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El Madrid no pudo con el ambiente de Badalona

El Real Madrid, perfectamente conducido por un magistral Corbalán, arrancó un decisivo empate en Badalona, en donde con lo único que no pudo fue con el ambiente, ya que en juego superó siempre a un Joventut nervioso y desequilibrado, que falló mucho más de lo habitual, sobre todo, en ataque. Se puede afirmar, vistos los acontecimientos y la marcha del encuentro, que, de no haberse producido el incidente entre Slavnic y Meister, con expulsión de éste y con aumento tremendo de presión para los jugadores blancos, el Madrid habría ganado sin problemas.Le faltó imaginación al Joventut para dar con una fórmula que pudiera crear problemas al Madrid. Este, al encontrarse enfrente con el Joventut de siempre, se fue acoplando en la cancha, empezó pronto a poner en práctica sus movimientos y acabó imponiendo su juego y su ritmo. A esto hay que unir que los blancos hicieran gala de una total entrega y lucharon hasta la saciedad, no dando por perdido ni un solo balón. Los emparejamientos favorecieron en esta ocasión al Madrid, y muy concretamente a Corbalán, que supo aprovechar dos circunstancias importantes: a la hora de atacar no tuvo frente a él a Slavnic, lo que supone un claro desahogo, y tampoco lo tuvo que defender, ya que Sainz encomendó esta misión a López Iturriaga. Libre de estos dos cometidos, el gran base madridista desplegó todo el juego que lleva dentro e hizo magnífico uso de su inteligencia para poner en orden a su equipo y hacer jugar a todos sus compañeros, al mismo tiempo que aprovechó todas y cada una de las oportunidades en lasque vio hueco para irse hacia el aro con sus increíbles entradas.

Rullán y Meister volvieron a ganar la baza de los rebotes a los gigantes verdinegros; Brabender supo aprovechar los bloqueos para escapar de una consentida defensa de Slavnic, y López Iturriaga cumplió muy bien una eficaz labor de equipo apoyando, tanto en defensa como en ataque, cualquier acción. Todo esto hizo que, pese a que al final se registrase un empate, que incluso pudo ser victoria badalonesa, el que mandó y dominó en la cancha fue el Madrid. Dominio y mando que tan sólo se resintió con la expulsión de Meister -los jugadores quedaron afectados por los incidentes- y se pasó de un 40-51 a un 48-52 que igualaba las cosas y enardecía, aún más, a un público que vibró con exceso de apasionamiento.

La eliminación de Corbalán por faltas puso más en peligro la victoria blanca. El Joventut llegó a ir en un par de ocasiones dos puntos por delante y así pudo terminar si hubiera arriesgado un poco más cuando, faltando diecinueve segundos, ya había empate a 86 y tenía posesión del balón. No supieron buscar un tiro cómodo y tuvo que asumir esta responsabilidad Slavnic, con un lanzamiento forzado que apenas sí tocó aro, coincidiendo con el final del partido. El Madrid demostró que el campeón es él.

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