Definición de las fuerzas políticas
«Continuamos en un período políticamente caracterizado por la indecisión y el desconocimiento del futuro. El referéndum constitucional se convirtió, además de en una base de ordenación del futuro, en la raya fronteriza que marcaba, de un lado, los esfuerzos del Gobierno y de los partidos políticos por que su consecución fuese mayoritaria, y del otro, el comienzo de una actitud mucho más radical, por clarificadora, en la definición de los grupos políticos que integran tanto la oposición como el Gobierno.Una vez aprobada la Constitución, el presidente Suárez se encuentra, indiscutiblemente, en el vértice de ambas partes, medio de una raya desde la que se va a definir, sin duda alguna, la etapa de asentamiento de la democracia española. ( ... )
Lo único cierto y meridianamente claro de toda esta ceremonia de confusiones que enfrenta hoy ministros, empresarios, centrales sindicales, presupuestos generales y pactos socioeconómicos es que el país necesita una nueva definición de las fuerzas políticas que en estos momentos conforman tanto el espectro parlamentario como el del poder. Tanto si se sigue el camino de las elecciones, como si se opta por el de la continuidad gubernamental, el presidente Suárez debe definir de modo inequívoco cuáles son sus intenciones y cuál es la definición exacta de su programa y de su partido. El resto de los grupos políticos ya se apresta a esa propia definición. Entienden todos, por encima de coyunturas circunstanciales, que no cabe seguir con los solapamientos que actualmente se producen entre una y otra formación, ni con los equívocos de algunas actitudes y de no pocas manifestaciones de sus respectivos líderes.
Los españoles todos precisan, con urgencia que se ha hecho máxima a partir del 7 de diciembre, saber si las alas demócrata-cristiana y social-demócrata de UCD conforman realmente un núcleo partidario de neta definición. Si el PSOE sigue siendo o no marxista. Y en qué consiste la derecha progresista en la que, según parece, van a integrarse tanto los esfuerzos de los saberes de Manuel Fraga y los de José María de Areilza y Alfonso Osorio. ( ... )
Pensar, simplemente, que el presidente Suárez pueda agotar el mes de plazo que se le concede para la toma de decisión ante el Parlamento produce indudables escalofríos. Tanto a quienes esperan resolver satisfactoriamente sus convenios colectivos, es decir, empresarios y trabajadores, como a los propios gestores de la Administración, prácticamente imposibilitados para tomar decisiones que no sean absolutamente inexcusables y a corto plazo. La espera no debe ser larga, aunque su desenlace incluya alguna que otra sorpresa.»
17 diciembre
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