La anterior empresa devuelve Las Ventas a la Diputacion
Nueva Plaza de Toros de Madrid, SA (NPTMSA), anterior empresa de Las Ventas, ha abandonado la plaza. Ayer, a mediodía, el presidente y un consejero de la sociedad visitaron a Leopoldo Matos, vicepresidente de la Diputación Provincial de Madrid, y le hicieron entrega de las llaves. La entrevista, según nuestras informaciones, fue muy cordial. En definitiva, no ha habido que llegar al desahucio, según un portavoz de la empresa manifestó hace tiempo a EL PAIS que sería su estrategia para iniciar el pleito contra la corporación.Hoy habría tomado posesión de la plaza el nuevo empresario, si todo hubiera transcurrido con normalidad. Pero no hay tal cosa. La anormalidad parece ser el signo característico de este cambio de empresas, tan esperado y a su vez tan temido. Muchos se echaron las manos a la cabeza barruntando que ganaría la subasta un loco la ha ganado un loco. sino el cuerdo Diodoro Canorea, pero sobre base de una locura.
La anormalidad empezó con el propio pliego de condiciones, que era nada más que un «cazacuartos», sin garantías de nada, y mucho menos de calidad y continuidad del espectáculo. El final aún no lo sabemos. Pasado mañana, a no más tardar, Canorea habrá de empezar a cumplir sus compromisos (hasta ahora no ha cumplido ninguno), y si no lo hace tendremos sede vacante.
El mundillo taurino se ha colocado ante semejante supuesto con tanta pasión como si ya hubiera sucedido y se debate entre las posiciones que puede adoptar la Diputación: convocar nueva subasta o adjudicar directamente el coso. La discusión es viva. Para muchos, la adjudicación directo, suena a pucherazo y encuentran más justa la subasta.
Pero la convocatoria y desarrollo de una subasta requiere un tiempo aproximado de dos meses, que pueden ser tres o más si hay impugnaciones. Y éste es un lujo que ni siquiera la Diputación se puede permitir, porque no es lícito de dar sin toros a la tradición madrileña por una cuestión de procedimiento, y mucho menos de suspicacias. Si hay fórmula válida para que no se hurten a la temporada meses tan taurinos como son abril y mayo debe emplearse. Lo que cabe exigir entonces es que se haga con tino. Por ejemplo, la adjudicación no es forzoso que sea por más de un año y éste es el momento de exigir al arrendatario que cumpla unos niveles suficientes de calidad y continuidad del espectáculo.
Ceemos aconsejable que la Diputación actual -siempre en el caso de que fallara Canorea- haga la adjudicación directa, con las garantías dichas, y deje para la nueva corporación que traerán las municipales la decisión de qué se debe hacer con el coso a partir de 1980.
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