El sufrido espectador
El fútbol sigue de escándalo en escándalo. Por si fueran pocos los habidos en detrimento de un espectáculo empobrecido se atenta de nuevo contra el sufrido espectador. El último caso de las entradas para el Madrid-Barcelona de hoy es lamentable. España tiene vocación de colas, porque al español se le ha obligado a ser «carne de taquilla», y ahora resulta que ni sufriendo las esperas se consigue una entrada. Los precios están por las nubes, pero incluso superado esto, la única solución, por lo visto, para presenciar un buen espectáculo -sólo en teoría, además- es la reventa.El espectador actual de ocasiones así, aunque le cueste un fin desemana con la familia, quier e ir sentado, no como antes. Su deseo, sin embargo, choca aún más que entonces (pese a los nuevos tiempos) con las peticiones de enchufe. La nueva junta directiva blanca, al parecer, «mejora» en eso a la anterior. También se superan los nuevos reventas, cuyas posibilidades refinadas sólo pueden venir de tres campos: de los mismos enchufados, aunque hayan pagado religiosamente; de la reventa oficial, negocio un tanto discutible, o de alguna debilidad de los taquilleros, pese a la prohibición de despachar más de cuatro entradas por persona.
El Madrid debió poner mejores medios para evitar este nuevo desaire al público que paga y ahora debe poner coto, en su medida, a los desmanes. Le será más fácil, desde luego, que a los futbolistas entrar en la Federación con su representante.
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