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Puntos críticos de la política económica

Para seguir ese mayor empleo, esa menor inflación y el mantenimiento del equilibrio de la balanza de pagos, que constituyen los objetivos razonables de un programa de política económica, resulta necesario emprender un conjunto de actuaciones, entre las que se configuran cuatro puntos críticos, de cuya superación dependerá el éxito o el fracaso del programa:l Elegir una estructura de la producción adecuada capaz de generar los puestos de trabajo que el país necesita. Una parte vital del programa económico habrá de consistir en su desglose sectorial y en el cumplimiento riguroso de las previsiones de empleo y productividad que se programen para los próximos años. En la realización del programa sectorial adquiere una importancia decisiva la actuación del sector público, por cuatro motivos diferentes: porque es inicialmente el que debe animar la recuperación de las inversiones; po que su actuación ha de ser fundamental en la reestructuración de. los sectores industriales en crisis, a que deben limitarse rigurosamente las ayudas presupuestarias; porque su acción ha de desempenar un papel fundamental en el sector de la construcción, dado el carácter estratégico que tiene la vivienda en un programa de empleo; porque, en fin, el crecimiento del sector terciario tiene que estar protagonizado, en gran parte, por inversiones bien orientadas del sector público.

l Definir una política de rentas que decida el nivel de crecimiento de los salarios nominales medios, compatible con el desarrollo del producto nacional al 4,5% y con la tasa de inflación europea en la que debe estar situada la economía española a Finales de 1979. La política de rentas en 1979 constituye una pieza clave de todo el programa de política económica. La política fiscal y la política de prestaciones y de cotizaciones a la Seguridad Social constituyen también instrumentos esenciales a este respecto.

l Conseguir que la exportación gane las cuotas de mercado necesarias para financiar el crecimiento de las importaciones, al que inevitablemente llevará el mayor desarrollo del PIB en 1979. La magnitud de este esfuerzo de la exportación española puede deducirse del hecho de que su crecimiento postulado para 1979 habrá de ser del 12,3%, mientras que el comercio mundial no crecerá más que al 6%, según la mayoría de los pronósticos dominantes.

l Favorecer un incremento de las inversiones privadas que posibilite el logro de las tasas de aumento necesarias de la inversión, para que el crecimiento del PIB al 4,5% genere los puestos de trabajo que Espana necesita. Ese aumento de la inversión privada reclama la articulación de las precisas medidas de política monetaria (volumen de financiación y tipos de interés), pide la contribución de la política fiscal (atendiendo a los rendimientos netos e incorporando los incentivos necesarios), y, sobre todo, exige la creación de un clima social y político que elimine la principal de las incertidumbres que han estado pesando en el pasado inmediato sobre las indecisiones del proceso de inversión.

Estos cuatro puntos críticos configuran el cuadro de instrumentos de la política económica que habrá de utilizarse en 1979.

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