Se extiende en las cárceles inglesas el uso de drogas inhibidoras de virilidad
No menos de setenta reclusos varones se han sometido a mastectomías en las cárceles británicas, como consecuencia de prolongados tratamientos con drogas destinadas a eliminar su instinto sexual y cuyo efecto secundario inevitable es el desarrollo de senos. El Ministerio del Interior confirmó ayer escuetamente que esta terapéutica se sigue aplicando, con el pleno consentimiento de los presos, a convictos de del Ios sexuales, para muchos de los cuales su feminización es el único medio de ver reducida su condena.
El uso en las prisiones inglesas de drogas inhibidoras de la virilidad data de al menos treinta años, aunque no hay información oficial sobre ello, pero ha saltado a un primer plano polémico tras la revelación por un psiquiatra de la cárcel de Dartmoor de que numerosos reclusos tratados por él a lo largo de once años han desarrollado senos, cuya amputación es la única vía posible de regreso a la normalidad aparente.
Según escribe el doctor Fitzgerald en el último número de un periódico de circulación restringida entre los médicos de las prisiones, Prison medical journal, el uso de estrógenos es el camino menos malo para combatir el problema social de los delincuentes sexuales graves, sobre todo el de aquellos que cumplen largas condenas. El psiquiatra, ahora retirado, afirma que es común entre estos reclusos pedir un remedio para reducir su apetito sexual, y añade que siempre advirtió a sus pacientes sobre las consecuencias de un largo tratamiento y obtuvo su previo consentimiento escrito.
Los reclusos se sometieron entonces -y se siguen sometiendo, según el Ministerio del Interior- a la acción de los estrógenos para que, una vez eliminado su instinto sexual, les sea anticipada la libertad.
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