El Getafe ganó al Osasuna de forma angustiosa
El Getafe logró su primer triunfo de la temporada, de forma angustiosa, cuando ya había concluido el tiempo reglamentario y gracias a un penalti. Poli, entrenador, salvó así, momentáneamente, su cabeza. El Osasuna marcó primero un gol ilegal, y jugó casi tan mal como el equipo madrileño. Al margen del partido, lo tristemente destacable fueron los incidentes registrados al finalizar, el mismo. Los informadores, que pagaron su entrada tras la decisión de la directiva de cambiarlos de lugar, fueron insultados por un grupo de aficionados getafenses.La lamentable actitud de la directiva del Getafe de variar el sitio habitual de la prensa motivó que la totalidad de los periodistas se negaran a ocupar el nuevo « gallinero» instalado y pasaran por taquilla pagando su correspondiente entrada: cuatrocientas pesetas. Con esta actitud los directivos getafenses, presionados también por otras esferas municipales, han pretendido vengarse de los informadores que sufrimos cada quince días los partidos del equipo madrileño. El motivo: las criticas de que fueron objeto por su comportamiento en el anterior encuentro que jugó el Getafe en Las Margaritas.
La nueva ubicación destinada a los informadores está situada en uno de los córners, donde la visibilidad no es la adecuada para informar con exactitud de las incidencias del juego. Hasta ahora, la prensa tenía su lugar delante del palco directivo, pero curiosamente la pasada semaná se decidió trasladarla al lugar señalado acaso para que a partir de ahora se puedan repetir, sin que los informadores lo presencien, los incidentes ocurridos hace tres semanas en el partido Getafe-Málaga, incidentes que protagonizaron presidente, algunos directivos -uno de ellos ya cesó- y determinados concejales del municipio.
En la general, desde donde presenciamos el encuentro, no se registró ninguna incidencia especial, salvo el comentario general de los propios aficionados getafenses de que su equipo jugaba de pena. Pero al terminar el encuentro, un grupo de exaltados seguidores -entre cincuenta y cien- se mostró amenazante e incluso se dieron nombres concretos de periodistas a los que se buscaba para «partirles la cara». Entre otros insultos de peor tono que se lanzaron cabe reflejar estos: «Terroristas, sinvergüenzas, os vamos a quitar la barba pelo a pelo, desgraciados, etcétera», sin que, por supuesto, los directivos aparecieran por ningún lado.
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