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Más de treinta heridos en violentas manifestaciones de huelguistas siderúrgicos en Francia

La agitación social en Francia, en el sector siderúrgico más concretamente, llegó al borde de la tragedia los dos últimos días. En Denain (Lorena) se contaron ayer treinta heridos, siete de ellos policías. Esta degradación social, en el plano político, ha desembocado en la reunión extraordinaria del Parlamento que, oficialmente, autorizará el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, a primeros de la semana próxima. El primer ministro, Raymond Barre, responsable directo de la política económica, no sería cesado de manera inmediata.

Ayer, jueves, continuó la confrontación violenta entre las fuerzas del orden y los obreros metalúrgicos que se sublevaron contra el despido de casi 30. 000 empleados, según las previsiones del plan de reestructuración de este sector de la industria francesa. Barricadas, incendio de coches, tiros de rifle, ataques a la comisaría, convirtieron Denain, durante las últimas 48 horas, en un campo de batalla atizado por «una violencia sin precedentes en varias decenas de años a esta parte». según estimación de todos los testigos presenciales.Esta tensión social ha generado otra semejante en el plano político. La convocatoria de una sesión extraordinaria del Parlamento para estudiar el problema del paro (1.300.000 personas sin empleo), solicitada por el grupo más numeroso de la asamblea, el gaullista, ha sido secundado por, comunistas y socialistas. Todos los requisitos constitucionales se confirmaron ayer y el señor Giscard d'Estaing, declaró a la TV francesa que «no tendré inconvenientes en aceptar esta reunión». Los socialistas y comunistas, cada uno por su cuenta, depositarán probablemente una moción de censura que puede adelantarse no será votada, ya que los gaullistas han advertido: «Seguimos perteneciendo a la mayoría y no pensamos abandonarla.»

La tela de fondo de este juego político parlamentario, animado por el líder gauillsta, Jacquez Chirac, es la misma de siempre: la guerra que este último mantiene contra el presidente de la República atizada, en cada ocasión, por las Oportunidades que le ofrece la coyuntura. Ahora, la grave situación económica y social le ha llevado a aliarse con la oposición de izquierdas, «nuestro enemigo natural.», pero nadie está seguro de que esta batalla concluya positivamente para el alcalde de París.

En todo caso, un hecho se revela más evidente que nunca: la división profunda e irreversible entre el mundo giscardiano y el gaullista, que camina al paso desasosegado del señor Chirac. A dos años de las elecciones presidenciales, este crescendo de la confrontación Giscard-Chirac pudiera conducir a es te último a presentar su candidatura en 1981. Días pasados, interrogado sobre el problemano negó tal eventualidad.

Un acontecimiento más o menos próximo que preven los expertos pudiera hacer más verosímil la disidencia definitiva del gaullismo: a pesar del apoyo moral que le ofreció anteayer el presidente a su primer ministro, señor Barre (el hombre más atacado en Francia como consecuencia de su inhumano rigor económico), su remplazamiento ya parece previsto, probablemente para después de las elecciones europeas de junio próximo. Su sucesor sería el actual ministro de Exteriores, Jean François Poncet, imagen pura del giscardismo y, en consecuencia, nuevo cartucho contra el gaullismo que provocaría la explosión definitiva del chiraquismo contra el estado giscardiano.

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