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El Madrid se destaca, pero no convence

El Madrid volvió a vencer en su terreno, pero tampoco convenció. Logró el mismo resultado que la temporada pasada ante el Spórting de Gijón, y su único punto favorable fue que mereció el triunfo por juego, fuerza y capacidad ofensiva en un partido con muchos más fallos que aciertos. En la fría, pero agradable, tarde de sesión continua futbolística -después vino el Castilla a ponerlo peor- el aburrimiento imperó, salvo ocasiones aisladas -casi exclusivamente en los goles- El Spórting, tal vez acusando las bajas de los internacionales Uría y Cundi, y del lateral derecho Redondo, se vio clarísimamente perjudicado, además, al no pitar el árbitro un penalti de Pirri a Ferrero que hubiese supuesto el empate antes del descanso. Para compensar -y poner aún peoi la labor del colegiado- marcó su primer gol en fuera de juego.El partido Madrid-Spórting, que prometía mucho al recordar el buen ejemplo de la temporada pasada, fue un «bluff». El equipo asturiano resultó una sombra en relación al que entonces confirmó (perdiendo injustamente, perjudicado por el arbitraje) que podía aspirar a una plaza en la, Copa de la UEFA. En esta ocasión no puede agarrarse a que también el colegiado se equivocó, porque lo fundamental es que jugó bastante peor. El centro del campo, integrado, de izquierda a derecha, por Mesa, David y Joaquín, con la ayuda del retrasado Quini, no tuvo la entidad suficiente para contener a Stielike -pese a su evidente falta de fuerza-, Wolf y Del Bosque, con la inclusíón de Pirri. Miera planteó un juego por zonas, tratando de imponer un ritmo que posibilitara la rapidez en los contraataques, pero sus hombres no le respondieron. Ferrero estuvo muy desatendido, aunque hubiese podido con Sol, y Morán es demasiado individualista para un San José más pegajoso y duro cada día. Sin peligrosidad delante, el Spórting tuvo que pasar apuro tras apuro en su retaguardia y ya desde los primeros minutos.

Castro, el guardamenta asturiano, se lució en tres paradas y varios despejes de puños, aparte de encajar el primer gol a los once minutos A pesar de que el Madrid parecio empeñarse al principio en bombear balones sobre el área y a que Maceda debió tener un respetable dolor de cabeza al despejarlos, la defensa gijonesa no podía resistir tanta avalancha. El juego inicialmente era rápido y, pese a la cantidad de fallos en los dos equipos, el Madrid tenía a un Del Bosque preciso, suficientemente libre, con Stielike a medio gas y con la oscuridad habitual de Wolf como para imponer su dominio. La defensa blanca, además, se mostró firme ante los tímidos ataques rivales, y buena prueba de ello es que un tiro de Mesa, al minuto después del gol, fue el único peligro visitante.

De cualquier forma, como el líder Madrid es ahora un equipo vulgar, que sólo tiene capacidad de remate, aunque carezca de ideas -¡cómo va a estar entonces la selección!-, resulta que a partir del minuto veinticinco el Spórting, aunque sin la fe de otras veces, empujó sólo un poquito más y rondó así el empate. El árbitro se lo impidió con el flagrante penalti de Pirri a Ferrero y, para colmo, nada más empezar el segundo tiempo, cuando el Madrid ni siquiera sabía que la entrada de Guerini por el lesionado Del Bosque -una posible rotura fibrilar por cansancio muscular- podía serle fatal, marcó su segundo gol. Se le puede llamar oportunismo o suerte, pero ahí estuvo una vez más. Ahí y en la reacción fulminante al contraataque a los diez minutos del primer gol asturiano, que fue conseguido en fuera de juego. Antes, Castro, inspirado esta vez, había salvado milagrosamente con un puño, dejando el balón suelto a sus pies, un tirazo de Wolf. El argentino, quizá en ese punto de pundonor que da casi siempre el Madrid, se erigió en figura centrocampista, ante la ausencia de Del Bosque y la lucha menguada de Stielike. Tampoco se puede olvidar que Juanito sirvió el gol a Guerini, en su mejor y casi única jugada, como si la cura de humildad para no protestar te hubiese quitado las fuerzas. Es posible, porque su carácter no es ése.

La última pena para el Spórting fue que siguió sin la fe necesaria y alcanzó el seiundo gol sin tiempo ya para el empate. Vino de un fallo y no podía por menos que ser así. El partido fue para olvidar, aunque al Madrid le sirva para destacarse del Athlétic de Bilbao. Se cortó la racha europea, pero continúa la mediocre española. Si el líder juega así,sin convencer, porque los embarullamientos y la falta de ideas pueden siempre a un esquema definido de equipo armado, ya nos contarán el panorama general. El único punto favorable al Madrid es que no ha perdido su capacidad de remate y eso le salva en las oportunidades necesarias. Al menos supera en eso a la selección.

Sea como fuere, el equipo blanco no puede estar tranquilo ante su visita al Manzanares el domingo próximo. Su única ventaja será jugar fuera, algo a lo que se apuntan ya los incapaces de solucionar con ideas los partidos de casa.

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