Un delito frecuente
En los tres últimos años los robos de material explosivo en canteras y polvorines han sido frecuentes. En mayo de 1976 desaparecieron doscientos kilos de goma 2 del polvorín de La Reigosa (Pontevedra) que se relacionaron con el alijo descubierto en la estación madrileña de Chamartín, ocho meses más tarde. El robo fue reivindicado por los GRAPO. Esta misma organización reivindicó el robo llevado a cabo el 1 de marzo de 1977 en las instalaciones de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (León). El botín fue de trescientos kilos de dinamita. En el mes de agosto robaban cincuenta kilos de goma 2, en Oyarzun, y veinticinco en Gran Canaria.Un total de 1.200 kilos de explosivos fueron robados durante las operaciones de traslado, en diciembre de 1977, en Galdácano y Gallarta, con un intervalo de tan sólo veinticuatro horas. A raíz de estos robos, reivindicado, el de novecientos kilos de Galdácano, por ETA-m y atribuido a ETA-pm el de Gallarta, el teniente coronel de la Guardia Civil de Bilbao fue cesado de su cargo por presunta negligencia.
Numerosas empresas fueron sancionadas por la autoridad gubernativa por no haber adoptado las oportunas medidas de seguridad y vigilancia. Esta frecuencia de robos hizo que, en septiembre de 1978, se aprobara el reglamento de explosivos en el que se establecen una serie de medidas precautorias de vigilancia.
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