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Entrevista:

"Mi candidatura no es una «prima» por la unificación socialista"

Posee ese punto medio entre el sentido del humor, la ironía fina de quien tiene muchas horas de meditación y de clandestinidad sobre sus espaldas y esa agudeza punzante, si vale en este caso redundancia, propia de quien se sabe con las manos libres y limpias «del pasado, del presente y del futuro» que él mismo se encarga de recordar durante la entrevista: «He sido uno de los que han llevado la lucha contra el franquismo de manera más tenaz y hábil.» Habla claramente para la galería cuando dice que «voy a ser el primer alcalde que tiene una casa con un ascensor pequeñito que se tambalea y vibra mucho».Niega con vehemencia que su inminente nominación como candidato oficial del PSOE a la alcaldía sea una prima del Partido Socialista por la integración del PSP en el partido de Felipe González, y dice que él mismo eligió la vía municipal «porque el combate y la lucha en la vía estatal es menos agradable y menos inmediata», y finaliza con que aunque me sé alcalde, «como buen demócrata, no me sentiría contrariado con la derrota, porque a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga, aunque quiero que sea Dios quien se la dé, y no UCD», y dice que no tiene carrera política, porque «cuarenta años de lucha antifranquista para ser diputado o presidente de honor de un partido es como Juan y Manuela, como dicen en Soria».

Niega que no viva en la realidad y que su figura (el PSP consiguió el 9% de los votos en Madrid en 1977) no tiene por qué restar votos en unas elecciones en que su figura y su equipo están en condiciones de «poner orden en el maremágnum de la administración municipal madrileña».

EL PAÍS. Uno de los eslóganes favoritos de la Federación Socialista Madrileña es que usted «no sólo es el mejor candidato socialista posible, sino también el mejor alcalde socialista posible». ¿Está usted de acuerdo?

Tierno Galván. Yo, realmente, no soy dogmático en nada. Menos lo voy a ser refiriéndome a mí mismo. Lo que puedo decir es que he sido elegido democráticamente por mi partido. No puedo llevar la humildad hasta la falsa modestia. Creo que soy el mejor candidato del Partido Socialista. No me atrevo a decir que soy el mejor candidato socialista, pero sí el mejor del Partido Socialista, puesto que mis compañeros lo juzgan así. Creo que por la experiencia, que es bastante, por los estudios, por cierta claridad metódica y de sentido común que me atribuyen y que de verdad creo que tengo, y por las virtudes intelectuales, me parece que estoy en condiciones de intentar poner claridad en el maremagnum de la administración municipal madrileña.

P. Hay muchos observadores cualificados que se preguntan, profesor, si su inminente nominación como candidato socialista es una prima a la fusión PSP-PSOE, en la que usted fue pieza clave. Otros dicen que el Partido Socialista no habría encontrado un lugar más adecuado para usted.

R. Por la fusión no ha habido primas. Sólo ha habido sacrificios por las dos partes. Un sacrificio inicial que fue el de empezar a convivir. Eso, por fortuna, se resolvió. Luego fue el de concertar ciertos principios ideológicos. No ha habido primas. Si las hubiese habido no las hubiese aceptado, porque no me gusta hacerlo.

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P. ¿Cómo pondría orden en eso que usted calificó como «maremagnum de la administración municipal madrileña»?

R. Creo que estoy en unas condiciones excepcionales. Tengo las manos libres. No las tengo atadas con el pasado, ni con el presente, ni con el futuro. Tengo las manos limpias, lo que me parece que son unas condiciones buenas en cuanto a alcalde. Sé que otros muchos candidatos tienen las manos tan limpias como yo. Creo que todos, estoy seguro, que todos. Pero el estar libre del pasado, del presente y del futuro ya no es una condición que se dé en todos con las mismas características que se da en mí. En este sentido puedo llegar a ser un alcalde que satisfaga la misión representativa, la simbólica, la de dirección, la de ejemplaridad cívica que un alcalde debe tener y al mismo tiempo tengo experiencia en la dirección de colectivos. He estado muchos años dirigiendo un partido en la clandestinidad, en condiciones muy difíciles, y salí adelante. La tarea de dirigir un Ayuntamiento ofrece quizá mayores complicaciones, pero no mayores dificultades.

P. ¿Es consciente de la herencia que recibiría caso de sentarse en el sillón de la alcaldía?

R. La dirección de este colectivo exige ciertas cualidades. Le puedo decir a usted que lo que hace una persona instruida en métodos no lo hace un administrador. Quiere decirse que estas condiciones son condiciones de dirección, sobre todo cuando no se trata de una empresa, cuando está claro que el Ayuntamiento hay que concebirlo como un ser vivo, y en esto se parece más a los colectivos en los que yo he estado y no a los burocráticos oficinistas. El Ayuntamiento hay que verlo como un complejo de cooperación. Intentaremos racionalizar el Ayuntamiento, que está sometido a criterios no racionales. No me atrevo a decir que irracionales, pero sí no racionales. Creo que un alcalde no debe ser un experto, sino una persona con capacidad suficiente para asumir las distintas funciones que tiene que cumplir dentro de un cuadro político, cívico y ético. Lo otro nos llevaría a un criterio pasado, que yo llamo franquista, que es el criterio seudoeficaz que han mantenido siempre los fascismos. Los fascismos, las dictaduras, siempre han recurrido a la eficacia para eludir la ideología y han terminado por convertir la eficacia en un monstruo que deteriora a la persona que quiere servirse de la eficacia.

P. ¿Cuáles son los problemas que tiene Madrid, a su juicio, y cuáles serían las medidas que tomaría el Partido Socialista?.

R. En términos generales, las ciudades modernas, las megalópolis, las grandes ciudades que tienen cinco, seis, siete millones de habitantes, no hay que considerarlas como una unidad compacta, en la que no hay una distribución sectorial. Eso es un error. Estas ciudades hay que dividirlas de tal manera que sean prácticamente una integración de diversos sectores que viven en común, que tienen una afinidad administrativa, una unidad económica, pero que en el fondo son orgánicamente plurales. Con este criterio general se nos va a permitir ver lo que es una barriada, un barrio, un distrito; lo que es un sector, lo que es un municipio. Entonces hemos de intentar que cada uno de estos espacios tenga su propia solución de acuerdo con sus propias necesidades, y que las que sean genéricas se resuelvan genéricamente. El problema esenciales la economía de espacio. Es un problema con el que se han encontrado todos los grandes municipios del mundo. En todos influye el espacio porque la economía del espacio significa que el transporte sea fluido, significa que haya viviendas en las que el hombre no se sienta achicado, introducido en una celda en la que tiene que vivir. Si hay espacio, hay esparcimiento, hay ocio...

P. ¿Cuál sería la solución para arreglar esa economía del espacio a que usted se refiere?

R. Hay, que yo conozca, cinco grandes proyectos. El proyecto de Madrid, ciudad estrella, con ciudades menores en cada una de sus puntas. Está la hipotética traslación de la capital de la región. Madrid, que se descompone en ciudades diversas que tienen una cierta economía estructural. Si a esto se añade que la economía de espacio implica, quiérase o no, reformas muy profundas en los medios de transporte e incluso reformas muy profundas en la estructura de superficie... Bueno, creo que mi respuesta hoy sería técnicamente prematura.

P. Esos cinco proyectos, ¿son proyectos del Partido Socialista?

R. No, son proyectos técnicos que yo estoy recibiendo y analizando. Son los grandes cinco proyectos, quizá seis, que están en vigor para los analistas urbanísticos de todo el mundo. Hay un programa concreto en muchas cosas. Lo que le digo es que todavía estamos en condiciones de decir si el proyecto será el A, el B, el AB o el AV. Eso está en estudio.

P. De sus palabras parece deducirse que el PSOE no tiene un programa electoral concreto todavía.

R. Hay un programa electoral completísimo. Disponemos de los proyectos básicos urbanísticos, pero aún no hemos decidido cuál será el programa piloto. Hay un programa concretísimo. Más concreto que otros, puesto que nosotros disponemos de los proyectos y otros no los tienen.

P. ¿Qué orden de prioridades le concede su partido a los problemas que tiene planteados Madrid?

R. Hay un problema de prioridad, que es el de la vivienda. Por la sencilla razón de que la inmigración no cesa. Es una prioridad que está muy conectada con las necesidades humanas inmediatas. Son problemas de acceso a la nueva vivienda. Hay necesidad de crear nuevas viviendas. Y mantener el nivel higiénico y de habitabilidad necesario. Hay que reformar las viviendas que estructuralmente son utilizables y que no están en condiciones. Se puede hacer lo que se ha hecho en ciertos barrios de Roma. Un desalojo temporal, dando a los vecinos otra habitación hasta que la casa pueda ponerse en condiciones de habitabilidad. Si el problema de la vivienda es prioritario, el del transporte no lo es menos. El partido tiene sus proyectos en ese sentido. Tiene un estudio, por ejemplo, sobre qué hacer con las famosas carreteras de peaje, que no nos satisfacen tal y como están formuladas. Tenemos también un proyecto definido en relación con el Metro.

P. Siguiendo con los problemas, profesor...

R. Si seguimos puntualmente los problemas, todos los problemas que se presentan, tendríamos que exponer la totalidad del programa, y sería el cuento de nunca acabar.

Tendríamos que hablar del problema sanitario, que también exigiría una minuciosa clasificación. Porque hay un problema sanitario de profilaxis, otro terapéutico, un problema de sanidad instrumental. En fin..., tenga en cuenta, además, que en el caso de Madrid las actívidades municipales están muy mezcladas con las estatales y que en muchos casos aquéllas se resuelven desde otro nivel, como es el caso de Coplaco.

P. ¿Qué debe ofrecer la ciudad al madrileño?

R. Unas posibilidades higiénicas de vida, de esparcimiento, de ocio, culturales; una vida digna, un sistema de transportes adecuado. En una palabra, tiene que hacer de la vida de los ciudadanos una vida que no comporte la ciudad como obstáculo, sino la ciudad como tal.

Tenemos que hacer una ciudad que dé facilidades y ayude a vivir, material y espiritualmente.

P. En otro orden de cosas, prófesor Tierno, como marxista que es: ¿Qué significaría para Madrid un alcalde marxista?

R. Para mí es como si me preguntasen qué significado tendría un alcalde kantiano, cartesiano o hegeliano. El marxismo es una concepción filosófica de mundo- y yo no sé qué tiene que ver eso con un alcalde... Hay quien cree que en política todo es lícito; yo no lo creo así y se está aprovechando esto para utilizar cierto sector mínimo de la población, que aún cree que el marxismo es algo malo de por sí, pero como la gente es cada día más culta esto no da resultado ya y ser marxista no equivale a identificarse con el demonio. Lo importante es que el alcalde de Madrid sea socialista y como su grupo también es socialista esto quiere decir que los privilegios tienen que acabarse, que los servicios públicos están en muchos casos por encima de las exigencias individuales, que se va a entender que el suelo municipal es un suelo sobre el que tiene ciertas prioridades el propio municipio, etcétera.

P. ¿Tendría Tierno más o menos posibilidades de llegar a la alcaldía si las generales se celebrasen antes que las municipales o al mismo tiempo?

R. Si se celebraran antes las elecciones generales tendríamos muchísimas ventajas porque yo creo que éstas van a dar ventaja, pequeña, pero ventaja, al PartidoSocialista, en cuyo caso íbamos a estar en condiciones más que favorables para ir mejor a las elecciones municipales. Lo que le puedo decir es que vamos a ir a las municipalessin tener la ventaja de la plataforma del Ayuntamiento y, objetivamente, esto es una ventaja. Si las elecciones se celebrasen al mismo tiempo nos darían una gran oportunidad. Mi equipo y yo hemos despertado grandes simpatías. Eso está comprobado estadísticamente, y esas simpatías repercutirían en los dos niveles y, por tanto, eso nos lo tendrían que agradecer al nivel estatal y al nivel municipal.

P. Pensemos por un momento que las cosas se suceden de esta forma. Uno: las elecciones municipales se celebran antes que las generales. Dos: usted alcanza la alcaldía. Y tres: UCD sigue en el Gobierno. ¿Qué dificultades tendría un alcalde madrileño del PSOE frente a un Gobierno de UCD en un Estado de mareada estructura centralista todavía?

R. En el orden de disponer de facilidades y de encontrar una solidaridad profunda, creo que eso no es bueno. Puede que sea bueno en el orden de la ética municipal, porque implica mayores esfuerzos y puede evitar alguna que otra complicidad, no digo que delictiva, pero sí que pudiera favorecerla. Pero yo creo que no es bueno porque, para que la eficacia sea la máxima, lo mejor, en las grandes ciudades, es que el Estado, las organizaciones regionales y las municipales vayan lo más de acuerdo posible. No sería tan eficaz si hay un Gobierno de UCD y un alcalde socialista. No obstante, hay que tener confianza, y yo soy un optimista antropológíco -no sólo un optimista histórico.

P. Caso de resultar elegido alcalde, ¿sería usted un alcalde presidencialista o sería más bien la cabeza visible de las decisiones de su partido?

R. Cuando he dicho que tenía las manos libres he querido decir que, realmente, lo que haré es intentar con mi equipo, y nunca fuera de la colaboración del equipo, y nunca fuera de la colaboración con el Ayuntamiento; con el último funcionario, con el último contratado del Ayuntamiento, procurando que haya unanimidad y un entusiasmo común; lo que intentaré será realizar el programa socialista del partido en el Ayuntamiento.

P. ¿Cómo cree que puede influir el voto de los jóvenes de los dieciocho a los veintiún años?

R. La experiencia europea es que el joven no es tan de izquierdas como parece, porque está preocupado por lo que va a ocurrir, por el casamiento, por la vivienda, por la carrera, por el ámbito familiar. Pero en el caso español, después de una serie de análisis, el joven va a estrenar su mayoría de edad electoral como un obsequio de la izquierda. Los problemas municipales los ve mejor un partido joven, como lo es el Partido Socialista. Creo que la mayoría de los jóvenes, aunque este voto no sea decisivo, van a votar socialista.

P. Permítame, para terminar, algunas preguntas de un carácter más personal. Por ejemplo, se ha dicho que el profesor Tierno gana votos, pero que también pierde votos. Es una afirmación que se ha repetido a la vista de los resultados del 15-J. ¿Cuál sería el balance?

R. Eso le pasa a todo el mundo. Me gustaría saber por qué el candidato Enrique Tierno puede restar votos.

P. No es una afirmación mía. Es una, llamémosle, reflexión de gente cualificada. La tesis, y espero no molestarla, profesor, pudiera ser: Enrique Tierno es un político honesto, tiene una trayectoria política intachable, pero no vive en la realidad de 1977-78. Habla como si estuviese dando una clase en la Universidad. Le repito: no es una afirmación mía.

R. No, hombre, no. No puede ser una afirmación suya porque llevamos hora y media hablando. Después de haberle aportado tantos detalles tienen que ser otros los que digan eso.

P. Quiero decir que cómo podrá influir eso, de ser cierto, en estas elecciones.

R. Eso no es cierto. Es una imagen que corre por ahí, deformada deliberadamente porque hay quien tiene interés en deformarla. He sido siempre un pragmático. Ser un pragmático me ha permitido grandes maniobras de ataque pacífico pero eficaz contra el antiguo régimen (aquí Tierno recuerda su larga andadura antifascista y antifranquista). Aparte de eso, soy un ciudadano común que tiene la ventaja de vivir comúnmente. Yo voy a ser el primer alcalde que tiene una casa con un ascensor muy pequeñito, que se tambalea y que vibra mucho. Vivo en una casa con una entrada muy pequeña y en un piso que en sí no es lujoso. Vivo muy modestamente. Voy en autobús y en Metro, aunque ahora voy a tener que dejar de ir en estos transportes porque van a creer que es propaganda. De manera que voy a estar condenado a viajar en coche, en taxi y en cosas así.

P. Habla usted convencido de que va a ser el nuevo alcalde.

R. Sí. Antes, hablando con usted, me descuidé y hablé de José Luis Alvarez como de mi predecesor.

P. Profesor, ¿se plantea estas próximas municipales como el colofón de su larga trayectoria política?

R. Depende de las condiciones físicas y depende también de los aciertos y errores. Yo, además, no tengo carrera política, porque... cuarenta años de carrera política para ser diputado, teniendo sesenta años y habiendo sido uno de los que ha llevado la lucha contra el franquismo de manera más hábil y tenaz y ser presidente de honor de un partido en muchos aspectos es Juan y Manuela, como dicen en Soria. Si hay alguien que crea que para mí el Ayuntamiento es un peldaño, le digo que no es tal peldaño. Por razones de simpatía y de que me gusta combatir he elegido la vía municipal porque en la estatal es menos agradable el combate y la lucha y al mismo tiempo lo inmediato no es tan inmediato. En el terreno municipal lo inmediato se ve, si es que conseguimos llegar a la alcaldía.

P. La elección de la vía municipal es, pues, suya?

R. El partido me lo pidió y yo accedí.

P. ¿Sería una contrariedad para usted no ganar las próximas municipales?

R. No, hombre, no. Me quedaría absolutamente igual. Yo tengo mi cuartel general y de invierno en mis libros, mi cátedra, la Universidad. Además soy un buen demócrata y en este caso una vez más diría que a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Lo que quiero es que sea Dios quien se la dé y no UCD.

Con la presente entrevista con el precandidato del PSOE, Enrique Tierno, completamos esta primera serie de entrevistas con «alcaldables» madrileños, a falta de Alianza Popular, que no se ha pronunciado aún sobre quién será su candidato.

Las anteriores entrevistas se publicaron en las fechas siguientes:

José Luis Alvarez (UCD): 24 de septiembre.

Ramón Tamames (PCE): 1 de octubre.

Francisca Sauquillo (ORT): 7 de octubre.

Joaquín Aramburu (PTE): 14 de octubre

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