El negocio de las ambulancias,entre la corrupción y el dinero fácil
¿Dispone usted de 50.000 pesetas, carnet de conducir, teléfono y, además, busca empleo? Si es así, no tiene más que acudir a alguna de las casas de ambulancias o parques móviles de Madrid y adquirir uno de los vehículos inutilizados, comprobar el estado del motor y de la carrocería -generalmente no muy aceptable-, y... a vivir de su propio negocio. Si, además, conoce algún responsable de los hospitales encargados de contratar ambulancias, los «servicios» los tendrá asegurados todos los días.Cierto número de propietarios y empleados de ambulancias, así como celadores e, incluso, altos cargos del INP «éstán intoxicados por la corrupción, el pirateo y las ansias lucrativas en torno al negocio de las ambulancias», según han declarado a EL PAÍS trabajadores del sector.
De las 130 ambulancias con que aproximadamente cuenta Madrid sólo la mitad son utilizadas y el 90% de éstas se encuentran en es tado de deterioro. El Ayuntamiento, por ejemplo, según declara un empleado del Parque de Ambulancias, sólo utiliza tres, de las doce que tiene. Camillas de reducidas dimensiones, falta de suspensión en los vehículos, utilización de mantas y sábanas -cuando la ambulancia dispone de ellas- para más de un enfermo, suelo y paredes sucios, así como la inexistencia en alguno de los vehículos de botella de oxígeno o botiquín son las características comunes de las ambulancias utilizadas por la Seguridad Social para el traslado de sus beneficiarios. «La responsabilidad de esta situación, sin embargo, no está en las empresas privadas, sino en las bajas tarifas que la Seguridad Social abona a las empresas que trabajan para ella.»
Ambulancias: o caras o sucias
Un enfermo que precise de una ambulancia tiene dos posibilidades para elegir.
Si no cotiza a la Seguridad Social tendrá que avisar, como particular, a cualquiera de las veintisiete empresas privadas que se anuncian en las «páginas amarillas». Si el servicio que necesita es en el interior de Madrid se verá obligado a abonar un mínimo de 2.500 pesetas y si el traslado, se realiza fuera del casco urbano, treinta pesetas por kilómetro recorrido. Aunque la tarifa es elevada, está garantizado un buen servicio: vehículos modernos, limpios y con todos los aparatos médicos necesarios. Si, por el contrario. es afiliado a la Seguridad Social, lo más probable es que la ambulancia que le recoja no cumpla las mínimas condiciones higiénicas y de personal.
Según declara el doctor Ruiz Morón, subdirector general del INP la «Seguridad Social, como servicio de ambulancias en régimen de concierto, tiene en vigor 31 conciertos de los que trece son en Madrid-capital y dieciocho en lo calidades de la provincia», y por los «deficientes servicios» que el beneficiario recibe... «la Seguridad Social, en estas fechas, tiene esta blecida como tarifa única, igual para todas las empresas concerta das, el abono de doce pesetas por kilómetro recorrido (ida y vuelta) -no se paga por kilómetro real- y quinientas pesetas por servicio en el interior del término municipal de Madrid capital».
Según hemos podido averiguar, la Seguridad Social cuenta con más de cuarenta ambulancias propias para las que, recientemente, ha alquilado una planta completa de un aparcamiento situado en la zona de Chamartín. El alquiler mensual es de 400.000 pesetas. La planta no cuenta con grifos interiores, por lo q.ue los vehículos -antes de ser instalado un taller de lavado y engrase al poco de instalarse la Seguridad Social- eran lavados en plena calle.
A pesar del número de ambulancias de que dispone y de su excelente equipamiento -«Veintisiete ambulancias dotadas de radio-teléfono e instalaciones para oxigenoterapia, una ambulancia todo terreno y cuatro unidades móviles deicuidados intensivos sólo cuatro son utilizadas. El resto de las que trabajan para la Seguridad Social pertenecen a empresas privadas que, según los trabajadores, «son contratadas por el INP sin exigir un buen servicio al enfermo».
Privilegios y abusos: INP y Cruz Roja
El pasado verano, Pablo Pajares Basterra -entonces trabajador de Ambulancias Bermejo y actualmente taxista- tuvo que trasladar a un enfermo a Almería. Desde su salida de Madrid tenía la orden de acercarse a la residencia de verano del doctor Ruiz Morón para recoger su equipaje y aprovechando la vuelta de vacío lo trasladó a Madrid.
Mientras que La Paz -adscrita al INP- tiene contratada a Ambulancías El Carmen tras la realización de un concurso, Puerta de Hierro, una vez finalizado el verano, ofreció la exclusiva de los servicios a Ambulancias Bermejo, que también la había conseguido para El Piramidón. La exclusiva de la Ciudad Sanitaria Primero de Octubre la tiene adjudicada, también «a dedo», Ambulancias Moreno.
Mientras que La Paz convoca concurso y está pagando el servicio a 850 pesetas y a quince pesetas el kilómetro, tanto los contratos de Puerta de Hierro como los de Primero de Octubre y El Piramidón son verbales y se benefician de una tarifa de dieciocho pesetas el kilómetro. Dieciocho pesetas -siete más que la «tarifa única» declarada por el doctor Ruiz Morón- que el enfermo que cotiza se ve obligado a pagar, pues no tiene la posibilidad de elegir otra empresa.
(Como dato significativo hay que decir que en Barcelona la Seguridad Social está abonando 1.100 pesetas el servicio y veinte pesetas el kilómetro.)
¿Dónde van a parar estas siete pesetas de diferencia?, ¿quién ha permitido la subida de tarifas?, ¿por qué no se convocan concursos para la adjudicación de contratos...?
Para, el subdirector general del INP, la forma en que La Paz ha ofrecido la contratación es ilegal. «Yo no estoy enterado -nos dice-, pero si lo ha hecho así, está mal pues todas las empresas están concertadas a nivel provincial por la Seguridad Social. Yo no les he dado la autorización.»
La Cruz Roja, organismo benéfico que además de contar, con un equipo de ambulancias, to das ellas donadas, tiene una subvención anual para esta partida y no tiene sueldos que pagar, «nos está haciendo competencia desleal a las empresas privadas al anun ciarse en las páginas amarillas y hacer pagar al usuario. quince pe setas el kilómetre». También, en varias ocasiones sus ambujancias «han sido utilizadas por las damas para desplazamientos particulares».
Mercado negro
Junto a estos abusos e irregularidades a favor de ciertas empresas, la ausencia de una centralización eficaz que recoja las verdaderas necesidades sanitarias de la población, además de facilitar el servicio a personas que no lo necesitan, permite el mantenimiento de un «mercado negro» y una lucha por conseguir mayor número de «servicios».
Coincidiendo con la adjudicación de la exclusiva a Ambulancias Bermejo, el señor De las Heras sustituye a Eusebio -actual jefe de personal subalterno de Puerta de Hierro y «hombre honrado que nunca permitió el soborno entre celadores»-, quien se encarga de «recoger» todos los avisos de ambulancias y de controlar sus salidas -sobre todo las de particulares-, así como buscar alojamiento a los familiares de los enfermos que llegan de fuera.
«Hace poco -nos cuenta un trabajador- estaba ofreciendo los servicios a una familia y al lado estaba otra ambulancia de Bermejo. En ese momento, un celador de Puerta de Hierro indica a la familia que deben dirigirse a la puerta principal para ser recogidos por la ambulancia. Segundos después aparece el enfermo, le introducen en la ambulancia de Bermejo y, rodeando el hospital, van a buscar a sus familiares», que estaban esperando en otra puerta.
Así, el celador o la persona encargada de requerir los servicios de una ambulancia puede llegar a cobrar, de la empresa a la que se lo ha concedido, hasta el 50% de la tarifa: 250 pesetas.
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