la iglesia de San Marcos, en Depford, fue readaptada y se trabajó para lograr una capilla menor y crear instalaciones para jóvenes en una planta baja, donde también tuvieron cabida actividades sociales pues, históricamente, la parroquia sirve no sólo como lugar de culto, sino como centro para el desarrollo de otras actividades. Este puede ser el ejemplo simultáneo para varios usos de los edificios, como se hizo en Basingstoke, donde debajo de un centro comercial se habilitaron una piscina, campos de badminton convertibles en pistas de tenis y zonas de tiro con arco; la práctica del boxeo y la esgrima, así como la instalación de gradas, pueden tener también cabida y un sistema de redes corraderas permite dividir la sala general en áreas más pequeñas.

Existe, por último, la instalación de salas de mantenimiento en las comunidades de vecinos o como complemento de pabellones deportivos. El objetivo es servir de local para actividades de grupos de todo tipo para estar en forma. Estas salas suelen tenerlas hoteles de ciertos países como reclamo de turistas y requieren un espacio de treinta a cincuenta metros cuadrados.

Las salas tienen una serie de aparatos de uso múltiple que permiten una valoración del nivel de aptitud, mediante unos sencillos tests, sin necesidad de recurrir a ejercicios difíciles que puedan desilusionar a los usuarios.

Como se ve, existen unas enormes posibilidades de hacer deporte hasta en la misma ciudad. El facilitar al ciudadano el derecho al deporte no es difícil, porque no nacen falta grandes inversiones en lujosas instalaciones en las que se cuide de todo menos de su funcionalidad. Son precisas zonas verdes, estadios e instalaciones para una práctica deportiva seria, pero también resulta elemental que existan lugares cerca del trabajo, de la vivienda, para llenar las horas de ocio con el deporte.

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