Los "periódicos de huelga", un nuevo fenómeno de la información
El paro de los empleados de rotativas de los tres grandes periódicos de Nueva York (The New York Times, Daily News y New York Post), que se oponen a una futura reducción de plantillas que planeaban las empresas, dejó de la noche a la mañana a los neoyorquinos sin los más de tres millones de ejemplares que se consumen diariamente.En cuanto se comprobó que la huelga podría ser larga y quizá similar a aquella de 1963, que duró 114 días, las emisoras de radio y televisión aumentaron la frecuencia y la duración de sus espacios de noticias, para mantener informados a los ciudadanos de la urbe más poblada de Estados Unidos.
Un curioso fenómeno de los primeros días de la huelga fue que el periodismo escrito comenzó a hacerse audiovisual. Los más famosos columnistas y articulistas de los tres rotativos comenzaron a leer sus escritos en la radio o la televisión. Incluso las tiras diarias de comics con más éxito, como es el caso de Spiderman (El Hombre araña) eran leídas diariamente para que los lectores habituales no perdieran contacto con su héroe.
Una semana después apareció el primer periódico de huelga, el City News, que al principio sólo ofreció información local, pero que en seguida amplió a internacional, deportiva, etcétera, a medida que su tirada aumentaba y se colocaba muy cerca del medio millón de ejemplares. Y, por supuesto, la publicidad comenzó a acudir a las páginas del City News, convirtiéndole en un excelente negocio.
Lo prometedor de este tipo de periódicos de huelga, tabloides de formato e improvisados de contenido y confección, puede constatarse en el hecho de que durante la larga huelga de 1963 el New York Reporter, que surgió en similares circunstancias, obtuvo unos beneficios de varios millones de dólares en sólo unas semanas. La huelga de los impresores está costando diariamente a los tres grandes rotativos dos millones de dólares en publicidad perdida, cifra que los fines de semana llega a ser de cuatro a seis millones de dólares.
No es de extrañar, pues, que el City News tuviera unos días después dos competidores: el Daily Metro y el Daily Press, que muy pronto alcanzaron tiradas sustanciosas y la consiguiente lluvia de anuncios y, por tanto, de dólares.
Los grandes,"padrinos" de los pequeños
Otro curioso fenómeno se produjo entonces. Cada uno de los tres grandes rotativos paralizados apadrinó por así decir a uno de los nuevos diarios y comenzó a distribuirlo a sus suscriptores, para mantener el compromiso de tenerles diariamente informados. Incluso firmas muy conocidas de los periódicos neoyorquinos se trasladaron provisionalmente a los tres diarios de huelga, que aumentan día a día sus páginas y mejoran progresivamente su calidad. En la huelga de 1963 las agencias de prensa se negaron a vender su servicio a los periódicos improvisados, pero en esta ocasión no ha sido así, y el Daily Metro ha llegado a pagar 10.000 dólares (más de 750.000 pesetas) a la Associated Press por su servicio.Simultáneamente, los diarios periféricos de Nueva York aumentaban sus tiradas. Así, por ejemplo, el excelente Newsday, de Long Island, incrementó su circulación en 100.000 ejemplares. El financiero Wall Street Journal aumentó en 40.000 ejemplares diarios sus ventas y el New York World, publicado por la Iglesia de la Unificación del reverendo Moon -un extraño personaje del que se conocen vinculaciones con la CIA coreana- dobló su circulación en varios días. Además, periódicos de otras ciudades, como el Washington Post, el Boston Globe o el Philadelphia Inquirer comenzaron a ser habituales en los quioscos.
Después de que el pasado jueves se rompieran nuevamente las negociaciones entre los huelguistas y las empresas editoras y que otros sindicatos anunciaran su decisión de sumarse al paro de los empleados de rotativas (en buena parte para poder cobrar así el subsidio sindical de paro), la paralización de los tres grandes diarios neoyorquinos amenaza con ser muy larga.
Ello podría causar daños irreparables al Times, News y Post, no sólo por las cuantiosas pérdidas en publicidad, sino también por un descenso en el número de sus lectores. Así, tras la huelga de 1963 el prestigioso New York Times perdió un 20% de su tirada, que le costó mucho tiempo recuperar.
Por otra parte, y pese al control más o menos evidente que los grandes diarios intentan imponer sobre los periódicos de huelga, no puede aventurarse si alguno de ellos no conseguirá consolidarse entre los lectores y continuar su publicación, en competencia con los tres grandes. Ni tampoco si las continuas pérdidas no obligarán al cierre de alguno de éstos, como su cedió después de la huelga de 1963 En resumen. la duración del paro de los impresores podrá contribuir a que la modificación de la prensa neoyorquina no sea sólo circunstancial, sino definitiva.
Quince días de huelga
La huelga dura ya quince días. El pasado martes, los líderes sindicales que la mantienen volvieron a la mesa de negociaciones. Pero ninguna de las dos partes accede a variar sus reivindicaciones respectivas. La huelga afecta a 11.000 empleados de diferentes sectores de la prensa.Los trabajadores luchan por impedir que las empresas de los tres diarios reduzcan sus plantillas. De acuerdo con el sector empresarial, en los tres periódicos sobra un 50% del personal que ahora presta sus servicios.
Ayer debía haber salido a la calle un nuevo diario, preparado también por los huelguistas. Se trata del Graphic, dirigido por Ralph Clifford, editor de varios semanarios de Manhattan. En principio tirará 100.000 ejemplares y se publicará sólo hasta que finalice la huelga.
Rupert Murdoch, propietario de varios periódicos británicos y del Post neoyorquino, adquirido por él recientemente, ha mostrado sus esperanzas de que la huelga sea corta, cree que ninguno de los rotativos fundados ahora llegará a consolidarse.
El señor Murdoch, australiano, uno de los empresarios periodísticos más ambiciosos del mundo anglósajón, no tendría inconveniente, por otra parte, en adquirir el periódico que salga triunfante de las experiencias iniciadas a raíz de esta huelga.
En cualquier caso, Rupert Murdoch, erigido en portavoz de sus compañeros de sector, ha expresado su deseo de que llegue pronto una solución al grave conflicto planteado. «Observo que comienza a haber cierta flexibilidad en las dos partes que negocian.»
El temor de los empresarios como el señor Murdoch de que sus diarios pierdan tirada como consecuencia de los hábitos de lectura periodística adquiridos por sus clientes en este tiempo de huelga, no tiene su fundamento sólo en la existencia de los nuevos diarios. Otros periódicos estadounidenses de circulación nacional, como el Christian Science Monitor, el Philadelphia Inquirer y el Washington Post están ampliando sus envíos a Nueva York, donde sus niveles de venta han subido de manera vertiginosa en las últimas dos semanas. No llegan a hacer la competencia a los rotativos de nueva creación, pero su penetración en el mercado puede ser perniciosa, a la larga, para los periódicos que han sido temporalmente silenciados por la huelga.
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