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Benitezcuberos y pizarrales llenaron la tarde de problemas y sobresaltos

ENVIADO ESPECIAL, Unos ayudados por bajo de El Viti: estampa de cartel, trazo firme en la construcción del pase, que es -que fue ayer- compendio de toda la técnica muletera. Toreo puro en un destello cegador de quien fue y nunca dejará de ser torero a carta cabal. Aquí se fraguaron los momentos culminantes de la tercera corrida fallera (corrida de sobresaltos e incidentes), a los que debemos unir la faena de Julio Robles al tercero, un toro difícil, de la condición de los reservones, el cual plantó cara con valor, en los medios, para ligar tandas enjundiosas de derechazos y naturales, muy bien ligados con el de pecho. La firmeza, el poderío, y el ansia de triunfo de Robles acorbadaron al toro, que acabó por entregarse, y esto, visto como está el patio en estos tiempos, es toda una proeza.El Viti, que no quiso ni ver al primero, también cuajó en el cuarto unos naturales estimables -quizá demasiado codilleros- y buenos de pecho, pero no vibró ni hizo vibrar a la plaza como en aquellos ayudados hondos con los que remató la faena. Robles tampoco quería ni ver al quinto, un pajarraco de El Pizarral que desmontó dos veces, coceó en cuatro encuentros más con el caballo correteaba despavorido, y se quedó sin picar. Toro para un trasteo de aliño, acometía a oleadas y el diestro salmantino se limitaba a librar las tarascadas, hasta que encontró sitio y pudo reducirlo con un macheteo de castigo. Hubo una ovación cerrada, pues el público había visto el peligro claro de la fiera y comprendía que sólo cabía reducirla para entrar a matar. Más he aquí que Julio Robles se distancia, camina hacia el burladero y allí pide el estoque de verdad. ¡Anda, tío! ¿Pero había salido con el de mentira? Ni al que asó la manteca se le ocurre semejante desatino. Y sucedió lo que era de esperar: que cuando volvió al toro éste se había crecido y tuvo que empezar de nuevo, buscarle las vueltas otra vez y recetarle más castigo. Robles no se anduvo con remilgos: hasta cuatro o cinco veces metió la espada por lo bajinis en los ijares, y al paso de una de las arrancadas pegó el sartenazo, que decían los revisteros antiguos, y sartenazo fue, muy feo de ver, mas no el único, porque aún endilgó otro heterodoxo y horrísimo.

Plaza de Valencia

Tercera corrida fallera. Cuatro toros de Benitez Cubero: Bien presentados -quizá tocados de pitones-, mansos y reservones los tres primeros, el cuarto relativamente boyante; y dos (quinto y sexto) de El Pizarral con cuajo y edad, broncos, difíciles. El Viti: cinco pinchazos, media estocada y descabello (bronca). Dos pinchazos y media (palmas y pitos). Julio Robles: estocada, desprendida (oreja). Pinchazo a paso de baderillas, media bajísima y atravesada y estocada corta (silencio). José Copete Copetillo: dos pinchazos, estocada corta (primer aviso), tres descabellos (segundo aviso) y cuatro descabellos más (palmas y pitos, y sale a saludar). Pinchazo, estocada atravesada y dos descabellos (silencio).

Salieron los benítezcubero con mal estilo, broncos si los hay, y los pizarrales aún con peor mala uva. Copetillo porfió valiente con el reservón tercero y pudo sacar muy pocos pases, pero todos meritorios. Sin embargo, emborronó con la espada su buena labor, y a punto estuvo de que le echaran el toro al corral. Al sexto, que le arrolló de salida como para matarle, no le picaron bastante y acabó imposible. Estuvo breve con él. Pepe Martí, de la cuadrilla de El Viti, también se llevó dos revolcones muy serios. La corrida acabó con un serio suspiro de alivio, porque había sido dura de verdad. De mediocre resultado artístico si se quiere, pero la verdad es que no aburrió en ningún momento, antes al contrario, tuvo emoción y el interés propio de la lidia cuando se presenta complicada y hay en el ruedo toreros con oficio que saben resolver los problemas. En este sentido, es justo darles a El Viti y Julio Robles el mérito que merecen, y también a Copetillo, que iniciaba con el festejo de ayer su temporada y que en la anterior sólo se vistió una tarde de luces, encima para caer herido. Los tres espadas salieron airosos de la prueba, de manera que muy bien. Y una nota final: este abono fallero, por lo menos hasta ayer, no es la feria del gato y el borrego, como ocurrió el año pasado. Han salido toros.

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