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Reportaje:Ejemplo de las deficiencias de las ciudades-dormitorio/ 1

Hasta 1980 no habrá soluciones para el transporte en Leganés

Leganés se convirtió, a partir de la década de los sesenta, en una de las ciudades dormitorio en la que se alojó gran parte de la mano de obra industrial de Madrid. Muchas de las personas que hicieron crecer y contribuyeron a la transformación del antiguo Leganés agrícola procedían de as regiones extremeña y andaluza. Sin embargo, el grueso de la población de Leganés lo componen madrileños. Son todos esos matrimonios jóvenes, cuyas familias han vivido siempre en el centro de Madrid, pero que, una vez casados, han tenido que buscar piso en las afueras. Al llegar a Leganés todos ellos esperaban encontrar una prolongación de lo que había sido su vida en sus lugares de origen, pero la nueva casa se había reducido a un simple dormitorio con miles de dificultades.El término municipal de Leganés se encuentra enclavado en la zona sur de la provincia de Madrid. Tiene 43,24 kilómetros cuadrados, en los que.se asientan actualmente unos 160.000 habitantes que trabajan en las zonas industriales de Villaverde Alto, Carabanchel y Alcorcón.

El crecimiento de este pueblo se inicia a principios de los años sesenta, pero es en 1966, con la creación del Polígono Industrial de Zarzaquemada, cuando, de hecho, se produce el gran desarrollo. A ello contribuye la ley sobre Cooperativismo promulgada ese mismo año. Los problemas de vivienda con que se encuentran las muchas familias que han llegado a la capital en busca de trabajo van a intentar ser resueltos por medio de la creación de cooperativas. Automáticamente se formarán las juntas gestoras encargadas de promover esta nueva alternativa al déficit de viviendas que el Gobierno tiene planteado. San Juan, Cristo del Humilladeró, Travenco, Roncali, Virgen de Fátima, Transportes, Getafe, son las primeras respuestas a esta nueva ley. Con ello, el barrio de Zarzaquemada, en cuyos terrenos se asientan estas cooperativas, va a ver crecer su población hasta llegar, en un plazo de cinco años, hasta los 100.000 habitantes. Los restantes barrios que forman Leganés son La Fortuna, zona de casas bajas y semichabolismo, y Hormigueras, núcleo en el que se asientan unas ochenta familias de chabolistas.

El individualismo de una ciudad dormitorio

Las transformaciones que ha sufrido este pueblo durante los últimos años ha sido radical. El paso que ha supuesto el dejar de ser una comunidad eminentemente agrícola y con un reducido número de habitantes a transformarse en una ciudad industrial se ha dejado notar en la vida de estas familias, entre las que la vida en comunidad es algo que ha desaparecido para dejar paso a un individualismo típico de todas las ciudades dormitorio.

Consecuentemente, el cambio ha traído consigo un alto número de problemas de todo tipo, que van desde la falta de guarderías, centros sanitarios, pavimentación, alumbrado, centros culturales, hasta llegar al transporte.

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Cada habitante de Leganés tiene múltiples quejas que exponer. Curiosamente, al ser preguntados sobre las ventajas de residir en una ciudad de este tipo, las contestaciones eran invariables: «Vivir aquí no tiene nada positivo.» Miguel Gómez, de 32 años, vive desde hace cinco años en el Polígono de Zarzaquemada. Para él la vida en Leganés queda reducida a pasar la vida en famiha un día a la semana. «Todos los días me levanto algo antes de las seis de la mañana. Mi puesto de trabajo está en Villaverde A!to. En el camino tardo más de una hora. Hacia las seis de la tarde salgo de la fábrica y hacia las ocho estoy de nuevo en casa. Mi mujer también trabaja fuera, en Carabanchel. Volvemos tan cansados que lo único que nos apatece es ver un poco la televisión y, después de cenar, acostarnos. Todos los días es lo mismo. Como puede comprender -decía-, con estos horarios es difícil poder disfrutar de algo. Antes vivía en el centro, en el barrio de Salamanca, en una casa vieja con mi familia. El cambio, evidentemente es grande, porque en este tipo de pueblos no hay alicientes de ninguna clase. »

Las impresiones recogidas entre otras gentes de Leganés -no importa si eran jóvenes o ancianos- son las mismas. Curiosamente, hay una resignación o una apatía general. Aunque el tema cambia cuando las familias en cuestión tienen hijos. Las dificultades para encontrar plazas escolares o guarderías en las que dejar a los niños, unido a la ausencia de sitios adecuados en los que los muchachos que pasan de doce años puedan divertirse, han hecho que la población de Leganés haya hecho oír su protesta repetidas veces.

«En Leganés se han preocupado de construir bloques de viviendas y se han desentendido totalmente de que una población tan alta como la actual necesita unos accesos adecuados. Al desarrollo urbano no le han acompañado las necesarias modificaciones en los transportes. Salir o entrar a este pueblo, pese a estar a menos de cinco kilómetros de Carabanchel, supone en las horas puntas una pérdida de hora y media, incluso, a veces, de dos horas. »

Carmela trabaja en unos grandes almacenes del centro de Madrid. Todos los días hace el recorrido en las camionetas de la empresa Martín -concesionaria municipal para realizar el recorrido entre Madrid y Leganés-, loque le supone un gasto diario de 32 pesetas. «Además de la pérdida de tiempo que supone, los coches son impresentables. El material es viejo, aunque lo peor es tener que hacer el trayecto apretujada entre casi cien personas, que te impiden hasta respirar.»

La media de viajeros que anualmente utilizan los autobuses de Martín es de 1.250.000, mientras que sólo 9.000 viejan en Renfe. A estos datos cabe añadir que en Leganés existe un parque automovilístico de 30.000 vehículos y una dotación de más de sesenta taxis.

La situación del transporte ha producido masivas movilizaciones en Leganés. La última, el 21 de abril, reunió a miles de personas, que exigian una pronta solución al tema.

Las entidades ciudadanas de Leganés han ofrecido una alternativa para el transporte en esta zona. Esta solución consiste en crear una doble vía de ferrocarril que una Zarzaquemada con Atocha y, además, hacer que el suburbano llegue hasta el pueblo, soluciones que no se tomarán hasta 1980.

Una vez conseguido esto, las entidades ciudadanas de la zona proponen que ellas, junto a las centrales sindicales y los partidos políticos, controlen la gestión y el funcionamiento de los transportes. Además de este punto, advierten que la solución no pasa porque la empresa Martín facilite billetes de ida y vuelta y mejore la situación de los coches, como se ha intentado plantear desde el Ayuntamiento, sino que existe la necesidad real de crear un consorcio de transportes de la periferia capaz de solucionar el problema de una vez por todas.

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