Esposas de policías
La reiterada contumacia de algunos medios de prensa de querer sacar provecho de las implicaciones que ha tenido el atentado a la Policía Armada en Basauri ha llegado a su paroxismo al querer mezclar en ello a los familiares de los policías, en particular a sus esposas. No entramos en los fines que pretenden, pero lo que si es seguro es que se está ocasionando un daño irreparable a todas las abnegadas esposas de policías y atentando contra lo más sagrado e intocable de la sociedad, la institución familiar. al querer involucrarlas políticamente y ponerlas de pantalla para manifestar una crítica cuyos fines, insistimos, no son el motivo de este comentario.Flaco servicio están haciendo a la Policía Armada, y por tanto, a la sociedad, estos defensores de ocasión, que como argumento de su defensa presentan a las mujeres de estos servidores del orden como voceras y contestatarias, cuando unas de las virtudes de que se encuentran orgullosos estos hombres es de su discreción y disciplina.
Aprovecharse de circunstancias tan dolorosas, cuando aún está fresca la sangre de sus seres más queridos, poniendo en su boca comentarios que sólo el dolor y la desesperación han podido propiciar, no es nada digno ni objetivo. Las miles de esposas de policías con sus problemas económicos y familiares, al igual que las del resto ,de los españoles, no deben ser manipuladas en esta forma en circunstancias tan extremas, cuando la inmensa mayoría se sienten solidarias con la profesión de sus maridos y abnegada y calladamente sufren las vicisitudes de tan ingrato trabajo.
Los policías y sus familias se merecen la consideración y el respeto de todos los españoles. ya es suficienté con la problemática del orden público y la incomprensión de algunos sectores, para que encima su ambiente familiar se encuentre enrarecido por informaciones que no tienen en cuenta el mal que pueden ocasionar al crear un estado de opinión totalmente ajeno a la sobriedad que caracteriza a los servidores del orden y sus familias.
Es encomiable el propósito de la prensa al querer mantener informado al país, los tiempos han cambiado y el pueblo tiene el derecho de conocer cuanto acontece en las instituciones que, como la Policía Armada, tienen la obligación de defenderle, pero este afán de información no debe de generalizar de una forma indiscriminada. La importancia y titulares con que se ha tratado la supuesta manifestación de esposas de policías en Bilbao no obedece a esa realidad, cuando la inmensa mayoría de las mismas no se sienten solidarias con las implicaciones políticas que se pretenden de ellas.
Es lógico que ante el incremento desmesurado del terrorismo se sientan preocupadas y hasta desoladas por la suerte de sus esposos, y que la inquietud y nerviosismo que éstos padecen trasciendan a la vida familiar, pero es en estos momentos cuando han de ser más comprendidas y dignificadas, nunca tratadas como elementos de subversión, ni aprovechar su natural preocupación para minar la moral de sus esposos, que bien demostrado tienen que saben cumplir con su deber en los difíciles momentos que les ha tocado vivir soportando la compleja transición hacia la democracia.
Es conocido que detrás de cada hombre figura una mujer, también detrás de los policías. Estas mujeres, en su mayoría humildes (la profesión de sus esposos no permite otra cosa), con diferente nivel cultural (según su estamento de procedencia), son parte integrante de las fuerzas de orden público en tanto al apoyo moral que a sus maridos prestan, por ello no deben ser manipuladas ni servirse de sus sentimientos, socavar su moral sería tanto como atentar contra la de los servidores del orden y no creo que haya nadie que esto pueda pretender, a sabiendas de la inmensa labor que esta fuerza, día a día, lleva a efecto por la paz y convivencia de todos los españoles.
(su identificación obra en poder de la dirección de EL PAIS)
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.