UCD, PSOE, PSP y la Minoría Vasca, en favor de la supresión del boxeo profesional.
Cuatro de los siete partidos políticos con representación parlamentaria -UCD, PSOE, PSP y Minoría Vasca- se han declarado, en una encuesta que publicamos a continuación, contrarios a la existencia del boxeo profesional. El PSOE está, incluso, en contra de la profesionalización del deporte. El PCE, AP y la Minoría Catalana estiman que la práctica del boxeo profesi nal debe desarrollarse en medio de unas mayores medidas de seguridad, y el propio PCE y AP admiten también como válida -aunque no la pidan tajantemente- la solución de suprimirlo. Los siete partidos coinciden en aceptar el boxeo amateur, que estiman menos peligroso y lo encuentran a salvo de los intereses que rodean al profesional.UCD: contrario
UCD no se pronuncia oficialmente como partido, pero sí profundiza en el tema por medio de un portavoz autorizado: «El boxeo profesional es, en principio, un negocio en el que la parte explotadora, el promotor, es inevitablemente más lista, está más preparada, que la mano de obra: el púgil. Partiendo de esta base, UCD, que está en todo a favor de la libertad del individuo, tiene que estar en contra de la profesionalización del boxeo, porque no existe libertad en relaciones laborales viciadas de esta forma de antemano. Aparte de eso, la práctica del boxeo profesional entraña riesgos: no sólo el peligro de accidentes como el que recientemente se ha producido, sino también la disminución irreversible de la capacidad mental de algunos de sus practicantes. Por estas razones, UCD vería con agrado la desaparición del boxeo profesional, y que la práctica de este deporte -bello, por otra parte- quedara circunscrita al campo aficionado, con menos asaltos y mayor protección para sus practicantes, y en el que no son posibles las figuras explotador-explotado que tanto se prodigan en el actual boxeo profesional.»
PSOE: contrario a la profesionalización en el deporte
El PSOE contestó con un comunicado, que publicamos algo resumido: «Los socialistas estamos desde siempre en contra de la profesionalización -mejor diríamos comercialización- del deporte a todos los niveles. Proclamamos que el deporte no puede ser otra cosa que vehículo de racional ejercicio y de adiestramiento físico, y que a él no se puede acceder más que por la vía de la vocación consustancial a la mayor parte de la juventud. Ahora, en ocasión de la muerte de un boxeador, recordar nuestra situación no es oportunismo. Liquidar la profesionalidad en el deporte es imperativo e inexcusable si queremos dotarle de la grandeza y la calidad que merece, y de las que se ve privado cuando se convierte en un negocio, con todas las secuelas que una explotación de este tipo lleva consigo. En el caso del boxeo, la situación es especialmente grave; este deporte exige, más que ningún otro, unas medidas de seguridad que quienes lo asumen como negocio ignoran, porque no están atentos a otra cosa que a la productividad de dicho negocio, con desprecio absoluto a los que lo protagonizan.»
PCE: mayor seguridad
El PCE, en comunicado oficial, estima necesaria una mayor necesidad: « El PCE piensa que mientras que la profesión del boxeo exista debe rodearse de todo tipo de seguridad y control. Una actividad tan dura y peligrosa exige las máximas precauciones, en contra de la degradación sistemática a que se ve sometida. El deporte -realización de la persona- no debe ser nunca su destrucción. El caso del púgil Melero vino a confirmar, una vez más, que estas consecuencias deplorables deben ser atajadas y cortadas de raíz. Por tanto, éste, como todos aquellos deportes que se practican de forma individual, debería ser amateur en aras de una mayor garantía. Las deformaciones y mafias, que sin duda en este deporte proliferan, no hacen sino agudizar los problemas.»
AP: se acepta como es, o se rechaza
También AP se pronunció a través de comunicado oficial, que resumimos: «En el boxeo concurren cuatro circunstancias básicas que es preciso analizar para aceptarlo o rechazarlo: a) Los ejercicios de entrenamiento son de lo más completo, en lo que se refiere a preparación física; b) su práctica deportiva exige unas condiciones de nobleza en las acciones que lo diferencia de otros deportes de confrontación directa; c) el boxeo no mata: es un boxeador el que mata a otro boxeador. El objetivo de la pelea es el KO, provocar la pérdida del conocimiento del adversario mediante golpes; d) el boxeo profesional hay que aceptarlo como es, o rechazarlo. Desde hace años, quienes reglamentan este deporte no cesan de buscar nuevas normas que no tienen otro objetivo que aminorar sus peligros. Eso demuestra que son conscientes de sus riesgos. Resumiendo, AP considera el boxeo como una buena práctica deportiva -pero limitando mucho los ejercicios de guante, es decir, los simulacros de combate-; el boxeo es un buen adiestramiento de defensa personal; el boxeo de competición es peligroso, por el mayor tiempo de duración; la práctica frecuente del boxeo -incluso el entrenamiento, si se incluyen los ejercicios de guante- pueden llegar a producir, a la larga, lesiones cerebrales, aunque sean leves.»
PSP: en contra
El PSP se manifestó, a través de su departamento de prensa, rotundamente en contra del boxeo profesional: «Es una actividad peligrosa. El boxeador se expone a unos riesgos grandes, no sólo al peligro de accidente, sino al de su pérdida gradual de capacidad mental. Los intereses económicos que rodean la práctica del boxeo hacen, además, que se olviden con demasiada frecuencia las normas de seguridad establecidas, que no se les dé la prioridad necesaria. El boxeo aficionado es, a nuestro juicio, muy distinto: menos asaltos, mayor rigor en las cuentas de protección y menos intereses. Esta tiene que ser la vía para ese deporte. »
Minoría Catalana: mayor seguridad
La Minoría Catalana expresa su desinterés por el deporte profesional en sí, y pide una mayor severidad en la aplicación de las normas de seguridad: «A nosotros nos interesa especialmente el deporte a nivel más llano, el deporte para el ciudadano practicante, en especial para los jóvenes y los niños. Este es un campo que estamos estudiando mucho. El deporte profesional nos interesa menos. Sentado esto, hay, que aclarar que consideramos la práctica del boxeo como peligrosa, y que lo más lamentable es que, existiendo unas normas de seguridad más o menos válidas, no se apliquen, como quedó probado en el caso de Rubio Melero. Habría que extremar el rigor en la aplicación de esas normas de seguridad, y llegar, incluso, a exigir responsabilidades si fuera preciso.»
Minoría Vasca: en contra
El diputado Xabier Arzallus, pariente de Paulino Uzcudun, expone la opinión de la Minoría Vasca en representación de sus compañeros: «Si se plantease la cuestión a nivel legislativo, veríamos con agrado la suspensión del boxeo profesional o, cuando menos, la disposición de unas mayores garantías para sus practicantes. A los problemas propios de la práctica un tanto peligrosa de este deporte se añade un hecho concreto: que no todo lo que le rodea es límpido. Muchas veces se supedita la afición, las ganas de salir adelante o la simple necesidad económica de los practicantes, a unos intereses de tipo comercial, que presiden la profesionalización de este deporte. Si no se llega, a su supresión, se impone, cuando menos, una revisión profunda de los códigos de acuerdo a los cuales se rige. Y no sólo para evitar las posibles muertes por accidente, sino los más frecuentes daños mentales que sufren muchos de sus practicantes como consecuencia de carreras poco brillantes y, en ocasiones, incluso cortas. Nada tenemos, sin embargo, en contra del boxeo amateur, en el que no concurren todos esos aspectos negativos.»
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