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Los entrenadores de fútbol, divididos

El proyecto de creación de la Asociación de Entrenadores (ANEF) ha puesto de manifiesto las divisiones que existen en esta profesión, donde los bien situados han demostrado poco interés por los menos favorecidos por la fortuna. En ese sentido, hay que reflejar que entre los futbolistas existió mayor unión.

La ANEF surge como iniciativa de entrenadores modestos. Sus planteamientos eran, en principio, demasiado duros para que la iniciativa interesase a los grandes, porque se quejaban de la Escuela de Entrenadores -en la que trabajan o han trabajado muchos de los técnicos conocidos, casos Miguel Muñoz, Miera, Santamaría, García Traid...- y porque estaban en contra de los extranjeros, incluso de aquellos que, como Marcel Domingo, Héctor Núñez o el propio Santamaría, hicieron parte de su carrera como jugadores en España y se han hecho entrenadores en este país.Carceller, a quien recurrieron los entrenadores modestos para poner en marcha la ANEF, trató de suavizar un poco estos planteamientos a fin de conseguir que la iniciativa interesase también a los técnicos de primera línea. Lo consiguió, pero aquéllos cedieron a regañadientes y éstos no se han mostrado ni aun así excesivamente entusiastas con la iniciativa. De hecho, a la convocatoria para el próximo día 4 de diciembre no se espera que acudan, muchos de éstos. La ANEF será puesta en marcha por los modestos, y sólo cuando las cosas vayan rodadas se interesarán'los más conocidos.

La razón es relativamente sencilla: los puestos de entrenador en los mejores equipos son siempre ocupados por los mismos. Cabe hablar de una rueda de hombres que saltan de un equipo a otro. Un buen aficionado al fútbol no sería capaz de citar de memoria más de treinta o cuarenta técnicos, y si es así es porque sólo éstos tienen acceso a la Primera y Segunda División.

Existe un intermediario, Luis Guijarro, que ejerce control sobre este mercado, y los que están en buenas relaciones con él son los que suelen encontrar trabajo en estas dos categorías. Fuera de esta rueda quedan los clubs más importantes -Madrid, Barcelona, Athlétic...-, pero a los entrenadores de éstos no les interesa hacerse notar como líderes de un movimiento como la ANEF, que nace para combatir los abusos de una Federación vista con -agrado por los clubs superpoderosos, Por lo que respecta a los de la rueda de Guijarro, podrían ver en la ANEF un peligroso movimiento que cercenara sus prebendas.

Sin embargo, no cabe duda de que los entrenadores necesitan agruparse para organizar su profesión -al igual que los futbolistas, carecen de los derechos y seguridades de cualquier trabajador- y defenderse de abusos y cacicadas. Al respecto, es bueno recordar el caso del entrenador del Mallorca, Alexanco, mal visto en su club a partir de que se sumase al encierro de losjugadores en el vestuario como protesta porque no se les pagaba, y al que el club, en represalia, le sancionó con tres meses de empleo y sueldo por perder un avión para un desplazamiento, a pesar de que a través de otra combinación llegó al lugar donde debía celebrarse el partido tres horas antes de la fijada para el comienzo. Los tres meses de empleo y sueldo supusieron para este hombre la pérdida de la tercera parte de la ficha, tres mensualidades y 10.000 pesetas de multa por cada partido que el equipo disputó en esos tres meses. En total, pasó de las 400.000 pesetas. Sus ingresos totales en la temporada pasaban muy ligeramente del millón. Es evidente que ningún profesional de ningún ramo está sujeto a una legislación de este tipo, y mucho menos a una aplicación tan rigurosa y absurda.

La ANEF nacerá con un lastre evidente, pero hay que confiar en que, aunque los modestos se vean solos, sean capaces de sacar adelante la empresa. Los entrenadores de alto nivel deberían tomar ejemplo de sus jugadores. La mayor base de fuerza de la AFE ha sido, sin duda, la unión entre los superfamosos y los modestos; aquéllos se mostraron dispuestos a ir a la huelga si a éstos no se les pagaban los atrasos. Desgraciadamente, la ANEF no nace bajo tan buenas perspectivas.

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