Suárez anunciará probablemente elecciones generales la próxima semana
Con la entrada en vigor de la Constitución -cuyo texto aparece en el Boletín Oficial del Estado de hoy-, comienza a contarse el plazo de treinta días que su disposición transitoria octava establece para que el presidente del Gobierno opte entre dimisión e investidura o disolución de las Cortes y elecciones. La impresión general recogida ayer por EL PAIS en medios parlamentarios avalaba la creencia de los últimos días, favorable a la opción electoral, que Suárez anunciaría la próxima semana, si bien se detectó también un último esfuerzo de los partidarios de la investidura para inclinar la balanza en esa dirección.
La reunión del Consejo de Ministros convocada para hoy podría servir para cumplimentar lo establecido en el artículo 115 de la Constitución, en el que se exige que la decisión de proponer la disolución de las Cortes, aunque es de la «exclusiva responsabilidad» del presidente del Gobierno, deberá adoptarse «previa deliberación del Consejo de Ministros».El cumplimiento de esta formalidad ha llevado en algunos medios a considerar que Adolfo Suárez anunciaría hoy mismo su decisión de convocar elecciones. Las fuentes más solventes consultadas -algunas del propio Gobierno- descartan que el señor Suárez haga pública su opción definitiva antes de la próxima semana. En el mismo sentido se expresaban en medios socialistas, en los que se consideraba que hasta el miércoles, día 3 de enero, no es probable que Adolfo Suárez revele su decisión. Felipe González ha iniciado un breve período de descanso y la ejecutiva del PSOE ha quedado convocada para el día 4.
En apoyo de esta tesis se ponía de manifiesto anoche que no había sido convocada para hoy la Ejecutiva de UCD, a la que Adolfo Suárez no tiene obligación legal de consultar su decisión final, si bien parece políticamente lógico que así lo hiciera. Un portavoz del partido gubernamental comunicó, sin embargo, que sus 35 miembros se encontraban a la espera de «una inminente convocatoria».
La máxima preocupación ante lo que parece irreversible decisión de Adolfo Suárez en favor de las elecciones, la experimentaba ayer, como en días pasados, el área parlamentaria catalana. Un destacado diputado de la Minoría Catalana, Miguel Roca, había comentado después del solemne acto de sanción real de la Constitución que el presidente del Gobierno había pasado un papel a Felipe González en el que podría figurar una eventual propuesta de pacto. Este comentario, que no pasó, al parecer, de una broma, encontró eco ayer en una noticia llegada a EL PAIS procedente de Barcelona, según la cual el vicepresidente del Gobierno, Fernando Abril, habría entrado en contacto con los socialistas, a quienes les ofrecería las bases para un pacto parlamentario por un año de duración, que evitaría la celebración de elecciones. Los puntos a negociar serían fundamentalmente el nivel de incrementos salariales (lo que obligaría a derogar el reciente decreto-ley), los Estatutos autonómicos y las leyes orgánicas del desarrollo de la Constitución.
La argumentación sobre la que se sustentaría este intento de última hora sería que no es previsible que el resultado de las elecciones altere el mapa político actual, por lo que las soluciones -léase pactos o coaliciones- que tendrían que adoptarse después de los comicios, podrían anticiparse ahora, ahorrando al país un proceso electoral caro económica y políticamente y demasiado próximo a la promulgación de la Constitución del consenso.
En fuentes de UCD, en las que no se descartó la verosimilitud de este intento, se consideró, no obstante, que sería beneficioso para el país, pero no para el partido gubernamental. Otras fuentes gubernamentales estimaron que ya era demasiado tarde. En un sector del área económica del Gabinete se manifestaba que el pacto parlamentario hubiera sido posible si se hubieran logrado los pactos económico-sociales, pero no después del decreto-ley sobre topes salariales.
La única fórmula capaz de evitar las elecciones pasaría, según la mayor parte de las fuentes consultadas, no por un pacto parlamentario, sino por una coalición, y para llegar a ella, tanto los socialistas como el propio Adolfo Suárez prefieren previamente las elecciones. En todo caso, un diputado centrista comentó a este periódico: «Adolfo Suárez prefiere las elecciones, pero si alguien le hace una oferta que le convenga en los últimos diez minutos, la acepta.»
La opinión más extendida y solvente es que la etapa posconstitucional requiere un Gobierno de coalición, pero que este sólo se legitimirá mediante unas previas elecciones. En cuanto a la posibilidad de investidura, fuentes de la Oposición y de la propia UCD señalaban anoche que esta opción contradiría los últimos movimientos del presidente.
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