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Intento de plante del Transmallorca

El intento de plante que protagonizaron en la salida de la cuarta etapa -León, Valladolid, de 171 kilómetros- los corredores del Transmallorca, y la continuidad del dominio extranjero por el triunfo del desconocido Lefevre, así como el mantenimiento de Van den Haute en el liderato, fueron las notas destacadas ayer en la Vuelta a España.

El ejemplo más claro del mal momento que pasan los españoles al empezar las etapas llanas lo dieron ayer Cima y Belda, los dos escaladores natos, que perdieron más de cuatro minutos. La lluvia y el frío acompañaron durante todo el recorrido a los corredores. El viento, de cara unas veces; y de costado, otras, hizo muy dura la etapa.La descalificación de cinco corredores por parte de los comisarios de carrera a causa de ser remolcados en la subida de Pajares, en la tercera etapa, fue ayer la primera noticia de la cuarta, en la salida de León, por sus consecuencias. Al italiano Bonini se le admitió de nuevo tras una protesta del equipo, y no se hizo lo mismo con los demás. Si existían dudas respecto a los posibles empujones al transalpino, el comisario que «denunció» a Roque Moya, corredor del Transmallorca, tampoco se prestó a dar detalles, y esto puso nervioso al director del equipo, Rafael Carrasco, que tuvo una escena violenta con él. Posteriormente los corredores hicieron un leve intento de plante, pero al final tomaron la salida. La organización dio después una nota diciendo que tras ser agredido no puede seguir en carrera.

En realidad dio toda la sensación de que en la decisión se trató con demasiada condescendlencia al corredor italiano, por aquello del intercambio Giro-Vuelta. La carrera italiana comenzará con adelanto el próximo día 8 hasta el 28 para no coincidir con el Mundial de Fútbol, por lo que sí coincidirá, en cambio, una semana, con la Vuelta. Por lo que se ve, además de que los italianos han enviado a la Vuelta un equipo de saldo y se han salido con la suya de celebrar el Giro en las fechas que les interesaba, utilizan otros medios de persuasión para favorecerse, mientras otros españoles de equipos modestos, como Moya, se ven perjudicados. El director, Carrasco, puede ser sancionado ahora por la Federación tras el informe que haga la organización.

En cuanto a la etapa, la dureza, por las condiciones climatológicas existentes, fue la nota dominante. Ante el viento de cara y de costado, que impero durante todo el recorrido, fue normal que los corredores marcharan en pelotón hasta muy cerca del final. La carrera sólo se animó en los últimos sesenta kilómetros. El pelotón se fraccionó en tres grupos, tras un ataque del líder, Van den Haute, y de Schippers, ganador de la primera etapa. Los belgas, mucho más a gusto en un terreno llano y con viento, trataron de hacer diferencias con hombres importantes. Al final lo iban a conseguir con Cima y Belda, los dos escaladores, que perdieron más de cuatro minutos.

Después del último ataque, en el que aún iban algunos es pañoles, saltó, a quince kilómetros de la meta, el belga Lefevre. Pese a parecer una locura marchar en solitario tantos kilómetros con el viento de cara, el joven corredor de veintitrés años, neoprofesional, se presentó en la meta con treinta segundos de ventaja. Su compañero del equipo Superia, Van Katwyk, se impuso en el sprint del primer pelotón al holandés Prinsen y a Elorriaga, primer español, y que busca colocarse en la clasificación por puntos.

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