Plus familiar e IRTP
Hay dos conceptos en la economía del trabajador por cuenta ajena -uno que la «favorece» y otro que la grava-, sobre los cuales quiero hacer las siguientes consideraciones.1. El denominado, con tintas de humor negrísimo, «protección familiar», gracias al cual, y con arreglo a unos baremos, viejos quizá de veinte años, perciben los obreros la cantidad mensual de 375 pesetas por matrimonio y 250 pesetas por cada hijo asimilado, hasta que cumplen (¡ojo!) la avanzada edad de dieciocho años. Voy a pasar por alto el cruel anacronismo de esas cifras; voy a disimular también el hecho de que alimentar, vestir y educar a un hijo que empieza a hacerse hombre cuesta más que cuando era sólo un niño. Sinceramente creo que lo peor de todo es conocer tan miserables subsidios bajo la pomposa rúbrica de «protección familiar». Quizá hayan permanecido esas cifras inalteradas a lo largo de tanto tiempo porque no es la empresa, sino el Estado, el encargado de su financiación.
2. Pero si el trabajador cobra tan parcamente, se ve obligado en cambio a pagar con largueza muy superior a sus posibilidades. Me refiero al impuesto sobre1as «rentas» que percibe por su trabajo, el llamado comúnmente IRTP. Doy a usted las cifras referidas a un oficial de primera, un oficial de segunda y un ayudante de ebanistería en mi provincia de Lugo. Sus salarios oficiales respectivos han sido en el mes de junio de 19.215 pesetas, 18.417 y 16.255 pesetas, respectivamente, habiéndose de deducir de cada uno, para el citado IRTP, las cantidades, también respectivas, de 1.100, 1.030 y 988 pesetas. ¿Puede alguien creer que esos brutales descuentos guardan proporción con los más que moderados ingresos de los interesados?
Pretendo que algo tan peregrino y tan triste, llegue a los lectores de EL PAÍS para su información, y muy especialmente a la Administración del Estado, perfectamente enterada, por supuesto, a ver si considera justificado poner remedio por fin- a las dos caras de tan flagrante injusticia, convirtiendo la protección familiar en algo verdaderamente digno de este nombre y elevando los mínimos sujetos actualmente al IRTP, de tal modo que quedara exenta de su pago la inmensa mayoría de nuestros trabajadores.
Quizá pudieran obtenerse los fondos necesarios para alcanzar esos objetivos con una fiscalización escrupulosa de las cantidades libradas Para el paro obrero, cáncer de nuestro mundo laboral, en el cual los abusos están a la orden del día y alcanzan, sin duda, una incalculable importancia.
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