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La afición sevillana se entrega al toreo recio de El Viti

zapateao, de zapato.La afición sevillana es muy entendida, nadie lo duda, y vibra con el toreo puro y con la bravura del toro bien criado, pero a la hora de la verdad, cuando el toreo es menos puro (o pura bazofia, que también se dan casos, y recientes), o no hay toro, sino la zapatería dicha, no pasa nada y a lo mejor vibra también, como si le diera lo mismo. Ante semejante panorama ¿qué puede hacer la crítica? Pues decirlo y en paz, y allá cada afición con sus gustos y sus exigencias.

Mas estábamos con El Viti y su faena cuasi perfecta. Toreó hondo el salmantino, recio, seco, pero que llega a los tendidos con la misma facilidad que el de pincelada y filigrana, porque su mensaje tiene toda la fuerza de lo auténtico. Unos ayudados; unos derechazos de mando absoluto y trazo impecable; naturales; un ayudado por bajo y un pase de la firma, ambos coreados unánimemente con el rugido de la admiración y la entrega; un pase de pecho sensacional, de cabeza a rabo, marcando el viaje hacia el hombro contrario, como ya había instrumentado otros en la misma faena. Del remate salió cuadrado el toro. Allí mismo, en los medios, había que coronar la obra, sabiamente construida, milimétricamente ajustada en terrenos, distancia, variedad y número de muletazos a cuanto requería la res, que había empezado -embistiendo con violencia y acabó sometida, absolutamente sometida, al toreo total de El Viti. Media estocada bastó para tumbar patas arriba al toro. Y El Viti paseó en triunfo por el ruedo de la Maestranza el trofeo legítimamente ganado.

Plaza de Sevilla

Quinta corrida de feria. Toros de Manolo González: salvocuarto y quinto, sin trapío; todos escasos de casta y bravura, manejables, muy flojos primero y sexto. Curro Romero: bajonazo descarado (pitos). Pinchazo, bajonazo, rueda insistente de peones, cae el toro pero lo levanta el puntillero, y descabello (bronca, rollo de papel higiénico y un orinal). El Viti: media estocada (oreja). Estocada corta (oreja con alguna protesta). Angel Teruel: buena estocada (oreja). Pinchazo y estocada caída (ovación y saludo).El Pirri hubo de saludar dos veces, montera en mano, por sus pares de banderillas. Curro Romero fue despedido a almohadillazos y El Viti con una gran ovación.

Ya había más toro en el quinto, y le anduvo sobrado de técnica y facultades para vencer su condición de reservón y obligarle a embestir. Lo consiguió El Viti y ya demostrado su dominio, cobró una estocada fulminante que puso otra oreja en sus manos, esta vez con menos fundamento que la anterior, si bien se explica por la prodigalidad triunfalista que tiene el presidente de esta plaza.

El lote de Teruel resultó manejable y el torero madrileño se manejó con él, pero con poco sabor y demasiadas ventajitas. Por ejemplo, las del pico; por ejemplo, el unipase dichoso. No ligaba. Hacía que citaba de frente y luego daba el pase de costadillo. Y vuelta a empezar, con una parsimonia desesperante, porque entre un muletazo y otro pasaba un verano. Pero el público, que estaba amabilísimo ayer con los toreros de Despeñaperros p´arriba -por desaire al de Despeñaperros p'abajo, entre otras cosas- se lo aplaudió todo y hasta le regaló una orejita, en colaboración con el obsequioso presidente ya mencionado.

La ovación con que el público sevillano despidió a El Viti fue de gala. Una ovación clamorosa y sostenida, emocionante -a mí me emocionó-, dedicada a este veterano diestro que atraviesa un espléndido momento de madurez técnica, y aún le sobran todos los redaños del mundo para medirse de poder a poder con el toro y ganarle la pelea.

-Y mi Curro ¿qué?

-Pues mi Curro ná.

-¿Ná de ná?

-Ná, de ná, de ná

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