"Existe un conflicto de intereses entre Andalucía, el País Vasco y Cataluña"
El estallido del nacionalismo andaluz, traducido en los 330.000 votos y cinco diputados que obtuvo en las elecciones generales del primero de marzo el Partido Socialista de Andalucía-Partido Andaluz (PSA), se ha convertido momentáneamente en el centro de atención de los principales partidos políticos del país. Hace sólo dos años, el 154 de 1977, el PSA consiguió prácticamente la mitad de estos votos y un solo diputado, presentándose, además, en coalición con el Partido Socialista Popular (PSP). Alejandro Rojas Marcos, líder del PSA y diputado electo por Cádiz, abogado, ex concejal del Ayuntamiento de Sevilla, se trasladó inmediatamente a Madrid para intentar conseguir el apoyo de otros grupos políticos en su petición de que se reforme el Reglamento del Congreso de los Diputados a fin de que el PSA pueda contar con su propio grupo parlamentario.
«No creo que nadie pueda oponerse a una cosa tan clara como esta. Hemos obtenido más votos, por ejemplo, que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y, sin embargo, tal y como está el Reglamento, tenemos que entrar en el Grupo Mixto. Nos costará arreglarlo, pero estoy absolutamente seguro de que lo conseguiremos; precisamente toda nuestra campaña se basó en la necesidad de llevar al Parlamento una voz que defendiera a los andaluces.»Pregunta. Usted habla. continuamente del PNV y del nacionalismo catalán. Parece, casi, que contrapone la autonomía de estas dos nacionalidades con la autonomía de Andalucía. Se teme en algunos medios políticos que su papel en el Congreso de los Diputados se reduzca a un ataque contra los estatutos del País Vasco y de Cataluña, labor que, sin duda, le granjearía el agradecimiento del Partido gubernamental.
Respuesta. No tengo nada contra los estatutos de Cataluña y Euskadi; sí tengo algo contra un estatuto vasco o catalán que consagre privilegios. Es lógico que ellos reclamen su riqueza, pero creo que los andaluces tenemos cuentas pendientes con todo el Estado español.
P. ¿Qué hay en los proyectos de estatuto de Cataluña y el País Vasco que pueda perjudicar a Andalucía?
R. No he examinado aún a fondo los dos proyectos; los están estudiando en el partido. Creo, sin embargo, que todo está muy relacionado con la solución que se dé al Fondo de Solidaridad Interregional. Si se le dedican cantidades ridículas, no cumplirá su función y sólo si lo hace y compensa, de verdad, los desequilibrios interregionales, nosotros seremos más tolerantes con los planteamientos de los estatutos de autonomía en marcha.
Quiero profundizar un poco en todo este tema. Nosotros sabemos que la autonomía política exije autonomía económica y que las autonomías pueden terminar aumentando las diferencias entre las nacionalidades ricas y Andalucía. Pero, por otro lado, nos interesa el pleno desarrollo de la autonomía catalana y vasca porque tira de la andaluza, aparte de que nos solidarizamos con la lucha que llevan a cabo sus pueblos. Pero no podemos olvidar lo anterior. Así que nos movemos en una contradicción dialéctica que esperamos provoque la respuesta del pueblo andaluz.
P. Se ha acusado a la campana electoral del PSA de fomentar el antivasquismo o anticatalanismo entre los andaluces.
R. No es cierto, pero no se puede ocultar que existe un conflicto de intereses y que la solución y vendrá de una clarificación.
P. ¿No teme que Unión de Centro Democrático se aproveche de estos planteamientos y deje que sea el PSA quien abra una brecha que luego el Gobierno pueda utilizar, sin perder imagen electoral en Cataluña o el País Vasco?
R. Tendremos que evitar que nadie nos utilice, pero por lo pronto le diré que todos los partidos se utilizan entre sí, lo que sucede es que se trata de una utilización mediata. Nuestro partido no tiene más que un objetivo: plantear los intereses de Andalucía y que el Parlamento sea el lugar en el que se realice la síntesis de los intereses de los distintos pueblos de España, y no en las ejecutivas de los partidos, que es donde se hace esa pretendida síntesis en la actualidad.
P. Usted ha dicho en alguna ocasión que resulta más fácil llegar a acuerdos con UCD que con el PSOE. ¿No le parece una contradicción, dado que el PSA se autodefine como partido socialista?
R. No recuerdo haber dicho eso. De cualquier forma, es cierto que el PSOE ha hecho declaraciones más virulentas contra la autonomía de Andalucía que la propia UCD. Felipe ha dicho que el Gobierno ha ido muy deprisa y que antes del año 2000 no habrá autonomía para Andalucía. Me parece ridículo decir que el Gobierno ha ido deprisa en la autonomía andaluza, cuando todos sabemos que es papel mojado. A propósito, parece que a Felipe le gustan los retos personales; pues bien, yo le reto desde aquí a discutir públicamente, donde y cuando quiera el papel de un partido socialista en relación con las autonomías. En fin, no es que las relaciones con el PSOE sean peores que las relaciones con UCD; es que las relaciones con el PSOE son terriblemente malas. Nos han insultado y calumniado y creo que ni nuestros militantes ni los suyos lo entienden. Están creando un rechazo anti PSOE en la base del PSA de tal calibre que aunque un día los dirigentes de los dos partidos quisiéramos colaborar, sería, difícil.
P. ¿No descarta usted, entonces, esa posibilidad?
R. Nosotros somos un partido socialista. Andalucismo es igual a socialismo más nacionalismo. Es imposible que tengamos planteamientos de derecha. Evidentemente, coincidiremos con el PSOE en muchas cosas, pero no habrá colaboración mientras que ellos no se retracten de sus calumnias.
P. ¿Se producirán también coincidencias UCD-PSA?
R. ¿Por qué no? En estos dos últimos años se ha visto como UCD coincidía en muchas ocasiones con el PSOE y con el PCE.
P. ¿Puede existir coincidencia con UCD en el voto de investidura del presidente Suárez?
R. Ese tema está en estudio y será el comité ejecutivo del PSA el que decida.
P. ¿A cambio del voto favorable del PSA en la investidura del presidente del Gobierno, puede apoyar UCD a un diputado del PSA para la presidencia de la Junta de Andalucía?
R. Hasta que no se conozca la composición exacta de la Junta (faltan todavía los representantes de las diputaciones, etcétera) no decidiremos si aspiramos a esa presidencia o no.
P. El PSA ha criticado muy duramente el funcionamiento de la Junta de Andalucía y a su presidente, el socialista Fernández Viagas. ¿La responsabilidad de ese mal funcionamiento es del PSOE o del Gobierno por no cederle los medios necesarios?
R. El PSOE, como partido mayoritario, tiene una enorme responsabilidad, pero todos los partidos que estuvieron representados en la Junta también la tienen por su funcionamiento sucursalista. ¿Por qué no han Impulsado la concienciación del pueblo andaluz, en lugar de utilizarla para pelearse UCD y PSOE? Eso no cuesta dinero y es una de las grandes tareas que debe cumplir el órgano autonómico de Andalucía. A la derecha no le interesa esa concienciación, porque el andalucismo es un planteamiento de clase; las condiciones socioculturales de Andalucía no permiten que la oligarquía se identifique con esos planteamientos. Y la izquierda, partidos centralistas, tampoco ha estado interesada.
P. Se dice que el voto del PSA ha sido el voto de intelectuales y pequeña burguesía.
R. Esa es puna falsa imagen que se deriva de mi propia procedencia de la alta burguesía y del hecho de que el grupo iniciador del PSA en 1965 fuera un grupo de universitarios. En la actualidad, el 80% de los militantes del PSA son trabajadores por cuenta ajena. Y en Jerez de la Frontera, un pueblo tipo de Andalucía, nosotros hemos obtenido ahora el 30% de los votos, desplazando al PSOE como primer partido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.