"Elecciones legislativas cuanto antes"
«Debemos y podemos tener elecciones legislativas cuanto antes», afirmó anoche Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS, durante la conferencia que pronunció en el Club Siglo XXI sobre el tema «Prólogo general de un año», dentro del ciclo «Perspectivas de una España democrática y constitucionalizada». El conferenciante hizo un balance positivo del proceso democrático y de la contribución a él de todas las fuerzas políticas, con la excepción de Alianza Popular y el Partido Nacionalista Vasco.
Juan Luis Cebrián consideró «absurdo suponer que podemos durar tres años más manteniendo interinamente las actuales Cortes». «Pienso entonces -añadió- que debemos y podemos tener elecciones legislativas cuanto antes y que, en efecto, los españoles vamos a ser, en breve, repetidas veces llamados a las urnas.»En relación con el proceso democrático, el señor Cebrián estimó que, «a pesar de los errores y tropiezos», ha sido llevado honesta y sagazmente por el Gobierno y las fuerzas de oposición. Aludió, como excepciones, a Alianza Popular, «reducto inamovible de la nostalgia franquista», y al PNV, que, a pesar de su contribución inicial concurriendo a las elecciones del 15 de junio, ha mostrado una actitud egoísta, «que quedará -dijo- como un modelo de insolidaridad, anteponiendo su testaruda y anacrónica visión de la realidad a los deseos de modernismo y libertades que el pueblo español, y entre el español el vasco, tiene».
Respecto a los problemas de la economía española, el señor Cebrián afirmó que «una oleada de cordura ha invadido las relaciones capital-trabajo en este país, con lo que no ha de costarles mucho al Gobierno y a las fuerzas políticas sellar algún tipo de acuerdo que facilite el futuro. Por que un acuerdo parece necesario en este punto si se quiere salir del agujero económico. Sin embargo, sería injusto y arbitrario, además de inútil, pretender un simple pacto social que garantizara la política de rentas si no va acompañado de otros condicionamientos (...). Un pacto sobre un programa económico a seguir no debe impedir la ruptura del consenso político y la agilización de la vida partidaria».
El conferenciante señaló la necesidad de llevar a cabo una acción política capaz de ilusionar a los españoles en la tarea de reconstruir una economía maltratada «por el desorden y la voracidad de la dictadura» y que la Administración vigile estrechamente la utilización de los fondos públicos, destacando los casos de la Seguridad Social y de Radiotelevisión Española como baluartes del binomio administración-corrupción característico del régimen anterior.
Sobre el desarrollo del proceso autonómico, lamentó la actitud del Gobierno de enmascarar en un «carnaval» generalizado los problemas específicos del País Vasco, Cataluña y, en otro orden, las islas Canarias.
En cuanto al terrorismo de Euskadi, se lamentó de la ineficacia de una policía aún en buena medida franquista y de la actitud cínica de las autoridades francesas, que en alguna forma aún toleran el santuario terrorista de ETA en su país.
El conferenciante analizó posteriormente la política exterior española en su vertiente africana. «La primera dificultad con la que nos encontramos es nuestra casi inexistente presencia diplomática en el África negra, que mayoritariamente rige los destinos de la OUA. Recientemente, una mediación amistosa de Fidel Castro con la URSS y países árabes progresistas parece haber venido a mejorar nuestra posición en el área. Pero faltan por conocer algunas definiciones de «nuestra política africana»; sobre el Mercado Común, «establecida la democracia en España, el tema europeo ha perdido tensión e interés en nuestros ciudadanos, que creen injusto e innecesario pagar un precio excesivo por nuestra entrada en la CEE», y sobre la OTAN, «es ya bastante claro que ningún Gobierno en este país se atrevería a firmar el ingreso en la Organización Atlántica sin un amplio consenso popular que le avalara, ni aun en el caso de que obtuviera la mayoría absoluta en el Parlamento».
Terminó el señor Cebrián con una prolongada exhortación en favor de la defensa de los derechos humanos y del establecimiento de una moral civil que persiga una sociedad más justa, menos represiva y más confiada en el futuro de la Humanidad.
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