La Telefónica reparte dividendo por encima de sus posibilidades
La Compañía Telefónica está repartiendo beneficios por encima de su rentabilidad de recursos propios. Esta es la conclusión a la que llega un reciente estudio realizado por expertos del sector privado, a propósito de la ampliación de capital actualmente en curso.A finales de 1977 la rentabilidad de los recursos propios de la Telefónica era del 6,7%, mientras que el dividendo repartido en el citado ejercicio ascendía a un 8,85%. Es decir, la compañía estaba repartiendo beneficios por encima de sus posibilidades.
La situación financiera de esta empresa muestra, según algunos expertos, un deterioro muy preocupante, ya que la actual ampliación de capital sólo podrá hacer frente al 15% de las inversiones previstas para este año, que se han cifrado en unos 90.000 millones de pesetas. No obstante, las posibilidades de conseguir nuevo endeudamiento a costa de este aumento de los recursos propios van a elevar la cifra hasta el 37,3% de la inversión total.
Por otra parte, la autofinanciación de la sociedad se encuentra en continuo descenso, y en estos momentos representa alrededor del 27,5%.
Accionistas empobrecidos
La Telefónica es la empresa que mayor número de accionistas privados tiene, más de medio millón, cifra que triplica la de su inmediata seguidora, que probablemente será una empresa bancaria. Un accionista que hubiera invertido 100.000 pesetas en Telefónica a comienzos del año 1971 tendría en estos momentos el doble de acciones que en aquella fecha (siempre que hubiera acudido a todas las ampliaciones), a pesar de lo cual el valor de su paquete accionarial estaría alrededor de las 65.000 pesetas.La cotización de la Telefónica ha experimentado un sensible retroceso en estos últimos años, en especial desde mediados del 74, después de haber logrado una cota récord en su historia en el segundo semestre del año 1973. Desde comienzos del año 1975 la cotización de la compañía ha estado permanentemente por debajo de la cotización media del mercado, cosa que no había sucedido en los cuatro años anteriores, con la excepción de un corto período de tiempo en el año 1971.
La rentabilidad anual acumulada a finales del primer semestre de este año era prácticamente cero, lo que refleja el desencanto de los inversores ante este valor bursátil, que en otras etapas recientes había ofrecido perspectivas espectaculares.
Este desencanto creciente de los inversores modestos con respecto a la Telefónica se ha materializado en una creciente participación del Estado, que en estos momentos tiene en su poder alrededor del 40% del capital de la Telefónica, lo que le exigirá un desembolso superior a los 6.000 millones de pesetas.
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