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Carrillo anuncia cuatro años de crisis si UCD gobierna en solitario

El secretario general del Partido Comunista de España (PCE), Santiago Carrillo, analizó ayer, en el discurso de apertura de la reunión del Comité Central del partido, celebrada en Madrid, de la preparación de las elecciones municipales, las condiciones políticas, sociales y económicas en que se encuentra el país tras los comicios del 1 de marzo, avanzó las líneas generales de actuación de los comunistas en las nuevas Cortes y, finalmente, sometió a su propio partido a revisión autocrítica sobre algunos de sus planteamientos.

Santiago Carrillo basó su análisis en la circunstancia de transición en la que España se halla todavía inmersa, y recordó que los principales problemas del país (paro y terrorismo) permanecen Intactos, si bien matizó que este último se ha complicado con la presencia de los tres diputados de la coalición abertzale Herri Batasuna. En estas circunstancias, insistió de nuevo en la necesidad de un gobierno de concentración, o, cuando menos, si no una política de coalición, sí una estrategia común de la izquierda.Sobre la victoria electoral de UCD, Carrillo reconoció no haber previsto este avance en toda su magnitud y señaló la decisiva influencia de la explotación del voto del miedo hecha por Adolfo Suárez, la «Intoxicación» realizada a través de los sondeos preelectorales -mostrando una posible victoria socialista- y los errores políticos cometidos por el PSOE durante la anterior legislatura. Así las cosas, el secretario general del PCE afirmó que UCD se ha desplazado a la derecha, está a punto de perder su situación centrista y se va a convertir claramente en el partido de la derecha de España. «Todo esto es debido -manifestó- a la falta de clarividencia política del PSOE y Alianza Popular.»

No a la investidura de Suárez

Santiago Carrillo se mostró especialmente pesimista en cuanto al porvenir del país en el caso de que Suárez opte por formar un gobierno monocolor. «Si UCD gobierna sola, su Gabinete será débil, impotente, para hacer frente al terrorismo y a la crisis económica y será un Gobierno netamente inclinado hacia la derecha. Y esto, en una etapa de transición como la que estamos viviendo, puede provocar verdaderas catástrofes políticas.» Auguró un futuro difícil para las relaciones laborales, pues dijo que con los empresarios presionando sobre el Gobierno a través de la CEOE será muy complejo lograr un acuerdo con los sindicatos, lo que configurará, a juicio del señor Carrillo, cuatro años de inestabilidad social, intensificación de la lucha de clases movilización de masas y una serie de tensiones que podrían desembocar en sucesivas crisis de Gobierno y puede que hasta en crisis de régimen.

En base a que los comunistas en absoluto quieren responsabilizarse de una política semejante, Santiago Carrillo fue tajante y anuncio que no apoyarán la investidura de Suárez como presidente y que la etapa, de consenso ha concluído, pasando el PCE a la oposición neta, aunque constructiva.

En la próxima legislatura, el PCE va a plantear las siguientes cuestiones: el estatuto de los derechos de los trabajadores, «si es necesario con la lucha de masas», puntualizó; un plan contra el desempleo, el debate sobre la ley de Administración local, el estatuto de televisión, las leyes de la educación y la reforma de la ley electoral, de forma que se respete el voto por igual a todos los partidos.

Autocrítica sobre el PSUC

Santiago Carrillo sometió a revisión la política del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), en base al relativo fracaso de los comunistas catalanes en las pasadas elecciones. El señor Carrillo se preguntó si no se trataría de hacer un comunismo catalán, en vez de estatal, y si los pactos de la Moncloa y la política de consenso no habrían sido decisivas en el retroceso electoral, que solamente se ha producido en Cataluña. «No hemos tenido en cuenta ni hemos valorado que el Partido Socialista Catalán (PCS) ya es otra cosa. Es un partido con desviaciones socialdemócratas. Es significativo -señaló- que sea en Cataluña precisamente donde más estamos tratando de superar la vieja polémica entre leninistas y no leninistas. Estas rigideces entre unos y otros no nos ayudan a penetrar en la clase obrera, sino todo lo contrario. Esta polémica en Cataluña ha alterado la imagen eurocomunista del PSUC.»

Mas adelante, pasó a evaluar a las restantes fuerzas políticas. Sobre el PSOE, dijo que sus grandes errores habían sido, en síntesis, el no haber formado parte del Gobierno con UCD, no haber aceptado formar un órgano de seguimiento de los pactos de la Moncloa, no haber logrado acuerdos de unidad con el PCE, exigir las elecciones generales antes que las municipales y la aparición de tendencias socialdemócratas en el seno socialista, con dependencia de los socialdemócratas alemanes. «Como, a pesar de ello, los comunistas estamos por la unidad, propongo un diálogo a la dirección del PSOE -dijo-, para analizar la experiencia política de los últimos veinte meses y estudiar la posibilidad de elaborar una estrategia común de la izquierda.»

También señaló que estaban dispuestos a mejorar sus relaciones con el PNV, más que con los socialistas, pues la política del PSOE allí ha sido ambigua, y la actuación de Múgica, torpe. La política del PCE en Euskadi ha sido correcta -dijo- y a más largo plazo recogeremos los fruto, «sí antes no hay una catástrofe». El éxito electoral de Herri Batasuna dijo que significaba una «degeneración de la situación política en Euskadi y afirmó que el éxito de la coalición abertzale no era precisamente un éxito de la izquierda, sino el de un populismo nacional que, desde luego, no es de izquierdas».

Finalmente, dijo que el fracaso de Coalición Democrática no puede interpretarse como un debilitamiento de la derecha, sino que «ésta se ha trasladado y se ha identificado con UCD». También dijo que gran cantidad de votos comunistas se habían perdido a través del PTE y ORT y que lo que distingue a ambos grupos del PCE es «un cierto verbalismo de izquierda y un cierto retraso por el PTE en asumir nuestras posiciones».

La última reflexión crítica la hizo Santiago Carrillo cuando se refirió a la, en su opinión, desacertada política de la ORT, a causa de su dependencia china, «como nos pasaba antes a nosotros con la URSS».

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